Regalos por cuenta propia

Tin Marín, una tienda de regalos para niños, adolescentes y jóvenes, acoge cada día por la calidad y belleza de sus productos, esos que son totalmente artesanales y si es interés de los clientes, personalizados. Se cuentan por decenas los que cada día llegan a ese sitio ubicado en la calle 48, entre 9 y 11, en el municipio capitalino de Playa, pues en él puedes hallar variedad de muñecos, duendes, brujitas, magos, marionetas, artículos decorativos…

“También tenemos papalotes, pelotas, guantes, títeres, cojines, mobiliario infantil, bisutería, perchas, detalles para bebes, jabones infantiles y mucho más. Nuestras obras son confeccionadas, esencialmente, en los más diversos tejidos, madera, mimbre, foami, papel y cartón”, nos dice Gretel de la Rosa, la joven cuentapropista que junto a su amiga, Ailette Hernández, emprendió ese negocio hace casi tres años.

Para tal empeño ellas sumaron a artesanos que creaban muchos de los productos que deseaban, pero que no los vendían o tampoco tenían un lugar fijo donde hacerlo. Así han conformado un gran equipo de trabajo, donde incluso, Gretel y Ailette —graduadas de Contabilidad y Finanzas, y Economía en la Universidad de La Habana— hacen algunas cosas y hasta son dependientes, pues “nos gusta vincularnos directamente con los clientes y saber cómo marchan las propuestas”.

Estas emprendedoras se cuentan entre 539 952 personas que al cierre de enero de 2017 se habían vinculado al trabajo por cuenta propia, lo que confirma la validez de esta opción como fuente de empleo y de producción de bienes y servicios. Ellas son, además, dos de las 172 784 mujeres (32 por ciento) que se han acogido al cuentapropismo, y están entre los 167 385 jóvenes (31 por ciento) que lo ejercen.

Recordemos que en busca de mayor eficiencia, empuje y calidad en la producción y los servicios del sector estatal, Cuba ha favorecido el desarrollo de las formas no estatales de gestión, sobre la base, en todas las modalidades, del estricto cumplimiento de la legislación vigente. Ese camino se emprendió con más fuerza desde que el país aprobó los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución.

Del total de trabajadores por cuenta propia, 372 464 se encuentran afiliados al régimen especial de Seguridad Social. Los tipos de licencia más sobresalientes son: elaboración y venta de alimentos; transporte de carga y de pasajeros; arrendamiento de viviendas, habitaciones y espacios; agente de telecomunicaciones, y los trabajadores contratados, asociados en lo esencial a las primeras dos actividades.

Como se apuntó en el Informe Central al VII Congreso del Partido “ha proseguido la ampliación del sector no estatal de la economía, y el empleo estatal se reduce del 81,2 por ciento en el 2010 a 70,8 en el 2015”. En el caso del trabajo por cuenta propia se explicaba que quienes se vinculan a él “prestan servicios y generan producciones muy necesarias”, y a la vez se va conformando una atmósfera en la que no se les discrimina ni estigmatiza, siempre que estén autorizados.

DE PRECIOS, MATERIAS PRIMAS Y OTRAS SORPRESAS

Fue a Gretel a quien se le ocurrió la idea de Tin Marín luego de un día que salió en busca de un regalo auténtico para un niño y luego de caminar varias tiendas y otros sitios, “no hallé nada bueno, bonito y barato que me gustara. A ello se unió además el disfrute de mi maternidad y el deseo de emprender mi propio negocio. Por ello me uní a Ailette y enseguida comenzamos a trabajar y apostamos por productos que privilegien la idiosincrasia nacional, la durabilidad, el entretenimiento y la educación”.

Actualmente casi la totalidad de los juguetes en Cuba son importados y muchas veces no se corresponden con el gusto y la calidad de quienes los buscan. Quizás por eso Tin Marín ha sido un buen camino para ayudar a los familiares que buscan esos productos para sus hijos o regalar en una ocasión especial, aunque como dicen Gretel y Ailette, en sus tiendas te puedes encontrar con todo tipo de público.

“Lo mismo llega el que enaltece la tienda por lo bien que están hechas las cosas, que quien se molesta porque todo lo que se vende es hecho aquí. Pero desde un inicio nuestro fin fue no comercializar nada importado. Igual, ocurre que muchos clientes preguntan por Mickey Mouse, la princesa Sofía o Dora la Exploradora, pero a nosotros no nos interesa hacer esos personajes. En esos casos nos ponemos fuerte y nunca lo hacemos, pues no es nuestra propuesta. Nosotros no queremos que la tienda se convierta en espacio para promocionar esos personajes”, afirma Ailette.

“Tenemos muchos juguetes modernizados con los que nos divertíamos quienes ahora somos padres y madres”, apunta Gretel y añade que los precios de los productos oscilan en dependencia del tipo de producto, el trabajo manual, las materias primas. Hay de entre dos o tres pesos y hasta más caros. “Eso sí, siempre tratamos de que todo tipo de cliente pueda obtener algo para regalarle a un niño y que la calidad sea la misma.

”Las compramos en el mercado. Muchas veces escasean las cosas, pero cuando las encontramos tratamos de obtener grandes cantidades. También apelamos al reciclaje o los recursos que nos donan otros cuentapropistas. Apostamos por que sean materiales buenos”, explica. Y eso lo comprobamos mientras disfrutamos de los juguetes que venden en cada una de las tiendas. Sí, porque tanto ha sido la demanda, que las emprendedoras tuvieron que abrir otra, ubicada en Línea entre E y F, número 470.

—Hablaban de nuevas propuestas para seguir promocionando la identidad nacional, ¿cuáles son?

—Nuestra propuesta se enfila ahora mismo en rescatar los personajes de animados y cuentos cubanos en las diferentes propuestas de juguetes que hacemos. Queremos hacer al Elpidio Valdés, María Silvia, el Capitán Plin, Fernanda, Chuncha…, pues nos los piden mucho, además defiende nuestra cultura, cubanía.

—¿Satisfechas?

—Bastante, pero queremos lograr otras propuestas, somos muy ambiciosas, tenemos muchas cosas pendientes. Además, existe un público muy exigente y eso es un gran reto. Queremos permanecer en la preferencia de nuestros clientes y que cada vez se conozca más nuestro trabajo.

—¿Qué importancia le conceden a la ampliación del cuentapropismo?

—Es gratificante vincularse en proyectos propios de trabajo que nos permitan realizar nuestras iniciativas, crecer y también aportar a la economía del país. Esa posibilidad la da el cuentapropismo. Nos ha tocado un momento muy propicio en que se apoyan mucho a los emprendimientos, y más en el caso de aquellos dirigidos por mujeres.