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martes, 8 de octubre de 2024

“Nuestro hombre en el Jardín”

Mil historias ligadas a la flora cubana guarda el Jardín Botánico Nacional...

Iris Leydi Madera Iglesias en Exclusivo 24/03/2017
1 comentarios
Jardín Botánico Nacional, Cuba
Jardín Botánico Nacional de Cuba atesora una gran colección de plantas.

Un sábado de mayo conoció la maravilla. “¡Ah, muchacha loca, siempre inventando sorpresas!”, se dijo, quizás. Tras recorrer la carretera rumbo a Calabazar, a unos 25 km al sur de la ciudad de La Habana la joven lo condujo a ciegas, en busca de un lugar extraordinario. Ya lo sospechaba él, pues vio los carteles, a orillas de la vía, pero igual  y le ganó la emoción de llegar al Jardín Botánico Nacional de Cuba.

Al cruzar el portón de la entrada, encontró también a otras personas interesadas en descubrir Cuba a través de su flora, y a la vez, disfrutar un bello paseo, de esos que rara vez se olvidan, pues quedan en el rincón de la memoria donde guardamos los afectos. Con tales aventuras, ya se creía  protagonista de “Nuestro hombre en La Habana”, el libro que aún no termina de leer.

­“Buenos días”, dijo el guía, muy pintoresco, como quien se dispone a acompañar a la expedición de Indiana Jones o a los protagonistas de Parque Jurásico. “Les convido  a una excursión en nuestro trencito, para contemplar la gran colección de plantas que atesora nuestro jardín”. 

Un tractor  que halaba el vagón  con los asientos al aire libre, era el esperado “ferrocarril”. Enseguida se escuchaba la sonrisa de los niños, y en especial una familia de turistas  japoneses, comenzó a preguntarlo todo, desde la propia salida. Despacito iban apareciendo árboles distintos:

Las elegantes palmas mostraron su diversidad de especies. Sobresalía la real, como monarca de los campos cubanos, con su alto penacho que evoca la firmeza de nuestra estirpe. Le sucedieron también las ceibas, los pinos y hasta los guayabales.

Agradó al visitante la  deferencia del especialista  pues ofrecía información fácil de asimilar por la mayoría, aunque, si fuera a recordarse toda, sería lo mismo que interpretar una pintura barroca. Al compás de sus chistes poco  graciosos,  vino  la descripción de los espacios por visitar en el vergel: la Zona Fitogeográfica cubana, integrada por el  Monte semicaducifolio, el Monte Seco,  los Mogotes , Sabanas de Júcaros y Palmas, el  Pinar,  la  Manigua costera y el Cuabal ;  así como la Zona Fitogeográfica mundial, que incluye muestras de:  Australia , Oceanía,  Asia , África, América del Sur,  América Central y Antillas y,  México, entre otras.

Cuando el trencito tomó el camino que conducía  al encuentro con la vegetación de ese lugar remoto donde, según cuentan, nace el sol, asomaron las primeras áreas del Jardín Japonés, una parada necesaria para descansar junto a la laguna, mientras el aire movía los bambúes a su antojo.

“Nuestro hombre” quedó impresionado con la obra de cinco hectáreas, proyectada por el paisajista Sr. Yoshikuni Araki, de Osaka, y  donado con motivo del  30 Aniversario de la Revolución Cubana, por la  Asociación Conmemorativa para la Exposición Mundial de Japón. 

Al final del viaje “ferroviario”, llegó el momento de caminar por las demás áreas. Y ya no necesitaba mapa alguno. Siguió entonces el aroma de las hojas, ese que siempre lo enamora. Los pabellones techados guardaban cactáceas de México, o la flora de los humedales sudamericanos.

Ha pasado el tiempo y todavía recuerda con cariño aquella visita; sin  embargo, entre tantas historias, le quedó por conocer la pasión de una mujer que, ni después de muerta abandona el Jardín de sus desvelos. Cuidarán por siempre sus cenizas dos palmas petates, símbolos de la institución.

Casi una vida dedicó la Doctora Ángela Leyva a dirigir el trabajo en este lugar. Por eso la recuerdan hasta las raíces que bajo la tierra se alimentan. Líder también de la Red Nacional de Jardines Botánicos, fue ella una de las principales promotoras de la conservación de la biodiversidad cubana, legado que dejó a sus alumnos.

Nunca olvidará “nuestro hombre” el obsequio de aquella muchachita. Tal vez regrese algún día  a ese maravilloso sitio que aguarda frente al recinto ferial Expocuba. Seguro tendrá la venia de Ángela, quien le acompañará a redescubrir el encanto de la naturaleza cubana.


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Iris Leydi Madera Iglesias

Se han publicado 1 comentarios


senelio ceballos
 25/3/17 11:45

Saludos desde Rusia...Iris!!  Felicidades por tan interesante articulo.....Debes escribir mas sobre otros ..JARDINES BOTANICOS... que existen en la islita amada.......En mis annos de estudiante fui un FAN  a la botanica..Tuvimos una profe,,,Especial  que EPD-GLORIA del Inst.Reinoso....Alli en GELPI /Matanzas tenemos un bello jardin botanico con decenas de variedades de canna..Por eso le recomiendo a nuestros lectores y seguidores..HACER visitas a esos lugares BELLISIMOS..             ...En Carlos III..Hoy ave.ALLENDE..alli esta un MINI JARDIN..En nuestra ESCUELA  de agronomos e ing.azucareros.....Con sus plantas y mariposas cubanas......QUINTA DE LOS MOLINOS!!!/U.H.  Fui estudiante de alli, por eso tambien se los recomiendo.....Visitar al JARDIN BOTANICO DE CIENFUEGOS, lugar extraordinario..donde existen tantas variedades de palmas que la vista se recrea con ellas...No lejos de ese lugar claro en coche..Existe otro MINI-JARDIN BOTANICO MEDICINAL creado por nuestro amigo y guia en nuestras investigaciones cientificas por las lomas del Escambray..El guajiro..GALLEGO OTERO  que EPD..poblado CRUCESITAS....cont.

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