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martes, 8 de octubre de 2024

Ya sé leer

Desde hace unos días Sabrina luce más grande, y no solo por sus casi 1.35 de estatura recién medidos. El saber la ha hecho crecer...

Aileen Infante Vigil-Escalera en Exclusivo 28/04/2017
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Inicio del curso escolar
Adivinanzas, fábulas, historias y llamativas ilustraciones conforman los pilares de donde ha aprendido a extraer las letras de su nuevo universo.

Sabrina ya sabe leer. No fue fácil, pero de a poco aprendió a diferenciar las vocales de las consonantes, a conjugarlas para formar sílabas, a sumarlas para convertirlas en palabras, a ordenarlas para crear oraciones. Tiene solo siete años, pero desde el pasado 4 de abril lee el mundo con nuevos ojos.

Cual ritual religioso, el alfabeto representado en las gastadas páginas de su libro de lecturas forma parte de todas sus tardes. Ahí ha aprendido, además, de Fidel, Camilo y el Che, de la bandera que saluda diariamente antes de entrar a clases, del Martí por el que recoge flores de camino a la escuela, de la isla donde no hay límites para sus ansias de aprender.

Adivinanzas, fábulas, historias y llamativas ilustraciones conforman los pilares de donde ha aprendido a extraer las letras de su nuevo universo. Lo confirman sus maneras de expresarse, las definiciones apropiadas, la limpísima caligrafía con que narra sus vivencias.

Hace unos meses, cuando recién estrenaba su pañoleta azul de moncadista y apenas soñaba con el listón blanco con letras doradas que la identifica como letrada, papá, mamá, abu, mima, tío y Sabrina eran garabateados en un papel en blanco casi por inercia. Pero con el primer grado llegó la magia de la lectura y sus avispados ojos se llenaron de luz.

Ahora, me dice, puede ayudar a mima a leer los correos, escribirle al abuelo lo mucho que lo quiere, contarle al tío como se está portando su perrita Jade, poner bien grande las siete letras de su nombre al final de cada dibujo que realiza en clase, descifrar la vida que se le descubre a cada paso.

La lectura —lo percibimos— ha transformado hasta sus costumbres infantiles. Ya no corre por la vida cual ave en desbandada, ahora anda despacito, pendiente a cada letra, símbolo, frase y sonido que le rodea. Todo la sorprende y emociona, de todo tiene algo que decir, de todo quiere conocer.

“Ya yo soy grande, ya sé leer”, nos responde a cada instante cuando, por la costumbre, intentamos leerle la carta de alguna cafetería o explicarle el contenido de algún libro. Aún lo hace despacio, tanteando cada sílaba que pronuncia, prestándole atención a cada coma, entonando cuando los signos de exclamación o interrogación así lo precisan, pero antes de correr hay que saber andar y ella lo sabe, lo ha aprendido, lo ha leído.

Desde hace unos días Sabrina luce más grande, y no solo por sus casi 1,35 de estatura recién medidos. Saber leer también la ha hecho crecer.


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Aileen Infante Vigil-Escalera


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