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lunes, 7 de octubre de 2024

Cuba, donde el sueño es realidad

Conquistar derechos significa beneficiar a niños, adolescentes y jóvenes...

Yuniel Labacena Romero en Exclusivo 12/12/2016
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Derechos humanos en cuba niñez
Si alguien “sabe” de derechos humanos en la Mayor de las Antillas, esos son los más pequeños de casa

Si alguien “sabe” de derechos humanos en la Mayor de las Antillas, esos son los más pequeños de casa, quienes pueden conquistar cada día nuevos saberes, soñar con una buena profesión, sentirse seguros ante cualquier enfermedad, jugar felices en los parques, deambular por los barrios, visitar a sus amigos y corretear tras las luciérnagas cuando el Sol se marcha. Lo hacen siempre con la sonrisa como bandera, pues conocen que para este país nada es más importante que un niño.

Y es que con el apasionado deseo martiano: “Yo quiero que la ley primera de nuestra república sea el culto de los cubanos a la dignidad plena del hombre”, quedó reflejado en nuestra Constitución el respeto a los derechos humanos de quienes habitan en esta isla inmensa, derechos humanos que han sido una conquista del proceso revolucionario, y que tienen no solo la niñez, sino también en la adolescencia y la juventud sus verdaderos protagonistas.

El término, muchas veces tergiversado por los enemigos de la Revolución, encuentra en Cuba un significado especial, ya que quienes conviven en esta nación tienen derechos tan elementales como el acceso a la cultura, a la salud, al deporte, al trabajo, a una recreación sana, a una educación especial, a una tercera edad placentera, con igualdad de espacios para todos, sin importar la edad, la raza, la religión o el estatus social y económico.

En el caso de las nuevas generaciones vale apuntar que gozan de ciertos derechos relacionados a su status de menores y a sus necesidades de cuidado especial y protección. La Revolución Cubana ha demostrado que ellas son misiones priorizadas, y por ello, en fecha tan temprana como 1978, fue aprobado por la Asamblea Nacional del Poder Popular el Código de la Niñez y la Juventud, mucho antes de que se firmara la Convención sobre los derechos del niño. El Código —además de recoger un grupo de derechos fundamentales para los más jóvenes— estipula su participación en la construcción de la nueva sociedad y establece las obligaciones de personas, organismos, e instituciones que intervienen en su educación.

En la actualidad las opciones de educación gratuita para todos los niveles de enseñanza y el acceso a un sistema de salud son los más reconocidos por los jóvenes como garantía plena en Cuba, al ser los más visibles tanto para ellos como para la población en general, aunque estos no son, de ninguna manera, los únicos. También están el acceso al empleo, la seguridad social y la participación en los diferentes órganos de dirección electivos y políticos, tanto en el universo estudiantil como en los mecanismos de gobierno en el país.

En este último aspecto, por ejemplo, la participación se inicia en la enseñanza primaria y se hace extensivo a lo largo de los estudios de los jóvenes, etapa en la cual forman parte de tres organizaciones estudiantiles. Al integrarlas, disfrutan de la posibilidad democrática de elegir y ser elegidos para ocupar cargos de dirección y asumir responsabilidades activas en los consejos de dirección en distintas instancias, representar los intereses de sus compañeros y emitir criterios.

Ello es un preámbulo para las oportunidades que luego tienen de incorporarse a otros mecanismos de dirección, tanto institucional como en los órganos de gobierno. Y una muestra de ello es que del total de nuestros diputados a la Asamblea Nacional, el 18 por ciento son jóvenes de hasta 25 años, y lo son también el 15 por ciento de los delegados de circunscripción. Además miles de jóvenes universitarios han sido observadores del proceso eleccionario cubano y de las Asamblea de Rendición de Cuenta del delegado a sus electores.

Esos y otros derechos no han sido letra muerta y constituyen una verdadera prioridad para el Estado, el cual se ha ocupado de ofrecer a los más nuevos, garantías de todo tipo, no solo las legales sino, además, materiales. Es verdad que la propia realidad, matizada por múltiples limitaciones, no ha permitido que en todos los derechos proclamados por la Revolución se pudieran alcanzar iguales resultados, y hoy existe mayor satisfacción en algunos y se demanda mayor avance en otros. De estos últimos, dentro del universo juvenil, están identificados la vivienda, la recreación, el uso de las nuevas tecnologías y el salario, aspectos en los cuales se trabaja.

Son los jóvenes los protagonistas de las diversas actividades con las que Cuba se suma a la celebración por Día Internacional de los Derechos Humanos. Escuelas, parques y plazas de cada provincia son escenario de las acciones diseñadas para esta ocasión, entre las que resaltan la presentación de proyectos infantiles y unidades artísticas de la Brigada de Instructores de Arte José Martí y de las Casas de Cultura, así como la realización de talleres de creación.

Con el avispero Mi Cuba con derechos, los integrantes de la Federación de Estudiantes de la Enseñanza Media se incorporan a la conmemoración; mientras que la Federación Estudiantil Universitaria lo hace con su excelente movimiento de artistas aficionados y el debate en la facultad de Derecho de la Universidad de La Habana sobre las ventajas de ser ciudadanos de la Cuba de hoy. Los miembros de la Organización de Pioneros José Martí no se quedarán atrás y ponen a funcionar su movimiento de pioneros exploradores y otras sorpresas.

Competencias deportivas, ventas de libros, así como la presentación de materiales audiovisuales, que muestran los derechos conquistados por la población cubana, en especial sus niños, adolescentes y jóvenes, serán parte de la jornada. El parqueo de Coopelia, el parque de Santa Rita y el Anfiteatro de Marianao son las principales sedes en la capital de la jornada de este 10 de diciembre, que concluirá con una cantata dedicada a Fidel, en la Tribuna Antiimperialista José Martí.

Asegurar las futuras generaciones para la construcción de un mundo mejor sobre la base de principios humanistas, garantizar los medios para el disfrute de una infancia, adolescencia y juventud felices, así como propiciar el desarrollo de capacidades deportivas, culturales y científicas, hace de Cuba un ejemplo para el resto del mundo. Los cubanos viven orgullosos de sus pinos nuevos, pues significa que nuestros niños, adolescentes y jóvenes tengan la oportunidad de vivir una vida plena, con desafíos, sacrificios y exigencias, pero también con seguridad, con la certeza de un respaldo que no te deja a la suerte.


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Yuniel Labacena Romero


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