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miércoles, 2 de octubre de 2024

Renace el escenario inspirador de la novela Jardín (+Fotos)

Una casa del Vedado, ubicada en Línea y 14, es el centro de un proyecto multidisciplinario donde confluyen arquitectos, ingenieros, estudiantes y artistas de varias manifestaciones...

Maya Ivonne Quiroga Paneque en Exclusivo 05/03/2020
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Casa vedado-novela Jardín
El patio del chalet y algunas de sus áreas interiores han sido escenario de varias acciones culturales. (Maya Ivonne Quiroga Paneque / Cubahora)

El Vedado es un barrio que nació como resultado de la urbanización de la finca El Carmelo, ubicada en la ribera este del río Almendares. Entre sus propuestas arquitectónicas paradigmáticas se encuentra el Cementerio de Colón, una verdadera joya del arte funerario, y la Universidad de La Habana, coronada por su gran escalinata con el Alma Mater.

Pero los valores arquitectónicos de una urbe están marcados también por aquello que se conoce como lo intangible, donde se insertan la memoria y la historia de las personas que habitan una casa o una barriada.

“El espíritu de un lugar incluye todas aquellas sensaciones, percepciones, ideas y el imaginario que tiene la población con respecto a un sitio, a un monumento, a un edificio, a un lugar, a un barrio. También se transmite a través de muchas manifestaciones artísticas como la literatura, la música, la danza y las tradiciones”, afirma la arquitecta Ángela Rojas.

Parte de la historia de un inmueble del Vedado se puede conocer cuando nos adentramos en la lectura de la novela Jardín, de la Premio Cervantes Dulce María Loynaz. La trama transcurre en una antigua casona de ensueño, motivo de inspiración para los realizadores Yemelí Cruz y Adanoe Lima, autores del corto de animación La luna en el jardín.

Cuentan que esa fue una de las primeras construcciones del Vedado donde se edificó un hotel de descanso, conocido como la Casa del Alemán, una suerte de hostal que aprovechaba las bondades del clima cubano y de un terreno cercano al mar. Se especula que allí posó la dama que inmortalizó el artista Guillermo Collazo en su pintura La siesta.

El cronista Ciro Bianchi, quien entrevistó a la la autora de Un verano en Tenerife, entre 1979 y 1980 —con vistas a la realización de un reportaje sobre la presencia del poeta Federico García Lorca en Cuba— conoció de cerca al general Enrique Loynaz del Castillo y a parte de su prole.

Ciro afirma que la familia Loynaz llegó a ser una de las más acaudaladas de Cuba en el siglo XIX, por lo que casi todas las propiedades de la manzana —comprendida entre Línea y Calzada, 14 y 16— pertenecían a ellos, con excepción de la casa ubicada en una de las esquinas donde habitaba Miguel Ángel Quevedo, en aquel entonces director de la revista Bohemia.

En una de las casas laterales residía la madre María de las Mercedes (Mita) y su hijo Carlos Manuel, quien se volvió loco. Mientras el resto de los hermanos (Dulce María, Enrique y Flor) convivieron en el resto del inmueble.

Con el paso del tiempo la propiedad de los Loynaz se redujo solamente a la casa posterior, con su jardín, emplazada en Línea y 14, donde viven, hace muchos años, varias familias habaneras que han sido testigos de la decadencia del inmueble.

HABITANDO EL GESTO DE UNA CASA

Desde el mes de enero la emblemática casa de Línea y 14, con grandes valores arquitectónicos, culturales y urbanos, se ha convertido en el centro del proyecto Habitar el gesto, un proyecto multidisciplinario donde confluyen, de manera activa y sinérgica, arquitectos, ingenieros, estudiantes y artistas de varias manifestaciones.


Parte de la historia de esta casa del Vedado se puede conocer cuando nos adentramos en la lectura de la novela Jardín, de la Premio Cervantes Dulce María Loynaz. (Maya Quiroga/Cubahora).

Como plantean los autores del proyecto en una nota de prensa: “La inserción de los vecinos del inmueble es el corazón mismo de Habitar el gesto. Son ellos los que han marcado una dinámica de vida y de trabajo que ha configurado la naturaleza y la peculiar textura de una acción poco frecuente en nuestros paisajes culturales”.

Todo nació por iniciativa del gestor y curador artístico Mateo Feijoo, ex director creativo de Naves Matadero. Centro Internacional de Artes Vivas, en Madrid, quien convidó al arquitecto Santiago Cirugeda, líder del equipo Recetas Urbanas, que radica en Sevilla, España, y tiene entre sus misiones fomentar la participación ciudadana, a partir de la ética, la sensibilidad social y compromiso con los desfavorecidos.

Así Recetas Urbanas ha brindado asesoramiento gratuito sobre la construcción de viviendas en asentamientos ilegales a comunidades, núcleos familiares y personas que viven en situación de fragilidad y desventaja, no solo en la provincia de La Coruña, en la Comunidad Autónoma de Galicia, España, sino también en Nueva York y en Medellín, Colombia.

Cirugeda, un joven arquitecto con una mirada holística, marcada por una práctica artística y social donde lo colectivo y ciudadano son esenciales, está convencido de que para materializar cualquier propósito “las personas del mundo de la cultura y de la historia —que tienen otra visión y otra manera de ver las cosas— deben ocupar cargos públicos” y no solo incluir para esas funciones a especialistas en arquitectura y urbanismo.

“Los mejores proyectos que hemos hecho se lograron porque en ellos había gente rara, dentro de organismos públicos, con su visión más abierta, más creativa, más loca, más actual. La cultura y el arte son fundamentales para cuestiones políticas como el urbanismo, la ciudadanía y eso es lo que, de alguna manera, queremos lograr aquí. Este es un proyecto cultural, no urbanístico. Estamos rehabilitando una casa maravillosa”, afirmó Cirugeda.

Motivadas por el valor patrimonial y simbólico del Hotel del Alemán, relacionado con la historia patria y la literatura cubana e hispanoamericana, llegaron al proyecto la teatróloga Karina Pino y las investigadoras Dianelis Diéguez y Maité Hernández-Lorenzo. Luego se sumaron la arquitecta y profesora Suli Álvarez, así como el arquitecto Orlando Inclán, cuya tesis de grado fue una investigación sobre la casa.

Así se han convertido en colaboradores del proyecto un grupo de estudiantes y maestros de la Escuela Taller Gaspar Melchor de Jovellanos, que pertenece a la Oficina del Historiador de la Ciudad, el Consejo Nacional de Artes Escénicas, el Consejo de la Administración del Municipio Plaza de la Revolución y sus organismos subordinados, entre otras instituciones.

EL ANDAMIO AMARILLO


Ese andamio constituye una pieza clave en el proceso de reconstrucción de la casa. (Maya Quiroga/Cubahora)

Sin dejar de tener en cuenta el parecer de los vecinos del inmueble las obras de restauración parcial, mediante las que se intenta salvar las zonas más afectadas de su estructura, han sido ejecutadas por los estudiantes y maestros cubanos junto al equipo de Recetas Urbanas (Marta Espino, Juan José Estrada y David Orriols, quienes han traído de España algunos materiales y herramientas).

Desde lejos se puede distinguir una estructura de madera y metal amarillo, color que caracteriza a las obras de Recetas Urbanas. Ese andamio constituye una pieza clave en el proceso de reconstrucción de la casa. Al mismo tiempo ha devenido espacio de socialización, intercambio y participación ciudadana.

Como parte de la memoria del proceso todo lo que sucede allí es registrado audiovisualmente por los fotógrafos Gabriel Estrada Reyes, Yoylán Cabrales y Chris Erland. Cuando concluyan las obras de restauración esa memoria gráfica y visual se pondrá a disposición de la comunidad.

En los dos últimos meses el patio del chalet y algunas de sus áreas interiores han sido escenario de varias acciones culturales como la proyección del documental Últimos días de una casa (2015), donde la cineasta Lourdes de los Santos reflexiona sobre la decadencia y deterioro físico de la morada.

Otras acciones han sido la lectura de fragmentos de la novela Jardín y una charla de Ciro Bianchi sobre la familia Loynaz. Como parte de una intervención del artista visual Yornel Martínez se procederá a la siembra de plantas como albahaca, yagruma, roble, rosa, menta, helechos, azucenas, tamarindo, mencionadas por la escritora cubana en su famosa obra.

Esta iniciativa debe ser solo la primera fase del proyecto. El sueño de muchos, entre ellos Inclán, es que sirva como llamado de atención para que las autoridades pertinentes recuperen la casa y llegue a convertirse en un gran espacio cultural para la comunidad.


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Maya Ivonne Quiroga Paneque

Periodista, locutora, guionista y directora de radio y televisión

Se han publicado 3 comentarios


clgm
 29/6/20 10:14

Muy buenas noticias, esta casa merece ser restaurada y convertida en un centro cultural importante, su historia así lo justifica. La casa de los Loynaz finalmente se salvará¡

Mercedes
 23/5/20 3:57

Loable iniciativa, sera un centro cultural realmente de admirar profondamente ligado a nuestras tradiciones. No se debe olvidar la estancia en esa casa de Federico Garcia Lorca durante su visita a Cuba.

Aly
 5/3/20 8:38

Cuanto me alegro que se hayan acordado de esta vivienda y su historia, es importante que la puedan restaurar, no solo es un lugar muy lindo, es que está lleno de historia, de nuestra historia Habanera.

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