Asia 2018: Sembrando futuro (II y final) (+Fotos)

Siempre fue un enorme y complejo trozo del planeta, pero por azar o síntesis este diciembre agolpa contrariedades de mucho tonelaje, surgidas o acumuladas en la región asiática. Vale, ante todo, el repaso de lo acontecido en las primeras semanas del mes número 12, porque ilustra los avances y retrocesos del diferendo entre Estados Unidos y Corea del Norte.

El lunes 3 circularon informes sobre el freno puesto a perspectivas que a mediados del 2018 se prefijaban muy prometedoras. El presidente surcoreano Monn Jae-in se dijo portador de un mensaje de Donald Trump, quien en la cumbre del G-20 en Buenos Aires le aseguró estar dispuesto a cumplir las promesas contraídas con Kim Jong-un, durante el encuentro de ambos en Singapur en junio pasado. El mensaje, sin embargo, contiene un PERO grandísimo.

Trump tuvo en Singapur una cita histórica con Kim Jong-un (Foto: Kevin Lim/ AFP).

Se clarificó el miércoles 5, cuando el asesor de Seguridad Nacional norteamericano, John Bolton, declaró que Pyongyang no ha cumplido los compromisos para la desnuclearización de la península, y repitió que Washington no levantará las férreas sanciones impuestas hasta tanto no ocurra la desnuclearización completa del país asiático. Encima, y dando muestras de inflexibilidad, el Departamento del Tesoro, dio otra vuelta de tuerca a lo bastante apretado al difundir, por medio de su Oficina para Control de Activos Extranjeros, nuevos castigos para Corea del Norte.

Si están estancadas las negociaciones o el proceso mismo se debe a una estrategia de exigir todo y no aportar nada, justificando sus acciones con falacias. Los norcoreanos, sin embargo, vienen dando pasos comprobables de su empeño para llegar al objetivo que ellos mismos se plantearon a inicios del 2018. Los acuerdos bilaterales con Seúl para desmontar hostilidades y amenazas mutuas fueron diversos y lo evidencian. La interconexión de vías férreas para facilitar los encuentros familiares de las dos partes, el desarme mutuo del espacio fronterizo, que permitió un primer encuentro de soldados del norte y el sur en esa demarcación, otrora fuertemente armada. Son compromisos honrados por las máximas figuras de las dos Coreas, en particular, durante por los acuerdos resultantes de la reunión de ambos en abril, cuando suscribieron compromisos con un cronograma hacia la paz.

El presidente de Corea del Sur, Moon Jae-in, y su par estadounidense lograron acuerdo para revisar los aranceles y el pacto comercial (Foto: Reuters).

Desde consonancias para intercambios de orden cultural o deportivo hasta los delicados temas militares evidencian progreso. Pudiera ser superior si no mediaran los malos humores o la escasa voluntad de la administración estadounidense, opuesta a tratos comerciales entre las dos Coreas aunque a las empresas del sur les interesa y conviene. El plan es cerrar toda brecha para impedirle un respiro económico a Corea del Norte.

La aviesa voluntad estadounidense se expresa a través de facultades adquiridas al término de la guerra de Corea en 1953, cuando Washington se queda con el derecho a declarar una guerra o comprometerse a un proceso de paz. Si dependiera de la administración de Corea del Sur, casi seguro ya se habría sustituido el armisticio firmado más de medio siglo atrás para darle el calado y las seguridades merecidas por los compromisos y cuanto se articula. La Casa Blanca utiliza ese importante instrumento para intimidar al norte y restar soberanía al sur, aunque dilate soluciones.

Pedirle un desarme nuclear en términos absolutos y amputaciones a otros medios defensivos convencionales, mientras sancionan hasta la asfixia, no está en consonancia con lo materializado por Pyongyang. En la cita en Singapur y en otros momentos, la República Popular Democrática de Corea (RPDC) siempre hizo referencia a recibir medidas equivalentes a las emprendidas por su gobierno. No ha recibido ninguna de EE. UU.

El problema concierne a la península pero también a los países colindantes y, sin exagerar, se puede calificar a este como uno de los temas más espinosos de la actualidad, capaz de generar un conflicto mundial de terribles derivaciones.

Corea es parte de un área estratégica donde el norte logró escalas de evolución nada despreciables que le facultan para negociar su destino. El sur obtuvo también un desarrollo destacado y busca, necesita, asociaciones ventajosas. Algunas están en marcha y es el caso del tratado de libre comercio con Japón y China, uno de los mecanismos de cooperación en la zona y factor capaz de permitir a Tokio relativizar su dependencia de los norteamericanos, al grado de darle inicio a una inserción más plena dentro del espacio geográfico donde en otro tiempo crearon un imperio.

La Nueva Ruta de la Seda es proyecto estratégico de China, con más de 100 países de todos los continentes adscritos. En muchos sitios ya se crearon obras de infraestructura para facilitar el comercio y, al mismo tiempo, beneficiar los emplazamientos donde se erigen. No solo son carreteras, puertos, rutas ferroviarias o aeródromos, incluye compraventa de equipos electrónicos y un necesario aparato de aduanas y otros recursos administrativos. EE.UU. le teme a ese programa tanto como al irrefutable hecho de que el 40 % de todas las patentes que se registran internacionalmente hoy son de autoría china. Sienten miedo porque ven disminuir su hegemonía y no solo en Asia.

Megaproyecto Chino "La Ruta de la Ceda" (Mapa: ventanapolitica.cu).

El actual gobierno indio es uno dentro de ese territorio que se debate entre sumarse o quedar supeditado a la opción hecha por el primer ministro ultraderechista Narendra Modi, de aminorar los tradicionales nexos con Rusia y China para acercarse a Estados Unidos e Israel. Tal como evolucionan las circunstancias, de no ganar los comicios del 2019 (su partido perdió varios Estados en las recientes regionales) quizás se reinvierta la tendencia. A escala interna se incrementaron las fuertes discrepancias religiosas, sobre todo con la comunidad musulmana, pero también entre la mayoría hindú y las minorías al norte del país.

“El decepcionante conjunto de resultados en las elecciones regionales sugiere que el partido nacional en el poder ha perdido crédito”, así valora esas parciales recientes la Capital Economics, consultoría británica que, pese a todo, augura un triunfo para Modi en los comicios generales del año próximo. De ser así, pronostican que el dirigente recobrará "su agenda de reformas (le dio el triunfo en el 2014) tras un decepcionante 2018".

De cualquier modo, y pese a una relativa tranquilidad en lo que respecta a Cachemira y en lo relacionado con las diferencias con Pakistán, las contradicciones con ese vecino que Inglaterra cercenó antes de abandonar el continente hindú siguen latentes, solo que en la actualidad se trata de dos países con armas nucleares y cada cual tira para un bando distinto en disputas relevantes como la guerra comercial entre Estados Unidos y la República Popular de China, debido a lo que algunos politólogos denominan multipolarización de las relaciones internacionales. O sea, aunque mucho lo intente, Washington no puede ser la única fortaleza predominante ni la mayor por siempre. No basta con pretenderlo ni usar para ello impúdicas maniobras.

Que con deficiencias o perfecciones hayan surgido grupos como el BRICS, la Organización de Cooperación de Shanghái o la Unión Económica Euroasiática promovida por Rusia, entre otros acuerdos integracionistas, significa que están colocando en esa zona del planeta intereses variados y mayúsculos. Por fuerza, mientras se multiplican las cadenas de valor crece también la relevancia política, aun cuando, por paradoja, complejice los escenarios globales contemporáneos.

El mundo bipolar posbélico o el unipolar de corta vida tras la implosión de la URSS deja de existir. Se abre paso otra era y sería inteligente para quienes procuran predominar sobre todos los demás adaptarse a las auténticas realidades.