Hay cumbres virtuales y cumbres virtuales. Unas para que ciertos personajes y grupos se apunten espacios mediáticos y nada más. Otras, donde lo crucial es lo primero y la manera de asumirlo con decencia y rigor es norma inviolable.
Y es que el problema no radica en lo que se que piensa o se cree, sino en que algunos conviertan lo que ellos piensan o creen en un dogma de pretendido valor universal que debe ser asumido por todos sin chistar.
Y esa manera de abordar las cosas ha sido, es, y será la fuente eterna de la discordia para la raza humana, y la causa de todas las desgracias globales, que incluyen, entre una larga lista de dislates, dos devastadoras guerras mundiales, el creciente peligro de una tercera, y el sin fin de perjuicios ambientales, sociales, humanitarios, sanitarios, económicos, culturales y políticos que forman parte del paso por la Tierra de ciertos presuntos “seres pensantes”.
Es además ley física y también de vida, que a una acción se oponga una reacción. Así, si usted lanza un objeto, la resistencia del aire mermará su avance de manera inevitable y constante. De igual manera, si es agredido, amenazado o presionado, será lógico que se defienda y procure una respuesta adecuada y definitoria frente al peligro o la hostilidad desencadenada.
Y después de sus encuentros casi simbólicos con el presidente norteamericano Joe Biden, para escucharle farfullar sobre la “comunidad de responsabilidades para arreglar el mundo” mientras marcha militarmente sobre Rusia y pretende violar la seguridad y la integridad nacional de China, es lo más natural que Xi Jinpig y Vladímir Putin volvieran a dialogar este 15 de diciembre para afinar estrategias defensivas comunes contra agresores también comunes.
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Esta reunión de los dirigentes chino y ruso, según medios de prensa la trigésimo séptima desde 2013, se concentró en temas como las tensiones surgidas en la frontera ruso-ucraniana a partir del avance militar de la OTAN hacia el oriente con el pretexto de socorrer a Kiev ante una proyectada invasión bélica de Moscú, y el boicot liderado por Washington contra los programados Juegos Olímpicos de Invierno de Beijing bajo la falacia de que el gigante asiático viola los derechos humanos.
Desde el punto de vista estratégico, Xi Jinping precisó que “Rusia y China deben mantenerse firmes en el rechazo de la interferencia occidental” y defender “los intereses de seguridad” de ambas naciones.
"En la actualidad, subrayó el líder chino, ciertas fuerzas internacionales bajo el disfraz de democracia y derechos humanos están interfiriendo en los asuntos internos de China y Rusia y pisoteando brutalmente el derecho internacional y las normas reconocidas de las relaciones internacionales.”
Ambos dirigentes se felicitaron además por el alto grado de mutua conjunción de intereses hoy vigente entre los dos países, y valoraron que esas relaciones, basadas en el respeto y el beneficio bilaterales, están por nuestros días a su más alto nivel.
Malas noticias sin dudas para los que acuden al intercambio por pura fanfarria mediática y con las manos vacías a demandar a otros que cedan sus lógicos espacios y prerrogativas porque así lo disponen la violencia y el chantaje.
Y buenas, desde luego, para los que sostienen que la dignidad y la autodeterminación son bienes sagrados, irrenunciables e innegociables, y por tanto defendibles hasta las últimas consecuencias.
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