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viernes, 22 de noviembre de 2024

Para que la naturaleza no nos cobre… (+Fotos)

La constancia en la educación ambiental y una mejor aplicación de las leyes existentes son factores que incidirían positivamente en el cuidado de la Reserva de la Biosfera Sierra del Rosario...

Ana María Domínguez Cruz en Exclusivo 03/05/2012
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Sierra del Rosario - Portada
Sierra del Rosario, Reserva de la Biosfera.

Exuberante vegetación. La provocadora palma corcho, verdadero fósil viviente; los pinares, los altos árboles y las exóticas orquídeas...

A cada paso, el trinar de los sinsontes, los tomeguines, los negritos, los zunzunes...los saltos de las jutías entre las ramas, las imágenes tiernas de los venados...el hábitat natural de las especies todas...

La Sierra del Rosario: territorio mágico de la Cordillera de Guaniguanico, en la provincia más occidental de Cuba. La primera Reserva de la Biosfera, proclamada en nuestro país por la UNESCO el 15 de febrero de 1985, debido a sus importantes atributos naturales. Zona natural donde confluye el disciplinado visitante, el morador habitual, el inescrupuloso comerciante, figura esta última que no da paz ni sosiego a los investigadores y guardabosques que laboran en la zona.

Así opina el Doctor en Ciencias Forestales Fidel Hernández Figueroa, director de la Reserva de la Biosfera Sierra del Rosario y de la Estación Ecológica instalada en ella, quien insiste en que desde el punto de vista ambiental, la tala y la caza ilícita, así como el uso indebido del fuego son de las principales afectaciones que padece el territorio.

Esta Reserva, apunta Hernández Figueroa, es la más pequeña del país pero sus 25 mil hectáreas son de las más estudiadas. En ella coexisten valores patrimoniales desde el punto de vista histórico y natural con proyectos de desarrollo social y sostenible, dirigidos hacia la conservación de la biodiversidad, tanto agrícola como salvaje.

“Realizamos estudios en conjunto con la Facultad de Biología de la Universidad de La Habana, la Facultad de Geografía de la Universidad de Pinar del Río, el Instituto de Investigaciones Fundamentales de la Agricultura Tropical, entre otras instituciones como resultado de alianzas estratégicas que nos permiten profundizar sobre la fenología, la climatología, el sistema de información geográfica, etc.

“Entre los proyectos de relevancia que desarrollamos se encuentran los que contemplan la conservación de la agro-biodiversidad y la conservación de los recursos fitogenéticos, lo que está muy vinculado a la seguridad alimentaria del país. Nuestro trabajo investigativo y creativo está encaminado además a la línea del maíz, el frijol común y el caballero, y el ají. Es un trabajo arduo, que nos ha llevado atraer personas e implantar el trabajo en tierras cercanas, las que hoy alcanzan hasta los 18 kilómetros fuera de la Reserva.

“Sin embargo, la educación ambiental con las comunidades de la reserva y las aledañas a ella, es nuestra principal misión. No solo con charlas y talleres, la celebración anual de la Jornada por el Día Mundial del Medio Ambiente- que en este 2012 llegará a su edición 19-; la capacitación de profesores, estudiantes, y tomadores de decisiones; intercambios de experiencias a nivel científico y comunitario; la divulgación por la prensa local y nacional y el trabajo sistemático con las entidades de actividad económica compleja en el territorio, sino con el hombre de tú a tú, para lograr una conciencia sincera individual y luego colectiva”, explica Hernández Figueroa.

Cada vez son más las personas que encontramos en el área boscosa talando árboles, sin la autorización necesaria, señala el especialista. Igual sucede con aquellos que se adentran en busca de aves, también para comercializarlas, sobre todo, con extranjeros. Incluso, se dan casos con bastante frecuencia de menores que son instados a cazar las aves, porque se sabe que a un niño no se le puede aplicar ninguna sanción legal.

“Desde hace poco, nosotros, representantes del CITMA, trabajamos en conjunto con el Cuerpo de Guardabosques de Cuba. De esta manera logramos una mayor relación entre los que cuidan el bosque y los que lo estudiamos. Los últimos, podemos notificar de cualquier ilegalidad o acción contra la naturaleza que se efectúe pero no podemos actuar desde el marco legal. Los guardabosques sí pueden hacerlo, de ahí que nuestras actividades estén tan estrechamente vinculadas”, agregó Figueroa.

Hasta el momento -acotó- y a partir de este proyecto, los índices de operatividad han disminuido pero todavía persisten ambas acciones.

“La Ley Ambiental está estructuralmente bien diseñada, pero realmente las cuantías de multas y sanciones pueden considerarse bajas en relación con los precios de venta que los “inescrupulosos” manejan en el mercado negro. En el caso de la Ley Forestal sucede lo mismo. No resulta asombroso encontrarse hoy en el bosque a quien se le impuso una multa dos días atrás por talar o transportar la madera, porque como se dedica a esa actividad, unos 200, 300 o 500 pesos pueden ser superados con creces a partir de sus precios de venta. Quien sea aprehendido por cazar aves prohibidas, se limita a abonar cien pesos luego de ser liberado el animal, sanción que roza en lo risible pues el patrimonio natural se daña en niveles mayores.

“Uno de esos cedros, majaguas o pinos demora más de 20 años para crecer...las aves peligran por su no adaptación al cautiverio y por el riesgo de extinguirse, como ya ha sucedido...y aún así, la impunidad abunda”, precisó Fidel.

La constancia y cada vez mejor educación ambiental que se desarrolle con la población; una mejor aplicación de la ley ya existente, con la asunción de determinadas modificaciones en lo relacionado con las imposiciones de las multas y una sistemática capacitación del personal que trabaja desde el marco legal para no pecar por desconocimiento de la ley a la hora de hacerla valer, son factores que incidirían positivamente en la naturaleza, insiste el Doctor en Ciencias Forestales.

“Si además la dirección de la Junta Coordinadora participa en las comisiones agrarias y escucha los criterios, promueve el consenso de acuerdos y vela porque no se autorice la tala de árboles en zonas vedadas o la entrega de tierras como parte del Decreto 259 en el área protegida, ganaríamos más en resultados positivos”.

Tampoco se puede, enfatiza Hernández Figueroa, ignorar fenómenos como la expansión habitacional y el vertimiento de residuales sólidos. Aún hoy no se presentan como posibles amenazas al medio ambiente pero a largo plazo, las consecuencias pueden ser nefastas.

“En áreas de la reserva se desarrollan anualmente proyectos de desarrollo eco-turístico, el aumento de los asentamientos humanos se sustentan en cíclicos planes de vivienda y el nivel de visitantes por año aumenta considerablemente. Por ejemplo, en la comunidad de las Terrazas existe una laguna de oxidación a la que tributaban las viviendas iniciales de esa comunidad, a las que se les han sumado desde hace unos años muchas más. Por otra parte, más de 130 mil personas visitan la Reserva cada año, sin contar los campismos de La Caridad, La Chorrera y Soroa, por lo que la generación de residuales sólidos es un llamado de atención desde ahora.

“Educar cada vez más a las personas en el cuidado del medio ambiente es tarea nuestra, sin dudas, pero también de las familias, las escuelas y las comunidades. No obstante, una mayor severidad en las leyes también contribuiría a que disminuyan o desaparezcan agresiones e ilegalidades hacia la naturaleza que, algún día, nos las cobrará”, concluyó el especialista..

La vegetación es muy variada, predominando los pinares, los bosques semideciduos y el bosque tropical. Aunque también incluye matorrales de tipo xeromorfo. La cantidad de especies de plantas ronda las 889, con un elevado porcentaje (34%) de endemismo. 

La palma corcho considerada un verdadero fósil viviente vive en las empinadas pendientes de los mogotes. El Jardín Botánico Orquideario Soroa, tiene una importante colección de orquideas exclusivas de Cuba y otras exóticas. La más extendida de ellas es el bosque tropical siempreverde, con árboles de hasta 40 metros de altura y coincidencias afines con las selvas neotropicales.

La fauna de la reserva es la típica de la región occidental de Cuba. Las aves son muy comunes y entre estas destacan el arriero, el sinsonte, garzas, y el zunzuncito. Los reptiles identificados para la ciencia llegan a 16 especies, de los cuales 12 son autóctonos como el lagarto de río, exclusivo del área y por tanto en peligro de extinción, el majá de Santa Maria, un especie de boa constrictor de hasta 6 metros, es otro representante de los reptiles. El género de los anfibios están representados por 12 de las especies únicas de la isla y entre ellas la más pequeña que existe.

Entre los mamíferos las jutías, son las más conocidas y carismáticas, en la actualidad se reponen de la fuerte caza indiscriminada que sufrieron en décadas pasadas. Es posible encontrar venados, introducidos en el siglo XVII, y que se han adaptado sin dañar el ecosistema, están en veda permanente. La familia más numerosa es la de los murciélagos con al menos una docena de especies. Los moluscos y los insectos son variados y abundantes, se cuentan varias especies.


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Ana María Domínguez Cruz

"Una periodista cubana en mi tercera década de vida, dispuesta a deslizar mis dedos por el teclado".


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