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miércoles, 27 de noviembre de 2024

Juan Manuel. El segundo jefe

Por estas fechas de julio, pero 60 años atrás, empezaba una nueva faceta en su quehacer de revolucionario, periodista y orador...

Ada Ivette Villaescusa Padrón en Exclusivo 13/07/2015
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Corría julio de 1955. El hombre que, obligado por las penosas circunstancias del país, acababa de partir de Cuba, justo cuando estaba próximo a entrar en su cuarta década de vida, se afanaba en el exilio por cumplir orientaciones de Fidel.

Solo unas semanas antes, en la noche del domingo 5 de junio, lo habían apresado, conducido a la Décimo Séptima Estación de Policía de La Habana y golpeado al extremo de ser ingresado en la clínica Santa Emilia y al punto de que el editorial del periódico El Sol, para el que escribía, denunciara:  “El arresto de Juan Manuel Márquez, y la posterior paliza que le dieran (…) han provocado las iras justas de la ciudadanía marianense, y de la mayor parte del pueblo cubano en general (…)”.

 En el hospital lo visitará quien pronto se convertirá en el máximo líder de la Revolución cubana y también anotará en el rotativo La Calle, con el título de“¡Estúpidos”!:“Es preciso consignar la indignación que ha producido en el pueblo, la agresión a Juan Manuel Márquez (…) ¿Cuánta cobardía hay en golpear en pandilla a un hombre indefenso? (…)”.

Días después el convaleciente recibirá la invitación de Fidel para incorporarse al recién fundado Movimiento 26 de Julio y poco más tarde, el 18 de junio, saldrá para Estados Unidos. Llevaba la importante tarea de recaudar fondos, conseguir equipamiento de guerra y contactar y sumar a los emigrados. Tal elección por el jefe principal de la organización no era fortuita. Juan Manuel tenía una larga y decorosa  trayectoria revolucionaria.  

Desde comienzos de los treinta “(…) Márquez ya había adquirido notoriedad en Marianao como luchador indoblegable contra la opresión (…)”, asegura en el artículo “Presencia de Juan Manuel Márquez en la Revolución Cubana”, Fernando Inclán Lavastida, su amigo e historiador de Marianao, municipio donde naciera hace un siglo —el 3 de julio de 1915.

¿Y cómo no ganar reputación? si con solo 16 y 17 años se enfrentó a la dictadura de Gerardo Machado y fue a parar al presidio de la otrora Isla de Pinos, si con su don para el periodismo publicó los órganos El Radical y Catapulta, en los que cuestionó y zahirió a la tiranía, igual que en las páginas de El Sol.

En Catapulta deliberaba, en el editorial del 30 de diciembre de 1933: “¿Qué piensa nuestra brava juventud ante la mano férrea y dictatorial de Fulgencio Batista que amenaza con su torpeza puesta de manifiesto desde el inicio del golpe del 4 de septiembre que tenía por objeto, según ellos, la depuración del Ejército y, según nosotros, la salvación de Fulgencio Batista y la recua de sargentos (…)”.

Eran los días del régimen de componenda Batista-Caffery-Mendieta.En El Sol, el 5 de mayo de 1934, con el título “Banderas a media asta”, aseguraba: “(…) Mendieta (…) no es ni puede ser nada más que un fiel representante de los explotadores nacionales y un cortés y extremado servidor de los intereses imperialistas”.

Estas escuetas citas revelan la valentía y claridad política de aquel joven que en breve se integraría al Ala Izquierda Estudiantil, que en mayo de 1936 apresarían de nuevo y enviarían a la cárcel de Isla de Pinos, lo que originó en  Marianao la creación del Comité Pro Libertad de Juan Manuel Márquez, confirmación de la popularidad y respeto de que ya gozaba.

Excarcelado en diciembre de 1937 por una Ley de Amnistía, continuará en la brega y en 1944 lo elegirán Concejal del municipio de Marianao, cargo que desempeña hasta 1950, desde el que defiende el patrimonio de su comunidad y apoya a Eduardo Chibás en la constitución del Partido del Pueblo Cubano (Ortodoxo), en 1947. En meses posteriores empezará en la emisora radial la COCO el espacio dominical“La Hora de la Ortodoxia Revolucionaria”, que al ser clausurada sustituirá por “Vergüenza contra dinero”.

Utilizará su facilidad para la escritura y la oratoria contra el golpe de Estado de Batista el 10 de marzo de 1952. El 5 de julio siguiente El Sol reproducía sus declaraciones en las que lo calificaba como el  “tipo clásico del déspota hispano americano” y se refería al inquebrantable espíritu de lucha por derrocarlo “por todos los medios y a cualquier precio”.

Estaba entonces más que justificada y bien pensada la confianza que en él depositara Fidel y las encomiendas que le orientara, quien parte tras Juan Manuel el 7 de julio rumbo a México, con el propósito de volver “(…) cuando podamos traerle a nuestro pueblo la libertad y el derecho a vivir (…), sin despotismo y sin hambre”, como declarara para la revista Bohemia.

Y en ese proyecto estuvo con él Juan Manuel, tal cual el propio Fidel rememoró en Nueva York el 24 de abril de 1959, al llamarlo: “(…) mi compañero de organización del 26 de Julio en el exilio (…) compañero que hacía poner de pie a la multitud con su palabra vibrante (…)”.

En su obra Tiempos precursores, Mario Mencía relata la dedicación de Juan Manuel en preparar el recorrido de Fidel por lugares de gran concentración de cubanos en Estados Unidos, como Filadelfia, Nueva York, Florida. Bohemia reporta algunos actos; el del 30 de octubre de 1955 en el Palm Garden, lo reseña el 6 de noviembre con el encabezamiento de “Mitin oposicionista en Nueva York”. Luego en México se incorporó al riguroso entrenamiento con los demás futuros expedicionarios.

Junto a Fidel retornará Juan Manuel a Cuba el 2 de diciembre de 1956, designado con el cargo de segundo jefe de los combatientes del yate Granma. Jornadas más tarde, el día 15, caería en manos de soldados batistianos, que tras martirizarlo lo rematan a balazos. Su ejemplo de revolucionario, de elevado símbolo de la prensa revolucionaria, como lo reconocería la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC), merece ser recordado, estudiado, retomado y divulgado.


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Ada Ivette Villaescusa Padrón


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