Si la pandemia de la COVID-19 ahora mismo no estuviera azotando a gran parte del planeta, seguramente en estos momentos el Valle de Viñales, en plena Sierra de los Órganos, en la Cordillera de Guaniguanico, estaría rebosante de personas amantes del turismo de naturaleza.
Muchos son los valores culturales, históricos y patrimoniales atesorados en este Valle que acoge en su seno a otros valles. Junto a Trinidad y La Habana se destaca entre los cien destinos turíticos del mundo que más visitas nacionales e internacionales reciben cada año.
La palabra Viñales viene del vocablo viñas, pues sus primeros pobladores se dedicaban al cultivo de la uva. Este municipio pinareño tiene una población de 25 000 habitantes y posee una superficie de 741 kilómetros cuadrados. Sus límites marítimos son el Golfo de México, el Estrecho de la Florida, El Paso de los vientos, El Paso de yucatán, el Caribe y el Atlántico.
Punto obligatorio en su recorrido desde cualquier rincón de la geografía nacional es el Mirador del Hotel Los Jazmines que ofrece una vista espectacular del Valle de Viñales y resulta ideal para tomarse fotografías panorámicas en familia.
Desde el Mirador de Los Jazmines se capta la magia natural de los mogotes en el paisaje cubano. (Abel Rojas Barallobre).
Durante el trayecto se disfrutan al máximo las características geográficas y las bondades del clima, propicio para el cultivo del arroz, el maíz y el tabaco. Además, es una zona protegida donde habita el Tocororo, nuestra Ave Nacional.
Entre las 17 especies botánicas endémicas de la región resalta la Mycrocycas Calocoma o Palma corcho, única de su tipo declarada Monumento Nacional. Este fósil viviente data de hace 150 millones de años y es la palma más antigua de todas las Antillas.
Para llegar al Parque Nacional —declarado por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad en la categoría de Paisaje Cultural— es necesario transitar por una carretera, que por sus curvas cerradas recuerda a una montaña rusa en un parque de diversiones.
Una vez allí, el viajero aprecia las bellezas naturales de un lugar donde abundan formaciones geomorfológicas muy singulares, con una gran diversidad de formas y centenares de metros de altura, que reciben el nombre de mogotes. Pueden aparecer aislados o en grupos con laderas verticales y cimas redondeadas.
En los mogotes predominan rocas muy duras, pero fáciles de degradar por el agua, las inclemencias del tiempo y los eventos meteorológicos. Eso influye en sus formaciones boscosas, conocidas como vegetación de mogote o de montaña pequeña que crece sobre la roca caliza. Por eso algunos de sus árboles son grises a diferencia de los presentes en los bosques “siempre verdes” típicos de los campos cubanos.
El mayor atractivo del Valle de Dos Hermanas, en Viñales, es el Mural de la Prehistoria, un hermoso fresco a cielo abierto con 120 metros de altura y 160 de ancho que se puede escalar, sin grandes dificultades, con la ayuda de un guía especializado y responsable.
Como está documentado, en 1959 el pintor y científico —ya fallecido— Leovigildo González Morillo, discípulo del muralista mexicano Diego Rivera, le solicitó al Comandante en Jefe, Fidel Castro, algunos recursos para reflejar en esta montaña la evolución biogeológica del territorio.
Acompañado por una veintena de campesinos voluntarios el artista y exdirector de Cartografía de la Academia de Ciencias de Cuba ascendió con la ayuda de correas de paracaídas hasta la cumbre del mogote Pita para dibujar grandes mamíferos como el Megalocnus rodens (oso gigante extinguido), reptiles marinos, moluscos, dinosaurios y aborígenes cubanos del grupo Guanahatabeyes.
A la entrada de la Cueva del Indio, una representación de las culturas cubanas precolombinas. (Abel Rojas Barallobre)
Luego de descender del mogote Pita el periplo concluye en el Valle de San Vicente donde se ubica la Cueva del Indio, una caverna con alrededor de 300 metros de extensión y dos ríos subterráneos, cuyo recorrido en bote constituye un verdadero deleite para los ojos. Resaltan grandes figuras formadas por las estalactitas y estalagmitas que semejan animales como cocodrilos, puercos, un caballito de mar, hojas de tabaco y, con ayuda de la imaginación, hasta se divisan las tres carabelas en que Cristóbal Colón y su tripulación viajaron hasta las Américas.
UNA NOTA HISTÓRICA Y CULTURAL
Los directores de televisión Roly Peña y Miguel Sosa anunciaron recientemente que ya se encuentran en proceso de investigación para la tercera temporada de la gustada serie Lucha contra bandidos (L.C.B.) La otra guerra que esta vez se desarrollará en la provincia más occidental del archipiélago.
Fue precisamente cerca de la Gran Caverna de Santo Tomás, en la zona de Viñales, donde en 1959 doce campesinos organizaron una milicia bautizada como Los Malagones —por su líder Leandro Rodríguez Malagón— con el objetivo de enfrentar a los bandidos que sembraban el terror entre los pobladores, en especial el asesino Luis Lara Crespo, conocido como el “Cabo Lara”.
Años después, por iniciativa del General de Ejército Raúl Castro se construyó una obra escultórica en las inmediaciones de Santo Tomás en la comunidad El Moncada. El monumento se puede visitar en horario nocturno y con él se le rinde homenaje a los doce valientes que en menos de 90 días —como les solicitó Fidel— pusieron fin a los crímenes cometidos por un personaje siniestro de la dictadura batistiana. Con su ejemplo, Los Malagones sembraron, desde Pinar del Río, las simientes de las futuras Milicias Nacionales Revolucionarias.
Nuria Neisy Coballes Cobas
8/9/20 14:09
Pinar tiene bellísimos lugares como Viñales y La Güira, cuando lo visitas se te graban para siempre. Es una dicha poder llegar hasta esos inolvidables parajes.
Fuera muy bueno, si existen las posibilidades, que se hiciera un trabajo más amplio de estos lugares, porque Viñales, por ejemplo, tiene cantidad de cosas interesantísimas que muchos quisiéramos conocer. Así mismo sucede con La Güira, que estoy segura que muchos no la conocen y ella, su gente y su historia son maravillosas.
Wendy
2/9/20 16:16
Me encanta Viñales, no he tenido el placer de visitarlo, pero no pierdo la esperanza, un día iré.
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