Precios únicos para un mercado imprescindible

La reciente decisión estatal de unificar los precios en CUC de más de un centenar de productos, desde los jabones hasta el aceite, es otro paso más para avanzar en el camino hacia el mejoramiento económico establecido por el Sexto Congreso del Partido.

Ahora, todas las cadenas tienen que vender al mismo precio esa lista de mercancías, como establece el Lineamiento 70, que apunta a “perfeccionar en la red estatal las relaciones entre los precios y calidades de similares productos o servicios, evitando diferencias no justificadas de precios”.

Por otro lado, como indican también los Lineamientos, se remarca “el carácter centralizado de la determinación de los precios que económica y socialmente interese regular”.

Para cualquier país resulta imprescindible tener control sobre los precios minoristas, y también mayoristas, pues es también es una forma de regular el costo de la vida y de ayudar a los menos favorecidos.

También es una forma de controlar la inflación, que consiste en el persistente aumento del nivel de precios, lo que no implica un cambio en el valor de los bienes, sino más bien en el valor del dinero.

Por eso, la decisión es, sin dudas, una buena noticia para el consumidor que cada vez tiene que recurrir más al mercado en CUC para resolver algunas necesidades básicas, luego de la merma de las entregas de la canasta básica subsidiada, que aun cuando es pequeña cuesta a la nación casi dos mil millones de dólares anuales.

Los costos de importación, ya sea de las materias primas o de los propios productos, han sido elementos tomados en cuenta a la hora de establecer los nuevos precios unificados, algo que se necesitaba con urgencia luego del alza recién establecida en algunas mercancías que se expende en esa red comercial.

Pero más allá de la arista económica, la medida tiene también un efecto positivo a favor del consumidor, pues conocidos los precios de los productos, será ahora muy difícil adulterarlos con la malsana “multa” que dependientes inescrupulosos han usado para engrosar sus bolsillos.

Con esas “multas”, muchos desalmados se quedaron con billetes ajenos y se enriquecieron al amor de las diferencias de precios entre los productos que venden las cadenas minoristas, cuyo dueño, al fin y al cabo, es el Estado cubano en representación del pueblo.

Alimentos, productos de aseo y otros de importancia económica aparecen regulados desde ahora en la Resolución No.214/2012 del Ministerio de Finanzas y Precios, que debería ser colocada a la vista pública en cada establecimiento comercial de la red en divisas para que nadie pueda ser timado por los pícaros de siempre.

Otra buena noticia es saber que esa lista no es rígida y se seguirá estudiando la inclusión de otros productos, además de que será revisada al menos una vez al año, lo que abre expectativas de cara al futuro de ese mercado.

Por supuesto, que lo ideal será llegar a conformar una economía que funcione con una moneda única, lo que eliminaría muchos de los actuales problemas, no sólo para el consumidor, sino para un montón de empresas estatales, pero en ese camino aún resta mucho por avanzar.

En el horizonte está llegar a la eliminación de la doble circulación monetaria, una medida que también establecen los Lineamientos y que permitiría, entre otras cosas, establecer precios únicos para un mercado único.

Por lo pronto, hay que aplaudir la decisión gubernamental, basada en que el monopolio estatal sobre el mercado en divisas permite hacer todos esos acomodos, algo necesario y justo que beneficia no sólo a la economía, sino también a los ciudadanos.