Son los mismos trabajadores, incluso menos, y en el mismo lugar, pero los cambios son notables: mejor servicio, mayor cantidad de ofertas, clima agradable, más confort. Ahora es más placentero comer o beber algo en el restaurante El Ruanda, ubicado en la cabecera provincial de Artemisa, y hasta disfrutar de una buena actividad recreativa en las noches.
Todo comenzó en enero de 2014, cuando este centro pasó a ser una cooperativa no agropecuaria, integrada entonces por quince socios que, en igualdad de condiciones, aportaron un capital inicial de mil pesos cada uno y, ayudados por un crédito bancario que liquidaron en pocos meses, emprendieron el camino bajo este modelo de gestión desconocido que le ha deparado más beneficios que sinsabores, sobre todo a los socios.
Anteriormente, Olga Lidia Martínez percibía al mes solo un salario básico, bastante bajo y era una empleada más, ahora sus ingresos mensuales se triplicaron, a lo cual suma las utilidades y le satisface sentirse parte de todas las decisiones que se toman.
“En las Asambleas mensuales prevalece el criterio de la mayoría, contamos con mejores condiciones para trabajar, y está en nuestras manos gestionar cada vez más productos y seducir a los clientes con platos atractivos y bien elaborados, y con actividades nocturnas de calidad, pues los ingresos se reparten finalmente entre los socios”.
PUERTAS ABIERTAS A LA GESTIÓN
Al ser una dependencia de la Empresa de Comercio, Gastronomía y Servicios, El Ruanda dependía anteriormente solo de los productos que esta les abasteciera. También las reparaciones del local, el horario de trabajo y todo cuanto hicieran obedecía a las posibilidades y disposiciones de la Empresa.
Ahora están abiertos para contratar con cualquier proveedor. Reciben productos de la Pesca, de Cítricos Ceiba, y del almacén mayorista ubicado en San Antonio de los Baños, entre otros.
No obstante, persisten limitaciones, pues si en un mes no liquidan la deuda de todos los productos con el almacén de San Antonio, no les abastecen nuevamente y a veces, según Reinerio Díaz González, presidente de la cooperativa y antiguo administrador, no es posible vender en un mes toda la cerveza y el ron, lo cual les limita de adquirir en dicho almacén otros productos de alta demanda como el pollo, que si se agota enseguida.
Gracias a estas gestiones se han ampliado y no solo ofertan comida criolla sino que pueden dar al cliente cuanto plato sea capaz de elaborar el chef. Así elaboran platos a base de pescado, carnero, cerdo y han incursionado con la comida italiana, en particular con pizzas y espaguetis.
MEJOR LOCAL + MÁS OFERTAS = MÁS CLIENTES + INGRESOS
Enclavado en una edificación antigua, y maltrecho por el largo período de no recibir reparaciones, el restaurante padecía los embates de la lluvia con continuas filtraciones, carecía de falso techo y de climatización, de ahí que esas fueran las principales acciones constructivas que desarrollaron.
Reinerio Díaz González explicó que, como los exoneraron del pago de arrendamiento del local por un año, dedicaron ese dinero a reparar el techo, colocar aire acondicionado en el salón y otras acciones menores, con tal de mejorar el ambiente para trabajadores y clientes.
Señaló que el tener garantía de arrendamiento solo por cinco años los limita de emprender acciones constructivas de mayor magnitud. Igualmente, arreglos pequeños como pintar el local demandan de cuantiosas sumas de dinero, aun cuando los propios trabajadores colaboran en cada tarea a fin de minimizar los gastos.
Hoy El Ruanda ofrece servicio de cafetería de 9:00 a.m. hasta las 9:00 p.m. y funciona como restaurante desde el mediodía hasta las 9:00 p.m. Asimismo, ofrecen la posibilidad de alquiler para bodas, quinces, cumpleaños o actividades de centros laborales y cuentan con un programa de recreación nocturna de bastante aceptación, tal como establece el objeto social de esta cooperativa.
Jóvenes como Yusimí Alfonso y Jorge Luis Valle agradecen la programación cultural de El Ruanda pues “se trata de un sitio tranquilo, donde puedes comer algo, bailar o disfrutar de un espectáculo humorístico”.
Aunque se han elevado los precios de algunos productos, en dependencia de la ficha de costo, muchos prefieren este modelo de gestión, por la variedad y calidad de las ofertas y el mejor servicio. El administrador explica que el pago de los tributos y carecer de un transporte propio encarece el traslado de la mercancía y por consiguiente impacta en el producto final.
Más allá de los retos que entraña el modelo y de los escollos que pudieran presentarse en el camino, los socios de El Ruanda emprendieron un viaje sin regreso. Saben que en sus manos tienen el poder para gestionar el éxito y no piensan desaprovecharlo. Su bolsillo y los clientes artemiseños, deseosos de un buen servicio, lo agradecen.
niosael Ramirez Montano
15/9/15 15:31
esto es lo mejor para el pais el desarrollo local de cada municipio con su rrecursos cuando usted acostumbra a dar y no enseña que tamvien hay que dar nosolo resivir todo nos ponemos en funcion de la solucion esto es bueno murillo de las cooperatiba no agropecuaria pero en campechela todavia no a llegado esto es importante que valoren esto llo le plantie al precidente del govierno de municipio y entregue el prollecto para que fuera valorado por el cosejo de la abministecion y todavia mas de 3mesaes una cooperatiba no agropecuari prestadora de servicio de caretones y esto no es posible
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