El vicepresidente estadounidense Mike Pence realiza estos días su tercera gira por América Latina, en otro intento de aislar a Venezuela y lanzarse en una posible aventura militar, aunque aparecen en su agenda otros temas de interés con sus aliados, a los que aplica la añeja Doctrina Monroe de “América para los americanos”.
Pence viene una vez más a la región a exigir a sus socios una postura más fuerte en la Organización de Estados Americanos (OEA) para expulsar a Venezuela de esa entidad con sede en Washington y aplicarle las reglas de la Comisión Interamericana de Defensa (CID) para permitir la intervención. Olvida que Caracas tramita, por decisión propia, su retirada de ese ente que no responde a los intereses de los pueblos.
“Es hora de presionar y de actuar con más firmeza para restaurar la democracia en Venezuela”, dijo Pence al presidente de facto Michel Temer, dando órdenes políticas y económicas, como la aceptación de los altos aranceles a sus productos.
Para Estados Unidos es vital que Temer use sus artimañas, o las invente como hasta ahora, para garantizar que el exmandatario Luiz Inacio Lula da Silva continúe encarcelado, luego de un juicio amañado y sin pruebas, para evitar su victoria en las elecciones de octubre próximo.
Washington busca impedir que el izquierdista Lula triunfe como está previsto por las encuestas, cuando es casi inminente la victoria en México del progresista Andrés Manuel López Obrador. Serían dos gigantes en manos de políticos que no acatarían las órdenes imperiales, lo que sería un revés para la administración de Trump, dispuesto a derrocar la reciente etapa de soberanía e independencia de América Latina.
Este jueves, el visitante se reunió con el presidente ecuatoriano Lenin Moreno, cuando acaban de sepultar a tres periodistas asesinados por una fracción disidente de las exguerrillas colombianas en la frontera común.
En días de luto para Ecuador, Pence previó una agenda sobre el estado de las relaciones, la seguridad y la emigración, pero también la situación del periodista australiano y director de WikiLeaks Julian Assange, asilado en la embajada suramericana en Londres, y al que Moreno retiró protección policial especial.
Para analistas, Pence analizará la entrega de Assange a las autoridades de Londres, quien difundió públicamente las prácticas irregulares de los políticos estadounidenses.
El canciller ecuatoriano José Valencia afirmó que “es muy probable que las dos figuras incluyan en su diálogo el tema Venezuela, ya que Pence desarrolla una cruzada en busca de más aliados que desconozcan al gobierno y al presidente reelecto en comicios directos y secretos el pasado mayo”.
En las redes sociales hay un rechazo nacional a la presencia de Pence en el país meridiano del mundo, acusado de involucrar al gobierno de Moreno en la agresiva política del régimen norteño ultraderechista.
Luego, el enviado especial de la Casa Blanca viajará a Guatemala, donde se reunirá con los mandatarios de ese país centroamericano, de Honduras y El Salvador, los dos primeros sus aliados incondicionales, para tratar el tema migratorio y apaciguar los ánimos respecto a la decisión de tolerancia cero de Trump a la llegada de inmigrantes y la actual separación de los niños y las niñas de sus padres, salidos casi todos de esos países.
VENEZUELA BUSCA SOLUCIONES
De acuerdo con la Agencia Venezolana de Noticias (AVN), Estados Unidos arremetió con mayor fuerza contra Maduro apenas ganó la reelección con 6,2 millones de votos el pasado mes.
Trump decretó una nueva agresión al prohibir a ciudadanos, empresas o instituciones norteamericanas adquirir deuda venezolana o activos y propiedades del gobierno de Caracas en Estados Unidos, incluidas inversiones derivadas de la estatal de Petróleos de Venezuela (PDVSA).
Mientras Maduro recibía 250 felicitaciones por su nuevo mandato, voceros de la derecha regional y de la Unión Europea (UE) hicieron 47 pronunciamientos en su contra en distintos formatos comunicativos.
El presidente venezolano destacó el pasado miércoles que “adonde vaya Pence será derrotado contundentemente” en su cruzada contra la nación suramericana que, por el contrario, adopta medidas para fortalecer su proceso político.
Maduro también rechazó las recientes sanciones de la UE contra 11 funcionarios de alto rango de su ejecutivo y destacó que el bloque europeo “está de rodillas ante Trump”.
De igual manera, el Partido Patria Para Todos (PPT) entregó el pasado jueves una carta de protesta ante la delegación de la UE en Caracas para exigir respeto ante las agresiones de esa instancia. El PPT insta al bloque europeo “a dejar a un lado, de manera definitiva, la intromisión en los asuntos internos y soberanos del país”. “No tienen ningún derecho de continuar agrediendo nuestra patria. No tienen moral”, manifestó la secretaria nacional de la organización política, Ilenia Medina.
Entre los dirigentes sancionados están la vicepresidenta de la República, Delcy Rodríguez y el vicepresidente para el Área Económica, Tareck El Aissami.
En medio de esta guerra sucia, el gobierno venezolano busca soluciones a los problemas internos creados por la derecha internacional.
El vicepresidente El Aissami anunció que los días 27, 28 y 29 de este mes hubo una jornada de trabajo productivo primario con el sector de distribución, a fin de estructurar los costos y reducir la inflación.
El Aissami refirió que, acordados y publicados los precios, a las agroindustrias, sistemas de comercialización o distribución que violen la medida se les aplicará la ley. “Vamos a estabilizar los precios en el mercado nacional, en los mercados municipales y mayoristas”.
Un último estudio de la encuestadora venezolana Hinterlaces informó el pasado domingo que un 73 % de la población rechaza las sanciones económicas derechistas, y que el 76 % desaprueba una intervención militar extranjera.
El imperialismo estadounidense y sus marionetas tratan de cambiar la historia de América Latina y el Caribe con el uso de la fuerza, como ha hecho siempre. Sin embargo, está obligado a reconocer que sus métodos no necesariamente siempre triunfan. Ahí está, en primerísimo lugar, la Cuba revolucionaria luego de casi 60 años de bloqueo económico, financiero y comercial; Venezuela, Bolivia, Nicaragua, en medio de los embates de la oposición derechista, El Salvador y El Caribe casi en pleno.
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