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lunes, 18 de noviembre de 2024

Mike, el Cruzado

Lanza en ristre, el jefe de la diplomacia gringa recluta a mal intencionados y obsecuentes como carne de cañón...

Néstor Pedro Nuñez Dorta en Exclusivo 16/02/2019
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Pompeo Hungría
El crecimiento de la influencia de China y Rusia en Europa, preocupa a EE.UU., según Pompeo.

Se supondría que políticos serios, decentes y con algo de dignidad, al menos se preguntarían que se esconde detrás de la “amistosa” presencia en sus patios de personajes que suscriben pública, clara, y enfáticamente que lo único que reconocen en este mundo es la pedantería del ejercicio indiscutido de sus fueros hegemonistas.

Pero en fin, “estadistas” de ese talante existen, y aun cuando alguien se asombre, justo en la añeja, culta, refinada, inteligente, “poderosa”, y no pocas veces engreída Europa.

En consecuencia el secretario estadounidense de Estado, Mike Pompeo, no ha encontrado otra cosa que rostros y sonrisitas complacientes en su gira por el Centro y el Este del Viejo Continente, a donde acudió presuroso  para conminar a varios de sus socios de la OTAN a que  deben “ser más fuertes ante la injerencia rusa y china” que, según Washington, pulula en aquellos lares.

En efecto, el jefe de la diplomacia gringa vistió armadura y pica en su recorrido por Hungría, Eslovaquia, Polonia, Bélgica e Islandia de manera de adoctrinar en torno a como Moscú amenaza las fronteras de sus vecinos del Oeste, mientras China, con su expansión económica, tiende puentes que “luego utiliza para fines de dominación política”.

¿El remedio? Pues Pompeo se los propició sin mayores matices: armarse hasta los dientes, prestar su territorio a bases militares norteamericanas, limitar a las empresas chinas desplegadas en sus países, y no sumarse a los planes energéticos bilaterales o regionales con Rusia, que se ejecutan para asegurar un suministro estable de gas y petróleo al Occidente europeo.

En fin, mirar, escuchar y obedecer solo a Washington, tan pícaro él, que con sus loas a una pretendida “comunidad de intereses” solo quiere utilizarles de peones en el despliegue de sus intenciones hegemonistas mundiales, e incluso endilgarles el papel de primeras e inevitables víctimas de un conflicto militar con el Kremlin y Beijing en tanto “honren” su título de “colas” de la primera potencia capitalista.

Y lo cierto es que no pocos optan de inmediato por ese papel rastrero (y hasta lo auto gestionan), y mientras sus sociedades reconvertidas por el neoliberalismo poco o nada hacen en favor de sus propios ciudadanos, se desviven por encargar multimillonarios alijos de sofisticados medios bélicos a la industria militar estadounidense, suscriben gozosos  las posiciones agresivas del gran socio, o entregan porciones de su geografía a proyectos hostiles como el despliegue del titulado sistema antimisiles estadounidense, no importa incluso la automática conversión de sus respectivos países en blancos preferentes de las defensas rusas.

Al mismo tiempo, optan sin pensarlo dos veces por enterrar las relaciones mutuamente ventajosas que en espacios vitales como el energético o el comercial-financiero les ofrecen el gigante euroasiático y la ya, para muchos, primera economía del planeta.

Pero ciertamente ellos prefieren “todos los riesgos” si Washington les utiliza… y cada quien tiene sus preferencias.

De ahí que Varsovia se prestase, entre otras cosas, como tribuna de Pompeo en la titulada conferencia internacional que ejecutó durante el periplo a que hacen referencia estas líneas, destinada especialmente a denostar de Irán como “otro de los grandes enemigos a batir” por los intereses hegemonistas.

Lo cierto es que nada ha cambiado. La estrategia oficial del gobierno gringo sigue siendo “los Estados Unidos primero”, y lo único que resta a los demás es, o aceptarlo en silencio, o  transformarse en instrumentos en el intento de imponer semejante designio, aun cuando el ejercicio del servilismo les reserve la posibilidad cierta terminar como meras  cenizas.


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Néstor Pedro Nuñez Dorta

Periodista


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