Macron de repitente

Día de plácemes para Emmanuel Macron -afirman algunos titulares de prensa- reelecto presidente de Francia en el balotaje de este domingo 24 de abril, por segunda vez frente a la candidata derechista Marine Le Pen.

Al menos ese fue el espíritu que el mandatario quiso dejar entre un mermado electorado al final del conteo de los votos, cuando siguiendo fórmulas retóricas ya usuales en estos casos, declamó que  con el cierre de las urnas había dejado de ser “el candidato de un partido para convertirse (otra vez) en presidente de todos los franceses.”

De hecho, según datos de primera mano, su  victoria frente a Marine Le Pen fue de cerca de cincuenta y ocho por ciento de las boletas emitidas contra un cuarenta y tres por ciento de su rival, lo que implica un baja importante de preferencia con respecto a la segunda vuelta de 2017 que también disputó con la aspirante de la derecha.

Ese resultado hizo que Le Pen, a pesar de admitir tempranamente su derrota, destacase que estará presente en los comicios legislativos próximos con la intención de establecer un frente opositor legislativo fuerte y cohesionado ante el reelecto mandatario.

• Consulte además: Francia: Reedición a lo galo

Otro elemento que destacan los analistas es la abstención de los franceses en esta ronda comicial, que sumo 28 por ciento, para convertirse en la más elevada en la historia de las segundas vueltas ejecutadas en el país.

De todas formas, al menos aparentemente, Macron no mostró haber perdido los ánimos.  Destacó que en breve anunciará su gobierno y que seguirá su agenda para hacer de Francia una nación más fuerte, próspera, feliz  y participativa, aún cuando en su primer quinquenio haya enfrentado duros episodios sociales como las intensas y recurrentes movilizaciones callejeras de los “chalecos amarillos” y su violenta represión policial, y la pandemia de la Covid 19.

A ello se sumó además por estos días la aguda crisis surgida en Ucrania con la operación militar rusa que dio contundente respuesta a la larga, ilegal y agresiva marcha de la OTAN hacia el Este bajo la batuta de Washington y con la complicidad y la doblez de no pocos líderes euro occidentales.

Y en esa corriente, no pocos analistas advierten que si bien el presidente reelecto logró una importante aprobación entre los segmentos citadinos con un aceptable nivel de vida, perdió amplio terreno en las áreas menos favorecidas, donde sin dudas la “demagogia reformadora” estrenada por Marine Le Pen en su campaña logró una buena pesca en esta ocasión.

• Consulte además: Francia... un respiro para Europa

En el resto de las naciones de la Unión Europea la victoria de Emmanuel Macron fue saludada con efusividad, sobre todo por los grandes temores, entre no pocos de sus  gobiernos integrantes, de que un triunfo de la extrema derecha gala hubiese significado un cisma interno.

Vale recordar que tradicionalmente Marine Le Pen, a partir de la doctrina ultra nacionalista de su organización política (aplacada un tanto en su reciente campaña electoral justo para atajar mayores sustos), ha sido acerva critica de la UE y no pocas veces abogó por la salida de París del espacio comunitario.

Macron, por tanto, vuelve oficialmente al Eliseo, y habrá que ver lo que el destino le depare en el quinquenio por venir a él, a Francia, y a una Europa Occidental renga y seca de toda autodeterminación.