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martes, 19 de noviembre de 2024

Guatemala en elecciones generales este domingo

Incertidumbre sobre quién ocupará la presidencia del país...

Clara Lídice Valenzuela García en Exclusivo 16/06/2019
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Elecciones generales-Guatemala
Hasta las últimas horas previas a las votaciones hubo llamados constantes al voto masivo y llegaron denuncias por temas electorales. (Foto: Prensa Libre: Érick Ávila).

Guatemala, una de las naciones más violentas de Centroamérica, con un flujo migratorio continuo de quienes huyen de ese flagelo, el hambre y la miseria, celebra este domingo elecciones generales que permitirán un cambio en la presidencia ocupada por el actor cómico Jimmy Morales, acusado de corrupción y aliado de Estados Unidos en la región.

Este día se elegirán de entre 26 partidos, además, 160 diputados, 340 alcaldías municipales y 20 diputados al Parlamento Centroamericano, sin que durante el período preelectoral, salvo el Movimiento para la Liberación de los Pueblos, los aspirantes presentaran programas gubernamentales que den respuestas a las enormes necesidades de los guatemaltecos.

Es notoria, según demostró una reciente encuesta, que los ciudadanos de esta pequeña nación no están interesados en quién será su próximo mandatario.

Hace pocas horas la firma ProDatos reveló que el 48 % del espectro de votantes convocados todavía no sabían a quién elegir, pues, en opinión de algunos analistas, el futuro mandatario será escogido por la embajada de Estados Unidos (EE. UU.), como ocurre tradicionalmente allí, y no por decisión popular.

En los comicios del 2015, cuando salió Morales, una investigación similar para esta fecha informaba que el 69 % de la ciudadanía ya tenía definido un nombre para la primera magistratura. El cambio de actitud indica que los últimos cuatro años de mandato del actor Morales resultaron funestos, y entre acusaciones de malversación y otros delitos solicitó a Estados Unidos, con una mentalidad colonialista histórica, la presencia de sus tropas en el país para luchar —como si alguien lo creyera— contra el narcotráfico.

En la nación centroamericana viven 16 919 000 (dieciséis millones novecientos diecinueve mil) personas, con un nivel de vida muy bajo. El índice de desarrollo humano que elabora Naciones Unidas para medir el progreso de un país demuestra que los guatemaltecos tienen una mala calidad de vida, manifestado además en los índices de pobreza (60 % de la población), carencia de educación, salud y vivienda.

A los 2000 centros de votación habilitados en espacios públicos, privados y otros inmuebles están convocados más de ocho millones de ciudadanos, pero se estima que asistirán a las urnas alrededor de dos millones, resultado de la incertidumbre y la incredulidad hacia los dirigentes políticos. Por primera vez también podrán votar 63 267 residentes en Estados Unidos.

En estos comicios entraron en vigor algunas reformas a la Ley Electoral y de Partidos Políticos del 2016, que intentó garantizar igualdad de oportunidades a todas las agrupaciones, en especial las más noveles. Sin embargo, la poderosa maquinaria de los partidos tradicionales aniquiló las más débiles, sacando candidatos mediante trampas, con un Tribunal Supremo Electoral que obedece, ante todo, a la narcoactividad y el crimen organizado, sectores presentes en la vida política del país, que financian de manera abierta determinados postulados.

Son decenas los aspirantes a las distintas instancias que llegan a los comicios sin que las Cortes de Justicia se pronuncien a su favor o en contra. Por tanto, quedan fuera del juego de manera impune.

Un reporte de la agencia de noticias Prensa Latina señala que el pueblo guatemalteco definió los comicios como un culebrón televisivo, pues existen en la escena política varios elementos argumentados en esos programas, desde intrigas hasta persecución policial, muerte, miseria, incluida la intromisión del narcotráfico.

A dos candidatas, a quienes algunos medios, como Prensa Libre, las consideraban favoritas para presentarse en una segunda vuelta —la ex fiscal general Thelma Aldana, del partido Semilla, y Zury Ríos, de Valor—, fueron eliminadas por resoluciones de la Corte Suprema de Justicia o de Constitucionalidad.

Otros dos aspirantes, Mauricio Radford (Fuerza) y Edwin Escobar (Prosperidad Soberana) también quedaron en el camino por determinación judicial.

Por tanto, quedan 19 binomios en competencia por la presidencia y vicepresidencia —uno de ellos en coalición— que en su mayoría representa a la derecha o extrema derecha, mientras un reducido y desunido grupo responde a criterios progresistas o de izquierda, sin muchas posibilidades de triunfo, aunque todo puede suceder en Guatemala.

Entre las agrupaciones que el pueblo califica como “más de lo mismo” están Unidad Nacional de la Esperanza (UNE), que aparece como puntera en los sondeos, Fuerza, PAN, Vamos, Valor, Creo, Viva, Unidos, Prosperidad Ciudadana, Encuentro por Guatemala y el oficialista Frente de Convergencia Nacional-Nación.

En el otro extremo hay un grupo de partidos que coinciden —aunque con diferencias— en el propósito común de combatir la pobreza y la corrupción que imperan en el Estado, por lo que proponen una reestructuración a fondo del actual poder. Ellos son Convergencia, Winaq, Libre, Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca-Maiz, Movimiento para la Liberación de los Pueblos (MLP) y Semilla.

Hasta las últimas horas previas a las votaciones hubo llamados constantes al voto masivo, dadas las muestras de descontento, indecisión y apatía de los electores, los mismos que cada año buscan la manera de abandonar el país en busca de empleo y mejor calidad de vida.

Aunque las boletas dirán la última palabra, y si las encuestan no están manipuladas, los primeros lugares en intenciones de votos son para Sandra Torres, de UNE, exesposa del expresidente Álvaro Colom, conocida por sus programas sociales, aun cuando no ocupaba cargo en el gobierno, Alejandro Giammattei, de Vamos, y Roberto Arzú, de PAN-PODEMOS.

Sin muchas posibilidades de triunfo, en la escena política guatemalteca aparece este domingo el Movimiento para la Liberación de los Pueblos (MPL), integrado por representantes de los cuatro pueblos indígenas del país. Thelma Cabrera, indígena maya mam, es la candidata del MPL; y en esta maraña de partidos derechista y llamados de izquierda es la única que plantea e impulsa un proceso de Asamblea Constituyente Popular y Plurinacional para debatir y consensuar una nueva constitución política y un nuevo Estado plurinacional.

Esta sería una alternativa electoral interesante en la que pueden pensar los eventuales votantes, pues el movimiento canaliza los contenidos para una nueva Constitución Política Plurinacional. Amén de alguna sorpresa, sobretodo en las bases, como las alcaldías, el Movimiento para la Liberación de los Pueblos  aún no es suficientemente fuerte como para ganar la presidencia.

Es notable que los aspirantes al triunfo en estos comicios excluyeron de sus discursos temas fundamentales para el país, como la aplicación del neoliberalismo como política económica y la injerencia de Estados Unidos en los asuntos internos del país.

Lo más probable es que el próximo mandatario/a represente los intereses del gobierno de Donald Trump, pues en esta nación centroamericana las cifras varían de acuerdo con los intereses de quienes han creado una mentalidad colonialista en la población.

Si es necesario —como coinciden los medios de comunicación del país— habrá una segunda vuelta electoral el próximo 11 de agosto.


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Clara Lídice Valenzuela García

Periodista


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