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domingo, 17 de noviembre de 2024

Aires de victoria

Siria se aboca a una posible pacificación de su territorio...

Néstor Pedro Nuñez Dorta en Exclusivo 07/01/2019
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Fuerzas militares en Siria
Un Donald Trump que “nunca pierde” se apresuró a dar la orden de retirada bajo la cortina de humo de “haber cumplido su misión antiterrorista”

Tras siete años de resistencia a la agresión terrorista y hegemonista con el fin de “completar la remodelación” de Oriente Medio, a partir del capricho hegemónico de Washington y sus aliados, Damasco y aquellos que le apoyan decisivamente parecen abocados al logro de la victoria total.

En efecto, a horas del cierre de 2018, la Casa Blanca decidió sacar de Siria a sus miles de efectivos que permanecían ilegalmente en ese territorio bajo el cínico pretexto de combatir al Estado Islámico, la entidad extremista que junto a otros grupos de similar calaña intentaron el desmembramiento sirio al estilo del aplicado por los mismos intereses expansionistas en Iraq y Libia.

Así, un Donald Trump que “nunca pierde” se apresuró a dar la orden de retirada bajo la cortina de humo de “haber cumplido su misión antiterrorista”, mientras que del otro lado Moscú, Teherán y el Hizbulá libanés renovaban su compromiso militar con Damasco hasta el triunfo total contra los elementos desestabilizadores.

Y desde este episodio era evidente que los acontecimientos tomarían otro ritmo, de manera que en cuestión de horas el ejército nacional sirio se desplegaba en la zonas kurdas del norte del país, con la acogida de sus pobladores, y tomaba la importante ciudad de Manbij, hasta entonces controlada por las denominadas Fuerzas Democráticas Sirias, que colaboraban con Washington.

Este paso, según analistas, inhabilita además el plan de Turquía de ejecutar un ataque castrense contra esa urbanización con el propósito de golpear a las milicias kurdas, que considera un riesgo para su seguridad nacional.

De hecho, tropas de Ankara han estado presentes en el área durante el conflicto sirio, sin la autorización previa de Damasco, en el afán de golpear a los kurdos, por lo que, luego de la caída de Manbij en manos oficiales sirias, ya esa presencia no tiene bases sólidas para prolongarse.

De hecho, y a tono con la nueva dinámica, Moscú y Ankara se comprometieron en redoblar la coordinación militar con respecto al combate contra el terrorismo en Siria, sobre la base del respeto irrestricto a la integridad territorial y la autodeterminación de esa nación mesoriental.

Por demás, según el Kremlin y Teherán, la prevalencia del ejército nacional sirio en el Norte es una sólida garantía a favor de la seguridad e intangibilidad del país y de los propios intereses turcos.

Pero hay más… y positivo. Se trata de que luego de seis años de desconocer al legítimo gobierno sirio, e incluso de casos de implicación directa en el intento hegemonista de derrocarle, varias naciones árabes han expresado su intención de reanudar lazos diplomáticos con Damasco.

Se trata, en primera instancia, de los Emiratos Árabes Unidos, que ya reabrieron su embajada en la capital siria, y de Bahréin y Kuwait, que comunicaron su disposición de seguir esa línea de conducta.

Vale recordar que en noviembre de 2011 la Liga Árabe aprobó un documento a favor de la suspensión de la participación de Siria en el organismo regional debido a la “crisis nacional”. La resolución fue aprobada entonces por 19 de los 22 miembros de la Liga, con el voto en contra de El Líbano y Yemen, y la abstención de Irak.

En consecuencia, y ante este nuevo desarrollo de los acontecimientos, crece la certidumbre de que tal vez 2019 resulte el año de la estratégica aunque costosa victoria de Siria y sus aliados contra los designios geopolíticos que aspiran a un cada vez más difuso trono global.


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Néstor Pedro Nuñez Dorta

Periodista


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