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sábado, 16 de noviembre de 2024

África: Peligro de tormenta en Grandes Lagos

Desoyendo el llamado de la Unión Africana a la calma, la República Democrática del Congo (RDC) y Ruanda continúan un peligroso intercambio de acusaciones por los ataques del grupo armado Movimiento 23 de Marzo (M23)…

Julio Marcelo Morejón Tartabull en Exclusivo 17/06/2022
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Frontera-República Democrática del Congo-Ruanda
La situación en la frontera entre la República Democrática del Congo y Ruanda es cada vez más compleja y un mal manejo de la crisis puede resultar sumamente peligroso. (Tomada de dw.com)

Las autoridades del oriente del Congo Democrático reforzaron sus acusaciones contra la vecina Ruanda, a la cual señalan como soporte del grupo armado antigubernamental 23 de Marzo (M23) que opera en la frontera común.

En  recientes reportes militares, la RDC afirmó que soldados y artillería ruandeses apoyaron los asaltos del grupo rebelde y acusaron a Kigali de tratar de ocupar la ciudad fronteriza de Bunagana, lo cual hizo que más de 25 000 personas a huyeran de allí y que otros miles escaparan para Uganda.

Esas alegaciones congoleñas avivan viejas disputas que –según analistas políticos –  no resolvieron los vecinos desde la llamada Guerra Mundial Africana (1998-2003) por la cantidad de países implicados, mientras que la parte ruandesa  rechaza respaldar al M23.

Aquella contienda concentró en sus causas una amplia gama de factores desde las alineaciones comunales (étnicas) hasta intereses económicos respecto a los recursos naturales de la RDC, así como las variables propias de la política y  traumas heredados de la colonización oficialmente concluida en 1960.

Según difundió el gobierno de la provincia de Kivu del Norte,  las tropas congoleñas repelieron ataques  del M23 apoyado por fuerzas de Kigali, cerca de la pequeña ciudad de Bunagana, en la frontera con Uganda,  y en otros lugares. Esa villa fue base del M23 hasta octubre de 2013.  

“El objetivo que persigue Ruanda es ocupar Bunagana para no solo asfixiar la ciudad de Goma sino también para presionar al gobierno congoleño”, apuntó un comunicado oficial.

Por su parte, las autoridades de Kigali  niegan desempeñar algún papel en los recientes ataques del M23 y respondió que militares de la RDC cooperan con las Fuerzas Democráticas para la Liberación de Ruanda (FDLR), un grupo armado de base étnica hutu con  individuos que participaron en el genocidio de 1994 en ese país.

No obstante, testimonios recientes coincidieron en que el M23 ocupó la citada ciudad, importante centro comercial y de tránsito de vehículos en la zona fronteriza de la RDC y Uganda, lo cual preocupa tanto a esos Estados como al resto de los países de los Grandes Lagos africanos.

"Los enemigos han tomado la localidad de Bunagana después de intensos combates (contra el Ejército congoleño)", afirmó a la prensa  el vicepresidente de la sociedad civil de la zona de Rutshuru, Edgar Mateso.

En el trasfondo de muchas tensiones en los Grandes Lagos africanos se halla la denominada Primavera Sangrienta de hace 28 años, cuando remantes del ejército del presidente ruandés Juvenal Habyarimana y facciones extremistas Interahamwe, asesinaron a entre 800 000 y un millón de ciudadanos mayormente tutsis.

El genocidio fue el detonante para una reconfiguración sociopolítica subregional que incluyó un levantamiento armado de los banyamulenges –tutsis radicados en el entonces Zaire, gobernado por Mobutu Sese Seko- y en 1997 el derrocamiento de este por una guerrilla comandada por Laurent Desiré Kabila.

Después sobrevino la separación de los aliados de Laurent Desiré y la guerra que los enfrentó entre sí para concretar la segunda y más larga etapa del conflicto concluido en 2003, pero sucedido por una multiplicación de grupos armados de diversos matices ideológicos e intereses económicos y vandálicos como el M23.

Hace pocos días  Kinshasa acusó a Ruanda de enviar 500 comandos disfrazados al este congoleño, a la vez los dos países se acusaron de disparar cohetes en la franja territorial colindante.

Las bandas armadas operando en el este de la RDC, más de un centenar, según fuentes occidentales  desajustan la estabilidad en la región de los Grandes Lagos, identificada  por estudiosos como el polvorín de África, y preocupa que ocurra un baño de sangre, de ahí la necesidad de reducir las tensiones entre vecinos.


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Julio Marcelo Morejón Tartabull

Periodista que apuesta por otra imagen africana


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