Para Lindiana Murphy es muy fácil viajar, aun cuando se quede en su apartamento, privilegiadamente ubicado en el piso 20 de un edificio en La Habana, desde donde debe tener una de las vistas más bellas de la ciudad.
Ella puede viajar y sumar en esa travesía a sus amigos, a su esposo, a todos los que quieran…porque no hay mejor boleto, no hay avión o barco más certero que la música. Y gracias a esa música que se hace y se respira en cualquier latitud, Lindiana puede vivir.
No me la imagino haciendo otra cosa que no sea cantar, componer o hacerlearreglos a un tema;aunque tal vez sepa cocinar, colar un delicioso café, bailar apasionadamente o tejer. Pudiera asombrarme de cualquier hobbie, de cualquier gusto oculto…pero temo que nada más le haga sentirse tan feliz. Tal vez conversar, como tan agradablemente lo hacemos, pero ¿saben qué? Casi siempre es sobre música.
Y de pronto te muestra discos de intérpretes que ni has oído mencionar, y te habla de géneros que ni imaginabas que existían por allá por África, o por el Caribe, o por Oceanía. Te pinta un mundo mágico de la mano de armonías, acordes y travesuras vocales;y ahí te percatas de que sus discos Catapultando y Terras no son suficientes.
Hay que asistir a un concierto de Lindiana Murphy y Mantra, agrupación en la que también se suma la pasión por la experimentación de su pareja, el saxofonista Alexander Díaz. Es el momento ideal para transitar desde Cuba hasta Portugal, Angola, Brasil o Argentina, porque ellos beben de las creaciones de estas naciones y de otras, y se lanzan a la aventura, incluso, de pensar y componer en otros idiomas.
En el egundo disco,Terras, fueron osados, y Lindiana se atrevió a componer y cantar en portugués, a partir de una experiencia enriquecedora durante su estancia de trabajo en Angola y hasta en el desierto de Namibia, gracias al apoyo de la disquera Letras &Sons. Escuchas los temas y vuelas, nadas, lloras, te abrazas a ti mismo, sonríes, gritas, bailas y vives de otra manera la música.
Descubres entonces que la voz de Lindiana también viaja de un registro a otro, de una tesitura a otra y regresa, y confirmas que desde la samba, la kizomba, el danzón, el bolero, el fado…Lindiana te lleva y te trae de vuelta.
Difícil que un estilo tan marcado y a la vez tan abierto, a la worldmusic, encuentre canales de difusión de manera frecuente. Es lamentable, pero a Lindiana, egresada de Dirección Coral y tan ávida de vivencias musicales diversas, no creo que alguien la pueda convencer para que haga concesiones creativas. ¿A estas alturas? Me resisto a creerlo. Le es demasiado fiel a su Mantra.
Aram Joao Mestre León
21/8/17 8:24
Me gusta el tema Olas.
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