No solamente en el acostumbrado Complejo Morro-Cabaña, sede principal de la Feria Internacional del Libro, se aprecian obras y otros materiales de lectura en las manos de los asiduos lectores; también se respira aire de fiesta literaria en las calles.
Por doquier y de cualquier edad, cubanos y algún que otro extranjero cargan con recelo y deleite su más reciente tesoro para nutrir los conocimientos y el alma; como una prueba de la necesidad que tiene el público de disfrutar y entablar un diálogo, a través de la lectura, con diversos autores.
Esta nueva edición de la Feria constituye una iniciativa más para incentivar, mediante la palabra escrita, el desarrollo del intelecto; pues como bien afirmó el Héroe Nacional de Cuba, José Martí: “La lectura estimula, enciende, aviva, y es como soplo de aire fresco sobre la hoguera resguardada, que se lleva las cenizas y deja al aire el fuego”.
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