domingo, 22 de septiembre de 2024

La calma, ¿se la debemos a El Niño?

Maritza Ballester Pérez, investigadora del Centro de Pronósticos del Instituto de Meteorología, conversa en exclusiva para Cubahora sobre la temporada ciclónica 2014...

Claudia Hernández Rodríguez en Exclusivo 29/11/2014
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Para gran parte de los cubanos, el horario del Noticiero es sagrado. A unos los mueve el interés de actualizarse sobre el panorama internacional, a otros el conocer las propuestas culturales o ponerse al día con la Serie Nacional de Béisbol. Sin embargo, un momento es esperado por todos en casa, sin importar gustos o preferencias: el parte del tiempo, espacio obligado en los hogares cubanos, sobre todo en el período del 1.o de junio al 30 de noviembre, etapa que comprende la temporada ciclónica en el Atlántico.

Ciclones, huracanes o tormentas tropicales, cualquiera que sea su clasificación, lo cierto es que muchos hemos padecido los estragos de estas catástrofes naturales, desde las anécdotas de nuestro abuelos sobre el “ciclón del 44” hasta el Gustav en el 2008, o los desastres que sufrieron los santiagueros el pasado año.

“Para tranquilidad nuestra concluye otra temporada ciclónica, esta del 2014 marchó tranquila”, comentó, en exclusiva para Cubahora, Maritza Ballester Pérez, investigadora del Centro de Pronósticos del Instituto de Meteorología.

—¿Cómo se desarrolló la temporada ciclónica del 2014?

—Hasta el presente, porque la temporada no concluye hasta el último segundo del 30 de noviembre, se han originado nueve organismos tropicales: el número dos no se desarrolló y los ocho restantes sí llegaron a ser tormentas tropicales. De estas, seis alcanzaron la intensidad de huracán, por lo que, atendiendo a estas cifras, pudiéramos afirmar que la presente ha sido una temporada normal. De los seis huracanes que mencionaba, solo dos, Eduard y Gonzalo, llegaron a ser huracanes intensos, es decir, el primero alcanzó la categoría tres de la escala Saffir-Simpson, y el segundo, que fue el más fuerte, llegó a tomar la categoría cuatro.

Realmente, no hay mucho que decir de esta temporada, porque el único país que tuvo un impacto directo por un huracán fue Bermudas, con el huracán Gonzalo, que llegó debilitado a la categoría dos.

—¿A qué se debe que esta haya sido, como usted decía, una temporada tranquila?

—Este año se presentaron condiciones en el Atlántico que no favorecieron la actividad ciclónica, aunque tales condiciones también existieron en la temporada de 2013, algunas de ellas son: déficit de humedad en la tropósfera media, vale destacar que la tropósfera es la capa de la atmósfera terrestreque está en contacto con la superficie de la Tierra; también hubo una cizalladura del viento más fuerte que lo normal en todo lo que es la costa atlántica y fundamentalmente en la zona del Caribe, por lo que no llegó a formarse ningún huracán en nuestra zona, solo la tormenta tropical Ana, que además fue la última de la temporada; las condiciones de estabilidad atmosférica tampoco permitieron el desarrollo de nubosidad, lo cual pudiera conllevar posteriormente al desarrollo de algún organismo tropical.

“Estas son condiciones que generalmente se desarrollan con la presencia del evento El Niño en el Pacífico Oriental, sin embargo, fueron presentadas este año, a pesar de que en la zona no ha entrado en evolución El Niño. Otro dato importante es que las aguas de esa parte del océano se mantuvieron dentro de la normalidad, aunque con tendencia a algún calentamiento.

”Además, durante varios meses de esta temporada, la zona que ocupa el Atlántico tropical estuvo dominada por el anticiclón oceánico. Este fenómeno se caracterizó por presentar un aire estable y estuvo rodeado de aire seco, que marchaba junto al polvo del Sahara en su avance hacia el Oeste. Debido a esta situación no ocurrieron procesos de fuertes masas nubosas, lo que a su vez conllevó a que no se formaran ciclones tropicales”.

—¿En qué lugar de nuestra área geográfica impactó el primer huracán de la temporada?

—El primer huracán de la temporada afectó la costa oriental de los Estados Unidos; sin embargo, ningún otro país fue impactado directamente por huracanes, excepto el grupo norte de las Antillas Menores que también fue afectado por Gonzalo. Otros países como México, La Española, o sea, República Dominicana, y Puerto Rico sí tuvieron influencia de tormentas tropicales. En ese sentido, fue en Bermudas donde causaron más daños, en cuanto a las pérdidas económicas y de vidas que hubo, los datos exactos aún no los manejamos.

—¿Qué debemos entender por El Niño?

—El nombre científico del fenómeno es Oscilación del Sur El Niño. Durante este evento se produce un calentamiento de las aguas del Pacífico Ecuatorial Oriental, desde las costas de Sudamérica hacia el centro y oeste del Pacífico, por la zona ecuatorial; lo cual repercute en una anomalía de las condiciones atmosféricas, no solo del Pacífico sino también del área atlántica. Provoca vientos muy fuertes en la tropósfera alta, sobre la zona del Atlántico, que aunque para otras zonas no son beneficiosos, en la nuestra son precisamente los que inhiben el desarrollo e intensificación de los ciclones.

—¿La posición geográfica de Cuba influye en que nos afecten más o menos huracanes?

—Sí, sobre todo la zona occidental del país, debido a la trayectoria histórica que siguen los huracanes en esta área, lo cual climatológicamente conlleva a que se trasladen a esa zona, o sea, existen condiciones que provocan este movimiento; ya sea en pleno verano o durante los meses de tránsito (octubre y noviembre), que son arrastrados por una componente norte o nordeste.

—¿Cuál es la zona del Atlántico en la que se forman tormentas tropicales con más frecuencia?

—La región principal de desarrollo ciclónico en el Atlántico es precisamente la faja tropical atlántica y el mar Caribe. En esa zona es donde se genera el 85 % de todos los ciclones tropicales de la cuenca del Atlántico.

—¿Existen diferencias entre huracán y ciclón?

—No, son el mismo fenómeno. Cuando una persona menciona un ciclón tropical ya está haciendo referencia a todo fenómeno que ocurre desde la etapa de depresión hasta huracán. El ciclón, en su primera etapa, es una depresión, después pasa a ser una tormenta tropical, hasta que, si las condiciones se lo permiten, se convierte en huracán.

—¿Cómo ustedes los especialistas realizan los pronósticos?

—Los pronósticos que se realizan en nuestro centro tienen carácter estadístico. Se analizan las condiciones que van a preceder una determinada temporada y se busca qué sucedió bajo esas mismas condiciones en años anteriores. Es un principio que se apoya en un pronóstico de carácter analógico. Existe otro tipo de pronóstico que se determina mediante ecuaciones estadísticas, en relación con el comportamiento de la atmósfera, entre otros factores que también inciden; posteriormente se determinan las relaciones estadísticas antes y durante la temporada, las cuales nos dan un número determinado que pasa a ser el pronóstico.

Las interrogantes alrededor de este tema nunca terminan. Es difícil calmar la inquietud cuando sabemos que el próximo año tendremos otra temporada ciclónica. “El estar preparados y no confiar en la tranquilidad que nos regaló la naturaleza en el período del 2014 constituye nuestra única arma de defensa”, alertó la especialista del Centro de Pronósticos a los lectores de Cubahora.


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Claudia Hernández Rodríguez

Estudiante de Periodismo


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