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domingo, 24 de noviembre de 2024

Ciencias sociales en Cuba: ¿hacia dónde vamos?

¿Qué nivel de legitimación alcanzan en el contexto actual las ciencias sociales? En una sociedad que avanza hacia cambios trascendentales, las ciencias cubanas, -naturales, exactas y sociales- están llamadas a marcar el camino de este socialismo...

Malvy Souto López en Exclusivo 10/01/2014
2 comentarios
Ciencias sociales en Cuba
Cuba apuesta por una novedosa vinculación con las llamadas “ciencias blandas”. (Abel Rojas / Cubahora)

“Lo más difícil es cambiar la mentalidad humana”, reza una vieja frase muy traída por estos días que —aún a riesgo del cliché—, bien pudiera aplicarse a las (a) calladas exclusiones de las Ciencias Sociales en Cuba, durante un proceso revolucionario del que han sido juez y parte.

Durante el Período Especial asumieron la “incómoda tarea” de poner en blanco y negro los problemas de Cuba. A veinte años de aquellas alertas, el país apuesta por una novedosa vinculación con las llamadas “ciencias blandas”.

Cabe entonces preguntarse ¿qué nivel de legitimación real han alcanzado los científicos sociales en el contexto actual?

María Isabel Domínguez, directora del Centro de Investigaciones Psicológicas y Sociológicas (CIPS), considera que es un problema mundial aunque “se ha ido ganando terreno” pues, incluso, en los países capitalistas las lógicas de poder indican el establecimiento de alianzas para salvaguardar el sistema con el menor de los traumas sociales. En Cuba, por el sistema sociopolítico que defendemos, la interpretación y recomendaciones provenientes de las investigaciones sociales resultan vitales para la sostenibilidad y desarrollo de la Nación.

“En estos momentos, el CIPS coordina la Comisión de Ciencias Sociales del Consejo de Ciencia y Tecnología para la implementación de los Lineamientos económicos y sociales del PCC, y sigue los impactos de muchas de las transformaciones que se están produciendo”, explica la doctora Domínguez.

Enla Universidad de La Habana se encaminan propuestas científicas como aquellas relativas a elevar el impacto de la fuerza de trabajo calificada, estudios sobre la familia, análisis sociodemográficos, sobre todo ecaminados hacia las repercusiones sociales y económicas del envejecimiento poblacional. Por su parte, la Universidad de Pinar del Río contribuye a la definición de políticas cooperativas en Cuba. Estos son apenas algunos ejemplos de cómo los altos centros de estudios se convierten en proveedores de instrumentos vitales, científicamente probados desde las Ciencias Sociales, como apoyo a la toma de decisiones, sobre todo en momentos que se actualiza el modelo económico y social de nuestro país.

Retos de las llamadas “ciencias blandas” en Cuba

Sin embargo, la doctora Domínguez reconoce la persistencia de “un escaso reconocimiento de la investigación en el plano político y social”. “Ya de por sí la imagen de ‘ciencias duras’ y ‘blandas’ cuestiona la cientificidad de las ciencias sociales, como algo que no siempre es riguroso, que no tiene una fortaleza en sus construcciones”, confirma la doctora María Isabel Domínguez.

Entre las primeras razones se divisan los estereotipos paradigmáticos. Hasta los años cincuenta del siglo XX el mundo académico apostó por el método experimental como único conducente a la verdad absoluta y medible. En esa etapa las llamadas “ciencias duras” fueron consideradas el futuro promisorio de la investigación científica. Sin embargo, ya en los ´60, la inserción de una mirada social desde el ámbito científico puso en duda metodologías cuantitativas, cuyos actores no cederían de facto su prominencia.

Aunque no se trata del blanco y negro, estas veladas tensiones se extienden hasta nuestros días y la comunidad científica cubana no es la excepción. Al interior del dominio de las Ciencias Sociales persisten debilidades que lastran todo el trabajo y la representatividad investigativa. Los doctores Justo Chávez, Teresa Muñoz y María Isabel Domínguez sistematizan algunas de ellas.

AfirmaDomínguez que una buena parte de la investigación en Cuba padece  de “academicismo” y “fragmentación”, esto es que resulta muchas veces incapaz de presentar sus resultados en un lenguaje asequible para públicos más amplios y se le critica una baja capacidad propositiva en momentos en que se experimenta un reordenamiento de las relaciones de producción, distribución, cambio y consumo.

Pero en los casos en que se decide incluir la investigación de procesos sustantivos dentro de una institución, los resultados no llegan a públicos más amplios, refiere la doctora Teresa Muñoz.

Estas realidades suelen tener gradaciones en función de vínculos ministeriales. Centros como el de Investigaciones Psicológicas y Sociológicas, o el de Estudios de Desarrollo Local, -por citar algunos-, podrían considerarse en ventaja por el solo hecho de pertenecer al Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente en Cuba (CITMA). La relación política-ciencia social desdibuja sus contornos, aún más, cuando se trata de instancias de investigación adscritas al Ministerio de Educación Superior (MES).

“El nexo universidad-sociedad depende de los organismos, de las empresas y gobiernos para formular demandas, introducir resultados, respaldar investigaciones. Esa articulación se ha visto frenada por algunas regulaciones existentes, que han impedido aprovechar plenamente el potencial científico de universidades y centros de investigación (…), así como por restricciones materiales y financieras”, explicaron directivos del Ministerio de Educación Superior, en el programa Mesa Redonda.

A ello se suman los efectos del divorcio universidad-empresariado cubano. En el MES se prioriza docencia e investigación, pero no se concibe la producción de bienes y servicios. Una  percepción contradictoria para este minuto nacional.

“El rol clave en el posicionamiento, debate público y construcción le corresponde a los integrantes de la academia cubana, en particular a los economistas, sociólogos y politólogos,”, sentencia el investigador Armando Chaguaceda.

Y es que ahora mismo solo importa la construcción de un aquí de democracia, participación, beneficio social, y sobre todo de sustentabilidad económica para todos.

En una sociedad que avanza hacia cambios trascendentales, las ciencias cubanas, -naturales, exactas y sociales-  están llamadas a marcar el camino de este socialismo, o mejor, su adecuación a una Cuba que celebra 55 años de cambios sociales trascendentales.


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Malvy Souto López

Se han publicado 2 comentarios


Arturo Chang
 10/1/14 12:37

Si hay “un escaso reconocimiento de la investigación en el plano político y social” es porque existen causas (o causa) y lo primero debe ser un autoexamen desde dentro de las ciencias sociales para revertir la situación.

Paloma
 10/1/14 9:40

Magnífico artículo. Esperemos que en el proceso de "horizontalidad" que se lleva a cabo dentro de la institucionalización, las Ciencias Sociales ocupen el lugar desde donde pueden ayudar a contribuir el logro de las metas propuestas por los Lineamientos.

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