domingo, 29 de septiembre de 2024

¿Ya no me quieres?

Algunas ideas sobre la falta de valor dada en la actualidad a las palabras que expresan afecto...

Tayatne Torres Rodríguez en Exclusivo 05/12/2020
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Discrepancias-amor
Resulta difícil disentir con otra persona, pero no debemos callar nuestra opinión ya que es tan válida e importante como la de los demás.

“Hola ¿Cómo estás? ¿Por qué no me escribiste ayer? ¿Ya no me quieres? Te extraño mucho. Cuando puedas escríbeme”. Este es el mensaje que me envió un muchacho al que conocí un par de semanas atrás, y con el cual he hablado solo dos veces. Al leerlo me molesté, en especial porque no es la primera vez que alguien prácticamente desconocido usa palabras como “querer” o “extrañar” para definir estados que hacen referencia a mí.

¿Será una nueva estrategia para ligar? ¿Será que con la pandemia y el aislamiento las personas tratan de sobrecompensar la falta de contacto íntimo? O peor, ¿acaso las palabras que solían expresar gran apego y compromiso ya no significan nada?

Tal vez es un problema conceptual. Existe un sinnúmero de formas de comprender el término amor desde las diferentes ideologías y puntos de vista, incluso una misma entidad puede ofrecer ideas diferentes sobre su significado.

Por ejemplo, la Real Academia de la Lengua Española tiene varias acepciones. Una de ellas es “sentimiento hacia otra persona que naturalmente nos atrae y que, procurando reciprocidad en el deseo de la unión, nos completa, alegra y da energía para convivir, comunicarnos y crear”. Mientras que otro de sus significados se aleja de las repercusiones psicológicas del sentimiento y lo enmarca como “tendencia a la unión sexual”.

Otro ejemplo con el que me gustaría ilustrar el hecho es la teoría triangular del amor. Según Robert Stenberg, un psicólogo estadounidense, el amor está compuesto por tres elementos: intimidad, pasión y compromiso. En dependencia de las interacciones de estos componentes las relaciones amorosas serán distintas, y pueden ir desde la atracción únicamente física hasta un vínculo emocional consumado y maduro.

Con tantas variaciones en las concepciones que existen sobre amor ¿cómo podemos saber a qué se refieren los otros cuando nos dicen “te amo”, “te quiero”, “te extraño”? ¿Cómo decirle a alguien que sus sentimientos nos resultan ofensivos?

Resulta difícil disentir con otra persona, pero no debemos callar nuestra opinión ya que es tan válida e importante como la de los demás. Tampoco se trata de hablar como si tuviéramos la verdad absoluta. Para que el diálogo sea provechoso, no solo en lo que respecta a este tema, sino en casi cualquier aspecto de la vida cotidiana, primero debemos escuchar las ideas de los otros y entender que su objetivo no es ofendernos. El hecho de que alguien tenga una concepción diferente, no significa que esté despreciando la nuestra, por tanto, tampoco tenemos razón para despreciar la suya.

Sería ideal que lográsemos dar argumentos constructivos y útiles sobre el punto donde surge discrepancia en lugar de tratar de invalidar la opinión del otro. Deberíamos tratar de hacer ver a la otra persona, con razones lógicas, por qué no está en lo cierto o por qué sostenemos una opinión diferente a la suya.

Por último, debemos cuidar el tono de las palabras. Cuando se usa un tono amenazante se crea tensión y se deja de lado la importancia de los argumentos.

Disentir no es amenazar ni ofender. Hazle saber a los demás cómo te sientes de forma respetuosa e inteligente.


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Tayatne Torres Rodríguez

Licenciada en Psicología


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