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sábado, 23 de noviembre de 2024

Un gigante de acero y piedra en el corazón de La Habana

La Estación Central, inaugurada en 1912 como emblema de una ciudad en pleno desarrollo, se encuentra en una nueva etapa de su historia: la restauración que busca devolverle su antiguo esplendor...

Estación Central de Ferrocarril
Por más de un siglo, esta Estación fue el punto de encuentro de familias, el inicio de nuevos destinos y la despedida de viejos recuerdos

En el corazón de La Habana, un gigante de acero y piedra, testigo de incontables llegadas y partidas, se levanta una vez más. La Estación Central, inaugurada en 1912 como emblema de una ciudad en pleno desarrollo, se encuentra en una nueva etapa de su historia: la restauración que busca devolverle su antiguo esplendor, ese que ha acompañado a generaciones de cubanos, y, a la vez, prepararse para recibir a las futuras.

Por más de un siglo, esta Estación fue el punto de encuentro de familias, el inicio de nuevos destinos y la despedida de viejos recuerdos. Sus muros, de estilo neoclásico, han visto pasar la historia y nunca dejaron de ser el símbolo de una Habana que lucha por mantenerse en el tiempo.

Hoy, tras años de desgaste y desafíos, la estación está recobrando su esplendor original gracias a un ambicioso proyecto de restauración que, no solo devuelve la vida a sus imponentes torres y salones, sino que rescata el legado de un patrimonio único.

"Solo hay tres estaciones de este tipo en todo el mundo," explica Jorge Candelaria, uno de los principales responsables de la restauración. "Estamos comprometidos en recuperar cada detalle arquitectónico respetando su diseño original," comenta mientras señala los espacios que pronto podrán volver a su resplandor de antaño. 

Durante un recorrido que realizó un equipo de Desafío, Candelaria detalló cómo se han aplicado técnicas innovadoras para garantizar la estabilidad estructural del edificio, a la vez que se respeta cada uno de los elementos originales: desde la cerámica artesanal de la fachada hasta los intrincados detalles en mármol de sus pisos y paredes.

Este esfuerzo titánico busca no solo devolver la funcionalidad a la estación para miles de pasajeros, sino también dar nueva vida a un lugar cargado de memorias. A través de esta restauración, La Habana recupera una pieza invaluable de su identidad, un símbolo que, a pesar de los contratiempos, está siendo rescatado. La reapertura parcial, prevista para finales del actual año, inicios del próximo, marcará un hito en este proceso, abriendo nuevamente las puertas de un espacio que, durante más de cien años, ha sido testigo de la vida y el movimiento de nuestra capital y del país.


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