PRIMER VISTAZO: EL POBRE CONSUMIDOR
En la Cuba contemporánea se habla a menudo sobre la “defensa del consumidor”. Pues bien, sépase que el tema no es, ni mucho menos, solo de nuestros días. No, el asunto no data de ayer o de anteayer, sino que resulta varias veces centenario.
El muy ilustre Cabildo de San Cristóbal de La Habana, reunido solemnemente el día 11 de abril de 1569, está que trina, movido por una justificadísima indignación. Sí, porque examinan denuncias contra comerciantes que tienen —lo que entonces llamaban— “pesas faltas”.
Usted, que me escucha, y yo, nos entendemos. Desde épocas remotísimas, desde los lejanos días de Ñañá Seré, ya nos entregaban libras de catorce onzas.
SEGUNDO VISTAZO: LOS QUE SUDABAN LA CAMISA HACE SIGLOS
Esta segunda postal de hoy nos llevará a conocer honrada gente trabajadora, entre los habitantes de San Cristóbal de La Habana, en sus días inaugurales.
No dudo que por entonces ya existiesen devotos de la vagancia, pero sépase que abundaban quienes seguían el mandato bíblico de ganarse el pan con el sudor de la frente. Así, en 1582, se recoge una relación de los esforzados vecinos, y entre ellos se encuentran: Cristóbal López, herrero; Pedro Serrano, sastre; Marcos de Carmona, zapatero; Diego Rodríguez, platero; Esteban Gutiérrez, albañil; Juan Gallego, pescador.
A no dudar, aquellos antepasados nuestros fueron gentes que nos legaron una especie de culto a la laboriosidad, observancia que ojalá nunca se extinga.
TERCER VISTAZO: DRAKE NO PUDO CON LOS HABANEROS
El marino y corsario británico FrancisDrake fue, sin lugar a dudas, un exitoso combatiente.
Atacó a la flota española en sus mismas aguas, frente a Cádiz. Colaboró en la derrota de aquella Armada que llamaron Invencible, pero que no lo era. Saqueó a Valparaíso, tomó el puerto de Nombre de Dios, en el istmo de Panamá, y arrasó la cercana ciudad de Portobelo.
Ah, pero… en San Cristóbal de La Habana se encontró con la horma de su zapato.
Con treinta buques y mil trescientos hombres intentó tomar la plaza en 1586, mas fue rechazado por el fuego de artillería. Varios ingleses capturados terminaron efectuando trabajo esclavo en la fortificación de la villa.
Por eso, a La Habana la llamaron “el fracaso de Drake”.
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