¿Qué estás pensando? Con esa atenta pregunta nos recibe Facebook. Es una interrogación muy concreta que va dirigida a usted, con su nombre propio y desde su muro. Luego subimos nuestras fotos, comentarios, cumpleaños felices, gustos, comidas expuestas en su salsa. Damos rienda suelta a nuestra pulsión escópica y exhibicionista.
Dicho de otro modo, miramos desde una ventana y nos exponemos ante el otro; a veces el rostro es una imagen que no se corresponde con la realidad, sino con una hiperrealidad, es decir con una distorsión de ella. Todo eso sucede de gratis pero dentro de una burbuja. Fuera de ella, el ojo del Gran Hermano Orweliano, nos vigila y reconforma nuestra radiografía espiritual, ideológica y sicológica.
Por los tantos “me gusta”, Facebook- que no es sólo un libro abierto sino una empresa- llega a saber todo lo que a usted y a mí nos gusta; y he aquí un asunto no menor: regalamos información al por mayor. Es difícil escapar, incluso si no participamos del jolgorio feisbuciano, algo llega de nuestra huella digital a través de correos electrónicos, búsquedas en Google y otras tantas. No se trata de huir de este fenómeno sociocultural sino de saber para no confundir la libertad con otra esclavitud.
Pero a decir verdad, hay algo en esta pregunta: ¿Qué estás pensando?, que nos mueve a reflexionar. Se trata de la interrogación que es preciso dirigir a los otros, no para hacer la radiografía de intereses y gustos, sino para el ejercicio de participar en un proyecto colectivo.
Cuando el mandonismo se instala como estilo de dirección, poco importa lo que piensen los demás sobre cualquier asunto. Es entonces cuando el jefe se alza, imperturbable, detrás de un buró y dice: “aquí para pensar estoy yo, los demás para ejecutar”. Pero es que nadie puede pensar por mí, ni yo por los demás. Negar el pensamiento es dar lugar a silencios peligrosos y al disfraz de las simulaciones.
Las personas estamos llenas de ideas y sueños. Pensamientos útiles en un centro de trabajo, una empresa, un barrio, una localidad, una ciudad, un país. No podemos asumir a los otros con la pantalla de nuestros prejuicios o prepotencias. Es con la humildad de saber que cada punto de vista es la vista desde un punto, como dice el teólogo brasileño Leonardo Boff.
Para nosotros la pregunta: ¿Qué estás pensando, Fulano?, es útil para enfrentar la disyuntiva histórica que plantea Frei Betto en su obra La Mosca Azul, y que explica una de las causas del descalabro del socialismo en Europa del Este: “El capitalismo privatizó los medios de producción y socializó los sueños. El socialismo socializó los medios de producción y privatizó los sueños”
El Ejercicio de pensar, es también el acto ético de servir, de buscar soluciones a los problemas, de dialogar para encontrar entre todos los mejores modos de construir; sabemos que no escaparemos a los errores con sus lecciones, pero nada nos alienta tanto como esa sabiduría que brota del alma colectiva. Y que no sea solo Facebook quien nos lance la atenta pregunta, sino usted mismo aun subordinado, o a su compañero de viaje y lucha por el bien de todos.
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