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lunes, 25 de noviembre de 2024

Mi misión son mis hijas

Luego de 37 años de trabajo, Migdalia de la Fe afirma haber encontrado en la enfermería su gran vocación...

Stephany Lorente Sánchez en Exclusivo 13/05/2024
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Migdalia de La Fe, enfermera
El nacimiento de sus hijas no fue impedimento para que Migdalia continuara ejerciendo su profesión (Cortesía de la entrevistada)

El domingo comienza caluroso, Migdalia está despierta desde temprano intentando adelantar los quehaceres lo antes posible para irse a celebrar sin preocupaciones. Mientras prepara el café de la mañana, una sonrisa se asoma en su rostro al escuchar en su pequeña radio la mención de la fecha del día; pues recuerda que la celebración es doble.

Con la experticia de quien ha pasado por todas las áreas dentro de su profesión, Migdalia de la Fé afirma que la enfermería es uno de los oficios más impredecibles; pero, aun así, reconoce haber logrado encontrar inesperadamente allí su gran vocación.

A pesar de que de adolescente le apasionaba el teatro, el otorgamiento de una carrera que no la entusiasmaba mucho en el preuniversitario la llevó a graduarse, dos años después, como técnico medio en enfermería. Pero al poco tiempo de comenzar a ejercer, su desarrollo profesional amenazó con verse interrumpido.

La llegada de Leydis, la primera de sus dos hijas, supuso un cambio total para su vida, pues al regresar de su licencia de maternidad, las guardias de 12 horas en el hospital Ambrosio Grillo de Santiago de Cuba se le hacían insostenibles. La solución fue trasladarse hacia el policlínico más cercano; hasta que tres años después el nacimiento de Laydis, la más pequeña; conllevó a su traslado hacia el área de salud.

No obstante, la maternidad no fue un impedimento para Migdalia, quien con sus hijas aún pequeñas decidió superarse y comenzar a hacer su licenciatura en enfermería.

“Me fue muy difícil porque mi familia vivía lejos de mí; mi esposo era músico y pasaba mucho tiempo afuera; y, además las niñas estaban chiquitas y a veces se enfermaban. Pero siempre me decía: si otros pueden, por qué yo no voy a poder. Mi meta era llegar hasta el final”.

Y así lo hizo; años después, Migdalia se desempeñó como profesora e incluso llegó a ser metodóloga de enfermería en Santiago de Cuba. Pero los méritos en su trayectoria profesional no la hacen olvidarse de su pasión: “creo que la enfermería más importante es la que se hace en el área de salud, la preventiva; y también es la que más vocación de servicio requiere”.

Recuerda jocosamente la vez en que, durante una situación de urgencia, los doctores la confundieron con la madre de una paciente; o cuando sus colegas y familiares la llamaban “bruja” por sus resultados al poner en práctica los conocimientos de acupuntura que obtuvo durante la investigación para su máster en Medicina Bioenergética.

Luego de 37 años de trabajo, Migdalia dice poseer anécdotas suficientes para escribir un libro; pero la que más la emociona es la del nacimiento de su primer nieto, cuando estuvo como asistente en el parto, cuando vio a Leydis convertirse en madre y solo podía pensar en haber sido un ejemplo para ella; ese día recordó todas las veces que rechazó propuestas de misiones internacionales, en ese momento su respuesta habitual, “mi misión son mis hijas”, tuvo más sentido que nunca.


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Stephany Lorente Sánchez

Estudiante de periodismo


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