domingo, 29 de septiembre de 2024

Malas caras

Son muchas las ocasiones en que los funcionarios que deben tratar con el público maltratan a las personas sin ningún motivo aparente...

Leticia Martínez Hernández en Exclusivo 18/05/2014
12 comentarios
Adan_leticia
Las personas que lidian con el público no siempre estan preparadas para ello. (Adán Iglesias Toledo / Cubahora)

Todos tienen mala cara. La recepcionista no mira a los ojos. Parece que le pesa levantar la mirada o no le interesa. Escuchó mis buenos días pero no hizo nada con ellos. Yo puedo ser el mosquito que se refugia en el policlínico para huir de la fumigación que ahora mismo está inundando de humo la calle. Pero no, no lo soy, vengo con un certificado médico para que ella, obstinada así como está, le ponga firma y cuño.

Es lunes, la mañana está linda, acaba de sucederse el día de las Madres, pero ella, la recepcionista, está molesta. Y le reitero los buenos días, y le digo por favor, y la trato de usted, pero no se ablanda. “¿Esto es para el círculo infantil?”, me pregunta, sin mirarme aún. Le digo un sí, bajito, amistoso, pero de esos “sí” tampoco conoce, definitivamente no le intereso. “Ah, no, pero eso no es conmigo. Sube a hablar con la subdirectora”. Y para allá voy, maltratada una mañana linda luego de sucederse el Día de las Madres…

Quizás la subdirectora haya amanecido de mejor humor, me voy consolando mientras subo las escaleras. Y de nuevo los “buenos días”, y de nuevo el “por favor”, y de nuevo los “usted”. Pero a esta mujer, también con cara recia, le pasa algo. “¿Usted es la subdirectora?”, le pregunto afable. “¡Hum!”, me suelta y yo no se qué quiere decir, no sé si me está confirmando que sí, que es ella; no sé si me está alertando de que está cansada de que la molesten para una firma; no sé si será una manera extraña — quizás en algún dialecto en extinción— de decirme que es un placer atenderme. Sospecho que la conversación con esta funcionaria también será difícil.

Pero, qué va, me equivoqué. No fue difícil el diálogo. Al contrario, no existió. Ahí volví con mi cantaleta del certificado médico para el círculo infantil de mi hija y que necesitaba que ella firmara el documento. De nuevo el ¡hum!, extiende su mano, coge el documento maltrecho, firma, me lo entrega y sigue con su molestia un lunes temprano de una mañana hermosa luego de sucederse el Día de las Madres.

Y salgo disparada del lugar, con mi papel firmado, pero con unos deseos de no volver a este edificio verde, repleto de gente haciendo colas frente a las puertas aún cerradas de las consultas, habitado por personas más contentas en sus fotos plasticadas del solapín, personas molestas, incapaces de ponerse en el lugar de los demás, con la asignatura de la cortesía suspendida, con la desfachatez de tratarte como al mosquito que huye de la fumigación, como si no fuéramos precisamente nosotros, los dolientes, el móvil de sus profesiones; personas que te califican de “fina” porque usas los buenos días, parecen lejos aquello que me contaba abuela cuando los más pobres, los menos refinados, eran precisamente los más corteses.

¿Será que están sobrecargados de trabajo? ¿Será que están molestos por el salario que reciben (habrá que esperar a junio, cuando les suban el sueldo a los trabajadores de Salud Pública, para que te reciban con buenos días)? ¿Será que nadie exige allí un buen trato, ni los pacientes, ni los jefes? ¿Será que tienen problemas en sus casas?

Aunque —me tomo el placer de contestarme— si por estar inconformes con nuestro sueldo, si por tener problemas en casa, si por estar sobrecargados de trabajo, vamos a poner mala cara, vamos a maltratar o no tratar a los demás ¿adónde iremos a parar?

Así salía del policlínico cuando una señora, sentada en una silla sin espaldar a la puerta del lugar de las malas caras, creo que fungiendo como custodia del lúgubre sitio, me dice: “Mijita, ¿resolviste? Sí, abuela, le respondo cansada. Y ella pone el punto final a esta historia: “Que bueno, que tengas buen día”. Y yo sonrío porque quedan, quedan pocos, pero quedan.


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Leticia Martínez Hernández

Madre y periodista, ambas profesiones a tiempo completo...

Se han publicado 12 comentarios


green eyes
 26/5/14 12:09

Una cara osca no es sorpresa para nadie en empresas o instituciones estatales, incluso de prestación de servicios en cuc para no hablar de los mismo en cup, no se han preguntado pq no vemos estas caras en servicios privados?, pienso que el precario salario, la exigencia de un dueño, directivo o jefe, la motivación del trabajador ,etc, son las causas de estas expresiones de inconformidad y desapego a la actividad que realiza esta personilla de cara y actitud cuadrada, no se puede dar la otra fase de la luna pensando que no tengo papel higiénico y mi niño o nieto no tiene zapatos para ir a la escuela pq están muy caros en la tienda, o que voy a hacer de comida hoy … la pregunta de todos los días, a esto se le suma toda una serie de cuestiones laborales y de convivencia que lo único que me da por reflexionar y concluir que el cubano es el ser mas atormentado y estresado de este mundo.

Dairis
 22/5/14 16:26

Eso esta pasando a menudo, las personas han perdido muchos valores que los hacen mejor persona y a veces uno mismo se pregunta porque hay que aguantar que vayas a cualquier lugar y no tengas el trato que corresponde que culpa tengo yo si la persona que me atiende tiene mal humor, está molesta o tiene problemas, no tiene porque mezclarse, son cosas diferentes pero asi es la vida y la sociedad de hoy.

leticia
 22/5/14 13:24

Con mucho gusto lo digo, es el Políclinico Cerro :( Ojalá nos lean, gracias a todos

Karyfer
 22/5/14 0:29

Muy buen comentario, pero me hubiera gustado más que mencionaras el nombre del policlínico . ¡Va y alguno de sus trabajadores lo lee y se sensibiliza y ayuda a que cambien las caras, aunque sea por un poco de vergüenza.

Carlos.
 21/5/14 10:38

El maltrato, el mal servicio, la mala cara son fenomenos que no pueden verse aislados, son parte de un todo comùn.. Vivimos en una sociedad en decadencia, donde la depauperaciòn de sus miembros ha llegado al limite de lo permisible.. La solidaridad, el respeto mutuo, la tolerancia, etc son virtudes que hemos perdido porque sencillamente nos ocupamos durante mucho tiempo de otras cosas y no le dimos a estos asunto la importancia que requiere. Me pregunto, de què nos sirve ser un pais solidario para con los demàs, ser un pais cuyo gobierno se ha preocupado por formar hombres de bien, profesionales en todos los ambitos de la vida social y econòmica y sin embargo tenemos un pueblo poco culto, poco solidario para con nosotros mismos.??? De què han servido entonces tantos años de esfuerzo, sacrificio y dedicaciòn?? En què nos hemos convertido? Hacia donde vamos si no erradicamos todos estos problemas sociales que nos afectan hoy?? Alguien se ha puesto a meditar??

Alicia
 21/5/14 9:37

...creo que ya nos acostumbramos a esta rutina en cada lugar que visitas a resolver algun problema,y solo oyes por respuesta esto no hay quien lo arregle y ya lo incorporamos a nuestras rutinas .Nadie le da seguimiento o enfrenta, y el nesecitado de resolver sigue en su peloteo.

Yohanna Crespo Ferrer
 20/5/14 14:15

...creo que primero tenemos que ponernos en el lugar del doliente para darnos cuenta de que debemos tratar a los demás como nos gusta que nos traten.las personas piensan que siempre serán martillo y no clavo, y están muuyyyyy equivocados ¨todos necesitamos de todos¨

leticia
 20/5/14 11:48

gracias a todos y al Joe por ser mi amigo :)

Joel
 20/5/14 9:15

Mira que Leti escribe bien, pero esto está especial: el fenómeno, la reflexión, la justa medida de su alcance y el tono fresco, ligero, ameno. Ya voté por este trabajo. En la Cuba de hoy cada vez debe haber menor cabida para las malas caras.

neida
 19/5/14 14:11

La mala educacion se ha echo eco de los cubanos hoy dia, ya no se dicen buenos dias, ya no se respetan los valores inculcados por algunas familias, la indisciplina social, la falta de respeto y el abuso de poder es lo que esta vigente en la cuba de hoy.

ulises
 19/5/14 12:02

El mal trato,como el burocratismo en las gestiones de la poblacion, son males que hay que arrancar de raiz,pero como afirma el amigo Carlos casi siempre quien da el maltrato sigue en el mismo lugar como si nada, porque eso se ha engendrado en el queacer de nuestro pueblo

Carlos
 19/5/14 10:15

Los cubanos, estamos tan acostumbrados al maltrato que se ha hecho tan cotidiano que ni siquiera nos detenemos a pensar en el asunto. Lo padecemos desde hace mucho, y tampoco se hace nada ante la queja del que recibe el maltrato...porque una mala cara desde un burò, una oficina o desde cualquier lugar donde se preste un servicio, sin dudas es maltrato. Pero lo peor de todo es que aùn cuando uno se cansa de dar las quejas, de elevar a los "organismos superiores", casi siempre quien da el maltrato sigue en el mismo lugar como si nada.. hasta cuando??

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