Desde la Constitución de la República se estipula en el primer artículo que el Estado debe garantizar la dignidad, el humanismo, el bienestar, la igualdad y la prosperidad individual y colectiva. Además, la Carta Magna como derechos reconoce el acceso a la educación, la salud, la alimentación saludable, la seguridad, la asistencia social, el trabajo digno y la recreación.
En Cuba, a pesar de las grandes limitaciones económicas, se han desarrollado una serie de políticas públicas que garantizan que las personas, sin importar su nivel de ingresos, puedan acceder a servicios sociales básicos como la salud y la educación, que en el país son gratuitos.
Asimismo, el gobierno plantea como parte de su estrategia para el desarrollo del país no dejar a nadie atrás y proteger a los más vulnerables.
Desde que se creara el Índice de Desarrollo Humano (IDH) en 1990, Cuba ha reportado un crecimiento en su valor. Actualmente, se encuentra en el lugar 70 del ranking de 189 naciones y entre los diez primeros de América Latina y el Caribe.
En cuanto al Índice de Pobreza Multidimensional, elaborado por desde el 2010 por el Oxford Poverty & Human Development Initiative (OPHI) y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (Pnud), el país tiene los valores más bajos del mundo (lugar 7 al 10 entre 104 países que se calcula, según el Reporte Mundial de 2020).
En la primera década del siglo XXI, la pobreza en América Latina descendía, pero esto cambió con el comienzo de la pandemia. Gráfico tomado de Deutsche Welle
Estos resultados se deben a que más allá de carencias económicas, existen importantes indicadores en los que Cuba resalta como la culminación de estudios primarios, amplia cobertura de salud, reducción de la desnutrición y
mortalidad infantil y de niños y niñas menores de 5 años, la erradicación de enfermedades y la alta cobertura de inmunización, la reducción de la tasa de analfabetismo de adultos y el amplio acceso de infantes en edad escolar a la educación básica.
RETOS PARA LA ERRADICACIÓN DE LA POBREZA EN CUBA
No obstante lo antes mencionado, queda retos para avanzar hacia un desarrollo en el país que beneficie a toda la población. Entre los principales se encuentran elevar el nivel de ingresos, proteger mejor a los grupos vulnerables y la seguridad alimentaria. Todos estos se ven afectados por la inflación y escasez de productos de primera necesidad que vive la nación tras la pandemia, a lo que se suma los problemas en la generación de energía.
- Consulte además: Plan SAN y los avances para la soberanía alimentaria en Cuba
En ese sentido, se trabaja para brindar una atención diferenciada a los grupos vulnerables como asistencia social y subsidios. Por ejemplo, se subvencionan dietas médicas, ciertos medicamentos y se brinda una ayuda económica a familias de bajos ingresos.
A modo general es el Plan Nacional De Desarrollo Económico y Social hasta el 2030 (PNDES 2030) con los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) el factor clave que define el gobierno para avanzar en esa dirección.
Este incluye inversiones en la informatización de la sociedad, la soberanía alimentaria, atención al envejecimiento poblacional, uso de fuentes renovables de energía, desarrollo territorial, entre otras estrategias para impulsar una mejor calidad de vida.
Por ejemplo, como parte de este el gobierno aprobó el Plan Nacional de Soberanía Alimentaria y Educación Nutricional, para organizar sistemas alimentarios locales, potenciar el autoabastecimiento local y la producción de alimentos de forma sostenible, y a su vez generar una cultura alimentaria que contribuya a una población saludable.
- Trabajo elaborado con información del Informe Nacional Voluntario de la República de Cuba presentado en 2021 ante el Foro Político de Alto Nivel de las Naciones Unidas sobre Desarrollo Sostenible.
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