Como víctima de una silenciosa epidemia, la sociedad cubana envejece a pasos acelerados en un inexorable proceso demográfico cuyas tendencias abren desafíos de cara a los años venideros, cuando disminuirá la fuerza laboral y aumentarán las tensiones sobre el extendido sistema de seguridad social del país.
“Somos un país con un alto grado de envejecimiento en el que muchas cosas se convierten en desafíos”, afirma el doctor Rolando García, representante auxiliar en Cuba del Fondo de Población de Naciones Unidas (UNFPA por siglas en inglés).
Apoyado en datos de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI), García señala que, al cierre del pasado año, 11 millones 241 mil 161 cubanos vivían en los 106 municipios y 11 provincias de la nación.
“Esa cifra es el resultado de una dinámica de transición demográfica donde disminuye el ritmo de crecimiento de los últimos 15 años, por lo que la población cubana no solo no aumenta, sino que incluso decrece”, asevera.
Como causas de esa disminución, el experto identifica el impacto del aumento de la esperanza de vida, el incumplimiento de la llamada tasa de reemplazo y el saldo migratorio.
Sobre el primer acápite apunta que el país tiene una esperanza de vida de alrededor de 78 años como promedio para ambos sexos, un dato que está a la altura de los países más desarrollados del planeta y que habla muy bien del sistema cubano de salud.
Por otro lado, García explica que cuando se tienen dos nacimientos por mujer se asegura el reemplazo simple de la población, aunque si se tienen tres es un reemplazo ampliado, pero en Cuba esa tasa está por debajo de dos desde hace más de 15 años,
“La capacidad intrínseca de crecimiento está comprometida y si tomamos nacimientos frente a las madres potenciales, habría que tener al menos una hija por mujer para el reemplazo simple, pero la curva históricamente ha estado por debajo de uno, lo que tiene un impacto sobre el aumento de la población”, ahonda el especialista.
El otro componente conocido es el saldo migratorio que tiene una tendencia sostenible hacia la emigración, con impactos coyunturales como en el 1994, que se evidenció al cierre de 2010 cuando hubo más de 38 mil.
“Cuba tiene hoy un 17,9 por ciento de personas de la tercera edad, lo que significa unos dos millones de adultos mayores y el nivel de envejecimiento es lo de los mayores de América Latina, junto a Uruguay y algunas islas del Caribe, que tienen escalas poblacionales pequeñas”, sostiene el demógrafo.
Las estadísticas no mienten y muestran que los adultos mayores cubanos están sobrepasando a los menores de 15 años, e incluso los que arriban a la edad laboral están siendo menos que los que llegan a la edad de jubilación.
García señala que los municipios cubanos se mueven entre 15 y un poco más del 20 por ciento de envejecimiento, por lo que afirma que “es un proceso de envejecimiento de una homogeneidad tremenda que está en las familias, las comunidades y las localidades”.
El experto asegura que las previsiones dicen que esa es una tendencia que se va a mantener, por lo que para 2025 la población cubana no va a crecer, sino que se va a estabilizar en alrededor de unos 10 millones y medio de personas.
No se puede perder de vista que, como los niños, los adultos mayores consumen más de lo que producen, un asunto que hay que atender con cuidado sobre todo ahora, que el país está enfrascado en un proceso de actualización del modelo en el que la mirada de la sociedad está enfocada desde la economía.
No obstante, García considera que la nación tiene las bases para enfrentar esos desafíos y en ese sentido pone en relieve una voluntad política, cuya expresión más evidente es el Programa Nacional del Adulto Mayor.
“Además están las bases institucionales, el capital humano calificado, las redes comunitarias, el capital social intangible y los sistemas de amparo y protección a aquellas personas vulnerables”, enumera.
El demógrafo asegura que no hay evidencia histórica de que se extingan las poblaciones de edad avanzada, y en ese sentido pone como ejemplo a Japón, por eso, entre risas, subraya que “los dinosaurios se extinguieron, pero los cubanos no”.
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