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jueves, 28 de noviembre de 2024

Crónicas de la teta (+Fotos)

Un día te negaste a aceptar uno de mis senos. Simplemente decidiste que no lo querías más. Fue la peor travesura que me pudiste hacer con apenas un mes de nacido...

Rouslyn Navia Jordán en Exclusivo 19/08/2022
1 comentarios
Lactancia materna-Claudia Lisette Arias
Claudia Lisette Arias Pérez y su bebé Sarah.

Sarah

Cuando escuchas la palabra “terapia” y ves a tu bebé alejada de ti inmediatamente después de nacer, el que debía ser el día más feliz de tu vida termina en lágrimas, y con ese miedo que te atenaza el estómago y te corta la respiración.

Cuando pasas tres días completos sin poder ver el rostro de tu hija, tu vida se convierte en esperar, desesperar, escuchar lo que dicen los médicos, pendiente incluso de cada mínima inflexión en el tono, de cualquier detalle que te permita ponerle alas a tus ilusiones de irte pronto a casa con ese pedacito de ti que allá, en aquella sala de nombre atemorizante, se aferra y lucha.

Cuando finalmente escuchas que podrás verla, es como si te devolvieran el aire…de pronto te das cuenta de que llevas tres días sin poder respirar de verdad.

Y se hace la luz en cada encuentro. Son 54 largos días en terapia que solo se hacen llevaderos por esos maravillosos momentos en que puedes sostenerla, acercarla a tu seno, y convertirte en vida, calor, alimento. Quisieras transmitirle toda tu fuerza y tu salud en cada gota de leche, y sientes que lo logras, porque notas que, sutilmente, muy poco a poco, se te hace más pesada entre los brazos, que su salud se fortalece, que los médicos sonríen y el optimismo se desborda en sus voces.

"Sarah ya puede ir a casa", te dicen un día. Y finalmente el nudo del estómago se desata. Sonríes, libre al fin de las sombras. Y sales al sol con aquel bultico de vida envuelto en la manta primorosa que elegiste muchos meses atrás para la ocasión especial.

Aquel vínculo, aquella conexión increíble que sientes al alimentar a Sarah con tu pecho, no solo la ayudó a ella, razonas después. También te salvó a ti de perderte en el laberinto del miedo y la soledad durante aquellas semanas interminables. Así que decides seguir abrazada a ese momento mágico tanto tiempo como sea posible.

Y ya van 21 meses.

Ariel

Soñé tanto contigo. Muchos años antes de llegar ya te había imaginado. No fue un camino fácil, te digo. Hubo tristezas, meses de ilusiones rotas, consultas médicas y tratamientos dolorosos. Pero todo valió la pena el día en que supe que al fin vendrías a mi vida.

En el instante en que te tuve en mis4

1 brazos, no podía creer tanta dicha. Y a la vez, me sentí tan asustada. Jamás había cargado una personita tan pequeñita…supe que me ibas a enseñar mucho, que me convertirías en una mujer nueva, que me harías crecer.

Un día te negaste a aceptar uno de mis senos. Simplemente decidiste que no lo querías más. Fue la peor travesura que me pudiste hacer con apenas un mes de nacido. Me dolió el rechazo, pero más me dolió aquel seno hinchado de leche que te negabas a sacar. Aquello se puso feo, no tienes idea. Luego la doctora dijo “mastitis” y “bajo peso” y “leche artificial” y “biberón”.

Tú estabas perfecto. Pero para mí fue una etapa triste. Fomentos. Fiebres. Dolores. Y lo peor era que ya no podía decir aquellas palabras que me gustaban tanto: “lactancia materna exclusiva”.

Pero tuve suerte ¿sabes? Conocí a un grupo de mujeres en un grupo de Whatsapp que me ayudaron mucho. Una amiga me habló de Maternidad y Vida, un proyecto para que las madres pudiéramos encontrar apoyo e información sobre bebés.


Ana Evis Echemendía Diaz y su bebé Ariel.

Esas mujeres me salvaron la ilusión. Me convencieron de que confiara en mi cuerpo, me apoyaron, me consolaron, me explicaron cómo podía seguir alimentándote de mí, y me enseñaron que la paciencia y la dedicación serían siempre la clave frente a tus travesuras.

Un día les conté mi tristeza por aquel biberón que se había apropiado de esa labor que antes era solo mía. Solo quería desahogarme. Pero algo increíble ocurrió. Me contaron que mi sueño no era imposible. Relactancia, dijeron. Y yo aprendí que en una sola palabra podía caber la felicidad. Mi ilusión era volver a ser tu única fuente de alimento y ahora sabía que tenía oportunidad de lograrlo.

Me hablaron entonces de otro grupo maravilloso llamado La Liga de la Leche Cuba, donde hay especialistas que te ayudan a lograr lo que muchas creemos imposible. Conocí allí más mujeres increíblemente pacientes y amorosas que me brindaron sus mejores consejos.

Aquello que parecía un sueño lejano, hace dos meses se hizo realidad. El biberón ha ido a llorar su derrota en el armario de la cocina y yo, en el sillón, te arrullo en mis brazos, me adentro en la profundidad de tus ojitos brillantes y te amo más que nunca mientras bebes, ávido, la vida de mis pechos.

Isabella

Cuando mi hija nació, en mi sala habían otros tres bebés. Era inevitable notar que mientras ellos lactaban en 15 minutos o media hora y dormían felices, Isabella necesitaba más de 1 hora.

Allí mismo en el hospital empezó aquel dolor horrible mientras la alimentaba. Yo hacía muecas, pateaba el piso, daba golpes en la cama... y cada nueva toma era peor que la anterior.

Desde el embarazo deseaba lograr la lactancia materna exclusiva,  no solo como una meta, sino como el único camino posible, estaba convencida de los enormes beneficios que tiene la leche materna en comparación con otras leches o fórmulas.


Annia Serrano Ricardo y su bebé Isabella Amelie

Ahí mismo, en el hospital, busqué videos que enseñan cómo lograr el agarre correcto del bebé al pezón, pero nada parecía funcionar. Con la ayuda de otras madres logré descubrir que Isabella no podía lograr buen agarre porque tenía frenillo corto en la lengua y también en el labio superior. Eso, aprendí, la imposibilita rodear el pezón con su lengua para succionar correctamente. Por eso me dolía tanto. Por eso le tomaba tanto tiempo a la niña hacer las tomas.

La solución era probar diferentes posiciones para lactar, hasta encontrar la que mejor funcionara para ella, y no bajo ningún concepto ofrecerle biberón ni tete. Pasé todo un mes sufriendo de dolorosas grietas en los pezones, con ganas de llorar cada vez que ella despertaba, mirando el sillón de lactar con ira, mientras mi pequeña se alimentaba como podía, haciendo tomas de 4 horas, sin dormir casi nada.

En esos días, noches y madrugadas, mi único consuelo eran las madres de Maternidad y Vida, un grupo de Whatsapp al que tuve la dicha de llegar. Ellas me daban ánimos, me recordaban todo el bien que le hace a mi bebé cada gota de leche, me compartían sus experiencias…algunas incluso habían pasado por lo mismo que yo y me consolaban “aguanta otro poquito, verás que el dolor va a desaparecer pronto”.

Un mes se dice fácil, pero no lo fue. Sin ese apoyo creo que no lo hubiéramos logrado, pues en casa la familia solo aconsejaba biberón, tete, anís, lactancia con horarios...todo lo que mi instinto rechazaba. Pero el dolor pasó, al fin. Aunque no fue el final de las dificultades.

Como ya imaginarán, después vinieron los brotes de crecimiento, esos terribles períodos en que la madre duda de su capacidad de producir leche por desconocimiento, y ahí también estuvieron de nuevo esas mamis maravillosas aconsejándome. A los 5 meses Isabella hizo una huelga de lactancia... en fin, que no fue un camino de rosas.  

Pero contra todo pronóstico, llegamos a los 6 meses de LME. De ahí en adelante fue fácil, ya una amiga del grupo me lo había anunciado, que después de esa edad lo más difícil quedó atrás.

Ya llevamos 13 meses de lactancia y no quiero que acabe nunca. Ahora, en el grupo, ya tengo la experiencia necesaria para apoyar y aconsejar a las mamis que se inician en este hermoso camino, tengo la oportunidad de darles ánimo como mismo lo hicieron otras conmigo... Es hermoso maternar en tribu y no imagino qué sería de mi maternidad sin esas mujeres a las que considero tías de Isabella por derecho propio.


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Rouslyn Navia Jordán

Cubana, madre y periodista...tres retos que asumo a diario

Se han publicado 1 comentarios


Ramon
 20/8/22 5:12

De un Periodista me esperaba un titulo de articulo donde EN vez de Teta apareciera Seno. Mas educadon y menos prosaico. Si esta es la nueva generazione de periodistas estamos muy bien entonces . Como si no fuera poco la cantidad inumerable de gente que que escribe con Miles faltas de ortografia.

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