//

domingo, 24 de noviembre de 2024

Laboratorio de contrarrevolución

Entre las facilidades que brindan los diplomáticos norteamericanos a sus "protegidos" está el suministro constante de dinero...

Norelys Josefa Morales Aguilera en Exclusivo 23/02/2012
1 comentarios
Aguila Imperial
Washington entrega miles de dólares cotidianamente para fabricar incidentes internos en Cuba.

La Sección de intereses de los Estados Unidos de América en la Habana (SINA) así como la sección de intereses de Cuba en Washington fueron establecidas bajo convenio entre los gobiernos cubano y norteamericano el 30 de mayo de 1977, durante la administración de James Carter.

Lo que apuntaba a una mejora de relaciones entre Estados Unidos y Cuba ha sido empleado sistemáticamente para entorpecer el intento. La página web de la SINA revela abiertamente que: “Los objetivos de USINT en Cuba son los de promover una transición pacífica al sistema democrático basado en el respeto a la ley y a los derechos humanos individuales y abrir sistemas económicos y de comunicación”.

Viniendo de esa sede diplomática, tal declaración se traduce en que la contrarrevolución interna se dirige desde la Oficina de Intereses de Estados Unidos en La Habana, quienes tienen una estrategia para desacreditar y eliminar el proceso revolucionario, ha afirmado Carlos Serpa Maseira, el agente “Emilio” para la Seguridad del Estado cubana.

Por su parte, Moisés Rodríguez Quesada, el agente “Vladimir”, quien durante más de 25 años estuvo infiltrado dentro de la contrarrevolución también lo ha confirmado: “La SINA ha sido ‘el laboratorio’ donde se formuló ‘químicamente’ lo concerniente a ese movimiento de supuestos defensores de ‘derechos humanos’.

Ellos fueron los padrinos de cada proyecto del experimento, como la llamada Concertación Democrática Cubana, la Coalición Democrática Cubana, el Concilio Cubano, La Patria es de Todos, Todos Unidos…, siempre con un fin: tratar de unir a la contrarrevolución”.

Los cables de la Oficina de Intereses de Estados Unidos en La Habana filtrados por Wikileaks revelan que Washington entrega miles de dólares cotidianamente para fabricar incidentes internos en Cuba, según trascendió en septiembre del 2011.

En julio de 2010 se informó que Roger Noriega, subsecretario de Estado para el Hemisferio Occidental durante el gobierno de George W. Bush, confirmó que James Cason tenía la misión de provocar la ruptura de las relaciones diplomáticas de Estados Unidos y Cuba.

En 2003, cuando Cason dirigía la SINA, el juicio a los 75 individuos cubanos arrestados dejó al descubierto el papel jugado por la Sección de Intereses de los Estados Unidos en dirigir, financiar y organizar acciones subversivas en contra del gobierno de Cuba. La Agencia Norteamericana para el Desarrollo Internacional (USAID) había enviado veinte millones de dólares para apoyar a las organizaciones antigubernamentales en Cuba como parte de la campaña contrarrevolucionaria.

Jonathan Farrar, sustituto de Cason, investigó el uso de Internet en Cuba y recomendó a Washington facilitar programas para violar reglas establecidas por los proveedores de la Isla. Un cable dado a conocer por WikiLeaks, titulado “Navegar por la Red en La Habana” describe cómo el jefe de la SINA en la capital cubana, y su esposa, que brindaba “apoyo técnico” en la Oficina, monitorearon personalmente varios locales de navegación para comprobar si los sitios de algunas de las organizaciones beneficiadas por Washington estaban accesibles desde las redes cubanas.

Farrar, en cable del 31 de julio de 2008, pedía a Washington ocho mil dólares al año para varios individuos, con el objetivo de “apoyar sus actividades en defensa de los derechos humanos”, a pesar —y lo advierte en su mensaje— de que el financiamiento proveniente de un gobierno extranjero que persigue el cambio de régimen en la Isla, está penado por la legislación cubana.

Entre las facilidades que brindan los diplomáticos norteamericanos a sus protegidos está “el suministro constante a estos de dinero, teléfonos celulares, medios de comunicación, computadoras y propaganda contrarrevolucionaria, entre otros”, según nota oficial de Ministerio de Relaciones Exteriores, fechada en julio de 2008.

El 7 de diciembre del 2011, bajo el mando de John Caulfield, la SINA se reunió con sus disidentes en La Habana para organizarles la agenda. Este 22 de febrero se vuelve a repetir el entrenamiento a sus asalariados.

Tales referencias confirman que la SINA en La Habana es un laboratorio de la contrarrevolución, pero un laboratorio no es la vida misma, y los experimentos con Cuba fallan una y otra vez.


Compartir

Norelys Josefa Morales Aguilera

Periodista y escritora cubana, impulsora de Blogueros y corresponsales de la Revolución

Se han publicado 1 comentarios


Elguamense
 18/11/12 20:58

Algunos dicen que el primer bastión imperialista en Cuba en la ilegal base de Guantánamo ocupada desde hace más de un siglo, pero la realidad demuestra que en la oficina de intereses de los EU en nuestro país está la fragua directa de una guerra descubierta, directa y descarada contra el pueblo cubano, cuyas fuerzas mercenarias al servicio de la contrarrevolución cuentan con sobrados recursos garantizados por los propios EU. Es una desfachatez que en un país, una entidad extranjera que debiera ser de carácter diplomático, se convierta en un hervidero de guerra, espionaje y agresión contra una nación pequeña cuyo pueblo ha escogido el derecho universal al destino propio.

Deja tu comentario

Condición de protección de datos