Ante medidas como las de bancarización u otras que se tomen en un contexto socioeconómico díficil siempre estará la respuesta de los odiadores del sistema de cubano, el dedo para señalar al supuesto Estado fallido, a esos que según ellos llevan a Cuba a la ruina; pero nunca mencionan ni por asomo las políticas hostiles de Estados Unidos que influyen a situaciones así, el bloqueo económico, comercial y financiero contra Cuba que persigue transacciones bancarias e impide el acceso a medicamentos.
El bloqueo es real aunque quieran hacerlo ver como mal necesario que no afecta al pueblo cubano. Sobre este y las relaciones Estados Unidos-Cuba, reflexionó en su perfil en Facebook, Johana Tablada, subdirectora general para Estados Unidos del Ministerio de Relaciones Exteriores (Minrex):
Más allá de si son buenas o malas estas u otras de las medidas tomadas por Cuba en situación extrema no tengo dudas de que el gobierno de Estados Unidos y no el de Cuba es el principal responsable de que en el país existan menos ingresos en divisas, menos efectivo en CUP y menos turistas.
Así lo planearon, por diseño, fríamente calculado y están obteniendo resultados importantes y dañinos al deteriorar la vida de todos. Aunque no han logrado su objetivo principal de tumbar la Revolución a la fuerza del cerco, la extorsión y la desinformación, resulta doloroso e injusto lo que engañosamente sí han logrado.
Bajo la lógica de esa política de asfixia debemos sufrir para eliminar " el mal mayor' pero... resulta que se han pasado un poco y bastante con lo del sufrimiento que ha provocado dolor y costado vidas. Muchos de los que por plan deberían sublevarse al ver sus vidas y planes severamente afectados por las carencias planeadas por Estados Unidos u otras menos, pero vinculadas a errores propios, se han ido a Estados Unidos.
Son muchos y también son víctimas. Espero que en mejores tiempos como ha dicho nuestro presidente públicamente muchos puedan y decidan volver a casa. Muchos más nos hemos quedado por patriotismo y sentimiento de pertenencia a nuestro proyecto colectivo o por disímiles razones individuales, pero el costo es altísimo e inmerecido para todos. Hablo no solo del costo en términos económicos, hay un altísimo costo humano y también un costo para los intereses de detener el incremento del flujo y garantizar una migración ordenada hacia Estados Unidos. Hay un costo para EE.UU. también.
Algo tendrán que cambiar si en verdad desean detener ese flujo doloroso. Nadie les cree a los funcionarios del gobierno estadounidense cuando afirman que su prioridad es el bienestar del pueblo de Cuba. ¿Por qué no levantan las medidas de Trump que Biden criticó por inhumanas por qué solo dan visas para emigrar y no para visitar? ¿Por qué mienten tanto y siempre para desestimular las visitas a Cuba y justificar el cerco medieval que nos castiga?
Ciertamente con ello se busca hacer del descontento y la confrontación popular la mejor excusa para justificar medidas que supuestamente ayudan al pueblo cuando, en el mejor de los casos, solo benefician a un sector muy específico que pudiera serle de utilidad.
Nadie con intenciones de ayudar sostiene durante tanto tiempo un bloqueo económico, comercial y financiero que ha causado pérdidas incalculables y afectado la vida de millones de cubanos. Nadie en pos de la democracia y los derechos humanos se inventa leyes para entorpecer el vínculo comercial con terceros países o incluye a un pequeño estado del Caribe víctima del terrorismo en una infame lista de patrocinadores de este para cerrar todavía más las opciones comerciales.
El cinismo histórico con el que EE.UU. ha justificado su postura con Cuba muestra a las claras una retórica que se sustenta en una despiadada lógica imperial. Incluso, cuando han reconocido que sus acciones, a pesar del indiscutible daño material, no han logrado rendir nuestro proyecto sociopolítico han manifestado abiertamente la búsqueda de alternativas para continuar con la presión política y la persecución comercial.
Por eso coincidimos con Tablada cuando argumenta : lo que o que más me entristece es la pérdida de la capacidad de tantas personas de ir a las causas reales de los fenómenos y la preferencia por culpar a la víctima y cerrar los ojos y la boca ante la desvergüenza y el abuso del que atropella a nuestra Patria y su población gratuitamente.
Eso estimula a quienes hoy se oponen a levantar las medidas de asfixia, sienten que funcionan y poco o nada les importa el sufrimiento cotidiano de un pueblo entero. No fue Cuba la que puso dura la persecución financiera, la que persigue las inversiones, la que pone multas multimillonarias a los que transfieren a Cuba, la que persigue como si fuese un crimen, los acuerdos de cooperación en salud para que no podamos tener como sustentar nuestra salud pública, la que separa las familias, persigue los barcos de petróleo, la que impide a las empresas del Estado y a las empresas privadas tener cuentas que operen con Cuba desde el exterior y desde nuestro país con el extranjero, la que prohíbe transferencias bancarias legítimas, la que inventó canales de pago fraudulentos.
Trump prohibió las remesas en medio de la pandemia, el bloqueo todavía prohíbe los viajes de sus potenciales turistas y el día q abrió nuestro aeropuerto tras la COVID-19 se inventó la amenaza a los viajeros y turistas de terceros países al quitarle el ESTA a todo el que venga a nuestro Estado " Patrocinador del terrorismo". (Solo somos cuatro en el mundo)
Me duele la ceguera ante el verdadero y mayor abuso que existe contra país alguno y también la simpleza con que vienen a exigir al gobierno de un país en guerra lo que no existe ni en Suiza. Lo que ni siquiera disfrutan los ciudadanos de aquellos que son los agresores de siempre.
Ni Biden ni ningún otro presidente de EE.UU. ha podido mostrar hasta la fecha pruebas que justifique a Cuba entre las naciones terroristas. Sin embargo, el país sufre las consecuencias. Sobre todo, el sector comercial, que se ha visto afectado por el dominio del aparato financiero norteamericano.
El hecho de que los bancos cierren sus operaciones con entidades cubanas por miedo a ser multados por el Departamento de Estado o del Tesoro priva al país de ingresos y disminuye su capacidad de compra, lo que dificulta la adquisición de insumos imprescindibles para la satisfacción de las necesidades más elementales.
Y aunque nadie puede decir a día de hoy que Cuba resulta una prioridad para la actual administración. La permanencia de las medidas coercitivas y el acoso internacional— más allá de su eficacia— responde de manera directa a un pilar fundamental de la política de estado estadounidense, la cual persigue, por sobre todas las cosas, generar un cambio favorable a sus aspiraciones geopolíticas en la región a partir del control más o menos manifiesto de la vida doméstica de la Isla.
Continúa Tablada: Soy optimista y seguiré como muchos cubanos en todos los tiempos de nuestra historia dando la pelea en todos lados, contra lo mal hecho aquí y sin darle un respiro ni una excusa a la política inhumana y las medidas criminales del gobierno de Estados Unidos que con fines de dominación no nos quiere dejar ni respirar.
El pueblo de Cuba al que orgullosamente pertenecemos es nuestro norte y nuestro sur y ha sufrido todas las consecuencias del experimento de cambio de régimen e intervención para peor, ya exitoso en otras geografías, y también de los vaivenes y la corrupción de la politiquería interna de Estados Unidos.
Sufre también por nuestros desaciertos, pero no hay derecho a imponerle el cerco tremendo que habría hecho colapsar cualquier otro país y proceso. No existen equivalencias posibles ante tanto atropello y medidas extremas que nos privan de miles de millones y frente a tanta asimetría. cuba no tiene una sola medida en pie que agreda a Estados Unidos, sus instituciones o ciudadanos y no gasta millones en intervenir en sus asuntos internos que no andan nada bien por cierto y no son ejemplo para nadie.
Es posible hasta que gane de nuevo Trump (igual si gana Biden) y sigan llegando todos (por voluntad o por presión de interesados con poder) a la misma conclusión de que el bloqueo no funciona aún muy bien porque todavía reímos y existimos y soñamos y en algunas áreas avanzamos y brillamos por eso deben perfeccionarle aún más (es un argumento cruel y desalmado) y debemos saber llamarle al abuso por su nombre.
Lo importante es no perder la solidaridad, la claridad, humildad para escuchar, explicar, la audacia para cambiar y transformar, la apuesta por una mejor comunicación capaz de superar la guerra psicológica y cognitiva y la confianza en nuestra gente para aprovechar cada oportunidad de dar un paso en firme, de rectificar el error propio y de asegurarles otro y otro fracaso al bloqueo, a la injerencia y la repugnante y permanente operación de desinformación.
Hablamos, en definitiva, de una realidad, quizás trillada por nuestros medios de comunicación y utilizada en exceso para justificar torpezas propias. Pero una realidad que ha causado y continúa causando daño a varias generaciones de cubanos y que obstaculiza el desarrollo de la nación. Por ello coincidimos otra vez con Johana cuando asegura que: si hacemos las cosas bien, si superamos lo que aún hacemos mal, tendremos un país mejor y saldremos de esta también. Estamos en guerra, es Cuba la agredida y no al revés. Se vale y se necesita defendernos, dentro y fuera. También han fracasado en aislar a Cuba . Internacionalmente crece cada día el repudio al abuso que contra nuestro pueblo Estados Unidos comete. Cuba es nuestra y viviremos y venceremos.
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