Cada Revolución tiene su épica y la nuestra está llena de esos sucesos heroicos. Así ha sido desde 1868 y lo seguirá siendo. Por eso, al cabo de 60 años, la consigna de ¡Patria o Muerte! sigue movilizando a cada cubano, y guía el espíritu de resistencia de nuestro pueblo, aun a aquellas generaciones que estaban lejos de nacer cuando aquel histórico 5 de marzo de 1960, Fidel la diera a conocer por vez primera.
Los hechos que la condicionaron fueron terribles para Cuba, con un saldo de muertes que superó el centenar de personas y provocó el rechazo de la comunidad internacional. Un día antes, el 4 de marzo de 1960, aproximadamente a las 3:00 de la tarde, una horrible explosión sacudió el puerto de La Habana: había estallado el vapor francés La Coubre, cargado con armas provenientes de Bélgica.
La consternación y la rabia dieron paso a la firmeza y el desafío. En la despedida de las víctimas del acto terrorista, el 5 de marzo de 1960, Fidel proclamaba la divisa de lucha del pueblo cubano en un electrizante discurso: “Y no solo que sabremos resistir cualquier agresión, sino que sabremos vencer cualquier agresión, y que nuevamente no tendríamos otra disyuntiva que aquella con que iniciamos la lucha revolucionaria: la de la libertad o la muerte. Solo que ahora libertad quiere decir algo más todavía: libertad quiere decir patria. Y la disyuntiva nuestra sería ¡Patria o Muerte!”.
Así nació una de las consignas más icónicas de América Latina y del mundo. Esa que nos identifica y nos permite sobreponernos a cada circunstancia, por adversa que sea.
Luego, el 7 de junio del propio 1960, el Comandante en Jefe le agregaría el contundente ¡Venceremos!: “¡Cueste lo que cueste, vencerá nuestro pueblo! (…) porque sus hijos han dicho: ¡Patria o Muerte! Y han dicho ¡Patria o Muerte!, porque esa es la consigna de cada cubano. Para cada uno de nosotros, individualmente, la consigna es: ¡Patria o Muerte!, pero para el pueblo, que a la larga saldrá victorioso, la consigna es: ¡Venceremos!
Con esa decisión fuimos a Girón y con esa convicción enfrentamos también la Crisis de Octubre. Nunca nos ha faltado el coraje de ser un pueblo de ¡Patria o Muerte! ¡Venceremos!. Tampoco nos falta ahora, cuando se acrecienta la hostilidad imperial y son ya 191 las medidas aplicadas contra Cuba por la administración Trump, sin que ninguna de ellas nos amedrenten ni hagan claudicar.
La historia y la razón están de nuestro lado. Fidel no se encuentra físicamente, pero sus ideas nos acompañan. Ahí está Raúl, quien fuera de los primeros en llegar al muelle habanero aquel fatídico 4 de marzo de 1960 y estuvo el cinco, cuando el mundo supo la valía de los cubanos, y también está, en su renuevo constante, un pueblo decidido a no ponerse de rodillas.
El presidente cubano Miguel Díaz-Canel Bermúdez, quien aún no había nacido ese día, ha venido reafirmando que nada detendrá la obra de la Revolución y que seguiremos siendo ese pueblo de ¡Patria o Muerte! ¡Venceremos! que se reunió en la esquina de 23 y 12 para proclamar su irrenunciable decisión. “Son tiempos de Patria o Muerte, el mundo nos verá y admirará, en la misma medida en que verá y condenará a nuestros adversarios”, afirmó el 11 de septiembre pasado, al enfrentar la compleja situación energética del país.
También nos motiva a continuar la lucha, la mirada firme y serena del Che, pues el propio 5 de marzo de 1960, mientras Fidel le hablaba al pueblo, Korda, el genial fotógrafo, lo inmortalizó con la imagen más icónica del pasado siglo XX.
El Patria o Muerte de hoy no es exactamente el de ayer, pero no por ello resulta menos glorioso ni menos necesario. Vive en cada campesino, en cada obrero, en cada intelectual, en cada estudiante; en cada hombre y mujer de esta tierra, y con esa convicción ¡Venceremos!
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