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domingo, 24 de noviembre de 2024

La Protesta de Baraguá en cinco preguntas

Un lugar conocido como Mangos de Baraguá, en la región oriental de Cuba, pasó a la historia el 15 de marzo de 1878...

Ariel Eusebio Pazos Ortiz en Exclusivo 15/03/2022
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Cuba un eterno Baraguá
Un lugar conocido como Mangos de Baraguá, en la región oriental de Cuba, pasó a la historia el 15 de marzo de 1878. Allí se reunieron un grupo de caudillos mambises, encabezados por Antonio Maceo, para hacerles saber a los representantes del alto mando español que no estaban de acuerdo con las bases del Pacto del Zanjón (José Ángel Téllez Villalón / Cubahora)

Un lugar conocido como Mangos de Baraguá, en la región oriental de Cuba, pasó a la historia el 15 de marzo de 1878. Allí se reunieron un grupo de caudillos mambises, encabezados por Antonio Maceo, para hacerles saber a los representantes del alto mando español que no estaban de acuerdo con las bases del Pacto del Zanjón y que, por tanto, perseverarían en la guerra anticolonial.

¿Qué factores impulsaban a los mambises de Oriente a continuar la lucha?

Las huestes de esa zona se caracterizaban por ser la tropa más aguerrida, disciplinada y cohesionada. Los componentes geográficos de la región ayudaban a mantener el combate: montañas más altas, intrincados bosques, falta de vías de comunicación, menor urbanización…

Además, desconocedores de la pacificación, las tropas de esa división obtuvieron, en enero y febrero de 1878, varios triunfos militares relevantes como la toma del convoy enemigo que salió de Palma Soriano, el 29 de enero; el combate de la Llanada de Juan Mulato, el 4 de febrero; el combate de Tibisí, dirigido por José Maceo, el 9 de febrero; y la aplastante victoria sobre el batallón de San Quintín, en San Ulpiano, con más de 240 bajas para los colonialistas.

¿Cómo se cohesionaron los líderes insurrectos que apoyaron la continuación de la guerra?

Días antes de la Protesta de Baraguá se reunieron en Barigua, jurisdicción de Santiago de Cuba, los cabecillas orientales que seguirían luchando. Maceo los había citado. Allí explicó los detalles del proceso culminado en el Zanjón.

Hizo leer la carta que había escrito el 21 de febrero al jefe español Arsenio Martínez Campos e informó que la entrevista con él estaba señalada para las 8:00 am del día 15, en Baraguá. Contó la gravedad del problema en todos sus aspectos, pero resaltó su resolución de continuar la guerra.

Maceo estimaba necesario consultar a todos. La respuesta fue unánime entre los presentes. El 14 de marzo acudió al llamamiento de Vicente García, que por escrito había solicitado una reunión. Había llegado a orillas del Cauto escoltado por fuerzas de Las Tunas y se sumaría a la resistencia anticolonialista. Casi todo Oriente respaldaba a Maceo.

¿Un atentado contra Martínez Campos?

Comenzó a circular el rumor de que entre las tropas de Flor Crombet había un plan para atentar contra la vida del general español el día de la conferencia. Maceo, indignado tras conocer que tal cosa se pensaba, la calificó de “cobarde proyecto”. El 4 de marzo escribió al coronel Crombet, jefe de los supuestos planificadores:

“(…) el hombre que expone el pecho a las balas y que puede en el campo de batalla matar a su contrario, no apela a la traición y a la infamia asesinándole, y aquéllos que quisieran proceder mal con ese señor, tendrían que pisotear mi cadáver: no quiero libertad si unida a ella va la deshonra”.

Crombet, también en desacuerdo con esa idea, promovió una investigación entre sus hombre y previno a sus subalternos.

¿Quiénes acompañaron a Martínez Campos hasta Baraguá?

La expectativa por conocer al Titán de Bronce era amplia entre la jefatura española. Desde La Habana, Matanzas y Las Villas Martínez Campos recibió un número de peticiones de acompañamiento por encima de lo marcado en los preámbulos de la conferencia. Generales sexagenarios aspiraban a formar parte de la comitiva. Para satisfacer lo propuesto por los cubanos, el militar ibero limitó sus acompañantes a 60.

Después de que a sus oídos llegaron los presuntos planes de atentado, dijo a sus subordinados:

“Necesito que, como siempre, se acate una resolución que acabo de tomar y que contrariará el deseo de la mayoría. Ustedes no me acompañarán a la conferencia. Tan sólo es mi deseo que rodeen allí los brigadieres Polavieja y Fuentes, los coroneles Arderius, March y Moraleda, el comandante Ponfil y teniente Fuentes, todos solteros...”.

¿Y por la parte mambisa?

Blancos y negros estuvieron en Baraguá, exponentes de una lucha común: Manuel de Jesús Calvar, Guillermo Moncada, Félix Figueredo, Fernando Figueredo, Flor y Emilio Crombet, Juan Rius Rivera, Jesús Rabí, Arcadio Leyte Vidal, Quintín Banderas, José Lacret, Pedro Martínez Freire, José Maceo, Agustín Cebreco, Silverio del Prado, Belisario Grave de Peralta, Miguel Santa Cruz Pacheco, entre otros. Estaban decididos a seguir a Maceo.

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Para la realización de este texto fueron consultados los libros Historia de Cuba. 1492-1898, de Eduardo Torres-Cuevas y Oscar Loyola Vega; y Antonio Maceo. Apuntes para una historia de su vida I, de José L. Franco.


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Ariel Eusebio Pazos Ortiz

Periodista graduado de la Facultad de Comunicación de la UH en el año 2019. Profesor de la Facultad de Comunicación. Máster en Historia (2023).


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