Rodeada por las aguas procelosas de una crisis global que parece inacabable, la economía cubana ha puesto rumbo este año hacia metas bien definidas, pero cuya concreción requiere de mucho tino y sobre todo de eficiencia.
Hasta el Banco Mundial ha pronosticado que este será un año duro, en el que “ningún país saldrá ileso”, algo que se confirma con una simple ojeada sobre el mapa europeo, para no mirar más al norte del Malecón.
Desde que la crisis comenzó, en septiembre de 2008, Cuba ha tenido que lidiar con el desafío doble de enfrentar los problemas externos, al mismo tiempo que trata de mejorar un modelo económico necesitado de una profunda modernización.
Tremenda tarea para la que el gobierno ha demostrado más que suficiente voluntad política, aunque por momentos parezca que las cosas marchan a un ritmo más lento que el deseado, algo entendible, que Raúl ha explicado más de una vez y en diversos escenarios.
El país se propone para diciembre hacer engordar el Producto Interno Bruto (PIB) en 3,4 por ciento, en momentos en que la crisis arrasa al planeta. Ya durante el año pasado el crecimiento tuvo que ser ajustado al menos dos veces y se alcanzó un moderado 2,7 por ciento.
Crecer en estos tiempos de problemas globales es siempre un desafío de alto vuelo, pero la nación no puede darse el lujo de sentarse a esperar una mejor coyuntura mundial, por lo que habrá que ser estrictos en el cumplimiento de los Lineamientos aprobados por el VI Congreso del Partido.
Estos también deben ser los 12 meses de la expansión del trabajo por cuenta propia, una actividad que ya practican más de 366 mil cubanos y cuyos frutos económicos deben comenzar a verse a fines de este año, aunque aún en menor escala que las potencialidades reales del sector.
Los cuentapropistas se beneficiarán no sólo de los créditos que ya se comenzaron a otorgar, sino de las modificaciones a la Ley Tributaria, un cambio que en breve debe modernizar a esa legislación y dotarla de mayor flexibilidad para respaldar los negocios particulares y también a la economía nacional.
Tal vez el mayor reto esté en el nuevo enfoque de los subsidios, que poco a poco pasarán de los productos hacia las personas más necesitadas, transformación para la que debe estar preparada la sociedad toda y no solo el sistema bancario, que tendrá que asumir mecanismos financieros a los que no está acostumbrado.
Los fondos se dirigirán entonces hacia aquellos que más los precisen o hacia los sectores de la economía donde puedan multiplicarse con rapidez y seguridad, como las industrias turísticas y niquelíferas, por solo citar dos ejemplos.
De manera similar, el sector agrícola tendrá su duelo sobre todo con la urgente necesidad de que aumenten los niveles de producción para disminuir una factura alimentaria anual, que ronda los dos mil millones de dólares, y proveer mejor la mesa de los cubanos.
Mención aparte para la industria azucarera, involucrada en la primera zafra después de la desaparición del correspondiente ministerio y sobre la que se han puesto recursos y esperanzas para una subida productiva ahora que los precios del dulce andan por las nubes.
Casi transcurridos los primeros dos meses del 2012, y sin que la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI) haya publicados los datos preliminares, una ojeada a los hoteles habaneros permite apreciar que el turismo mantiene un paso ascendente, que le permitirá al cierre del año alcanzar la meta de los 2,9 millones de vacacionistas y sobre todo mejorar los ingresos.
Este es el primer año del quinquenio de aplicación general de los Lineamientos, la hoja de ruta elaborada por más de ocho millones de cubanos y a la que confiamos el futuro del país, que no son una varita mágica, pero sin dudas poco a poco madurarán un escenario económico nuevo.
Hay entonces que cumplir al pie de la letra las más de 300 medidas previstas para hacer más eficiente nuestra economía, un blanco sobre el que este año hay que afinar la puntería.
Términos y condiciones
Este sitio se reserva el derecho de la publicación de los comentarios. No se harán visibles aquellos que sean denigrantes, ofensivos, difamatorios, que estén fuera de contexto o atenten contra la dignidad de una persona o grupo social. Recomendamos brevedad en sus planteamientos.