Si yo fuera luchador no me gustaría enfrentarme al cubano Alejandro “Calabaza” Valdés. Es muy técnico y rápido. No hay momento fijo para que se lance como un lince y tenga a uno apresado por cualquiera de las piernas. O le haga un meteórico pase atrás (o sea: marcando puntos colocado tras la espalda). Y no es todo: En 2017 y 2018 ganó medallas de plata en los Campeonatos Mundiales (estilo libre/ 65 kilogramos).
Y si yo fuera solo el lector de esta entrevista no me gustaría que el periodista me hiciera una introducción larga. Es que nos va a hablar de muchas cosas, incluido su tropezón olímpico…
– ¿Cómo te sentiste ahora, en la Ciudad Deportiva, en el Torneo Todos Estrellas?
– Bien. Fue mi primera competencia después de los Juegos Olímpicos.
– Es verdad… se me había olvidado. ¿Y qué pasó contigo después de los Juegos Olímpicos?
– Una pausa bastante prolongada. En ella tuve una serie de pensamientos un poco negativos. Pero, bueno, eso se fue aclarando, logré reponerme, y regresar bien enfocado.
– La lógica me dice que tu papá, ex luchador de primer nivel, jugó un papel importante en embullarte.
– Hubo un momento en que él se sintió con un poco de miedo de que yo no siguiera luchando. Lo pensé. Él fue haciendo un trabajo psicológico, pues es mi psicólogo. Entre él, mi esposa, mi familia, me dieron el empujoncito que hacía falta. Y lo necesitaba, pues más bien yo amo tanto la lucha que por decirlo de una forma popular creo voy a morir en este deporte.
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– ¿Qué tiempo aproximado pasó desde los Juegos Olímpicos hasta en el que empiezas a entrenar?
– No puedo precisar las fechas. Pero fue una pausa muy prolongada. No resultó ni siquiera un descanso activo. No estaba haciendo nada.
– ¿Qué tiempo, dos meses, tres..?
– Mucho más. Los Juegos Olímpicos fueron en agosto. Y creo comencé a entrenar en febrero más menos.
– Hablaste de forma indirecta, sin que te preguntara, pero yo tenía que hacerlo, pues el periodismo es así, sobre aquel combate que no querrás recordar en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. ¿Qué pasó?
– Realmente fue un momento en que me sentí bastante mal, porque iba llevando la pelea bastante bien, estaba cómodo, me encontraba a un punto de la superioridad técnica. Y de repente es como si hubieran cambiado a una persona y puesto a otra.
– ¿Qué ocurrió?
– Los especialistas han llegado a la conclusión que fueron secuelas de la Covid, porque se trató de algo muy inusual. De un segundo a otro fui muy diferente. Me enfrentaba al segundo del ranking, el subcampeón del mundo, yo estaba más bien paseando la distancia.
(Se está refiriendo al kazajo Daulet Niyazbekov).
“Y de repente fue algo muy frustrante, porque sentí me faltaba el aire, y un calambre muy fuerte en piernas y brazos. Sentía como me desvanecía y me iba cayendo. Lo que pasa es que había que terminar el combate. Pero yo sentía que se me iba la vida realmente”.
– Llegó a decirse que si te había faltado preparación física. Pero no lo parece… ¿o sí?
– Todos conocemos el déficit de entrenamiento que pudimos tener producto de la pandemia. Pero nosotros hicimos una última etapa en la que pudimos entrenar bien. Un mes antes de los Juegos Olímpicos, entrenando en Rusia, se me rompió el menisco, y los médicos decían que era de operación y no podía competir. Pero entre mi entrenador y los médicos nuestros decidimos que no, que había que competir.
“Y estuve aproximadamente 15 días sin poder hacer nada de técnica, haciendo fisioterapia. Después empecé a entrenar con las niñas, que pesaban muy poquito, era lo único que podía hacer para ir entrando en forma. La rodilla no me afectó en Tokio, aunque sí la preparación de ese último mes, que era clave. Pero bueno, cuando empezó la pelea sentí que estaba en forma, y de repente de un segundo a otro…eso nunca me había pasado en 22 años que llevo luchando. Fue algo increíble”.
– ¿Qué objetivos tienes ahora?
– Quiero ser campeón del mundo.
– Quieres ser campeón del mundo.
– Quiero ser campeón olímpico.
– Quieres ser campeón olímpico. Lindos planes…
– Es lo que deseo.
– Recuérdame tú edad para no buscarla yo…
– 32 años… no, 33 años.
– Bueno, más allá de lo que ocurrió en Tokio, teniendo en cuenta los progresos con los que venías, y tus deseos, pudieras llegar a serlo.
– Voy a poner todo mi empeño. Lo digo de corazón. 65 kilogramos es una categoría de peso que está considerada la más difícil que tiene la lucha hoy. Pero sé que lo pudo lograr. Y me voy a preparar.
– Los próximos Juegos Olímpicos de París 2024, debido al aplazamiento de un año que tuvieron por la pandemia los de Tokio 2020, se encuentran más cerca, y eso te debe ayudar.
– No tengo ninguna lesión grave que me impida prepararme bien y poder llegar en la forma en que quiero, lograr mi sueño desde niño que siempre ha sido ser campeón mundial y olímpico. Le voy a tirar con todo.
– ¿En qué punto se encuentra lo de participar en la Bundesliga Alemana de Luchas, en la que participaste durante varios años?
– Lastimosamente, hemos tenido una pausa muy larga y algunas controversias que no han posibilitado incorporarnos. Hay un sistema nuevo. Y como nosotros no pertenecemos a la Comunidad Europea le restamos un poco de puntos al club, además de otros factores, los cuales pienso para septiembre no se van a poder resolver.
– ¿Entonces no estaría en ella ningún cubano?
– Es muy probable que no. Cabe la posibilidad, pero son mínimas. Quizás nos podamos insertar en otras ligas, no solo existe la de Alemania. Y yo pienso que a lo mejor el año próximo si podamos hacerlo.
– Vamos a ser todavía más precisos de lo que ya fuiste: ¿Qué vas a hacer para convertirte en campeón mundial y olímpico?
– Quisiera lo que dije se interprete de la mejor manera. Lo quiero ser, como todos los atletas que se presenten en esas competencias. Yo voy a enfocarme en hacer todo lo que deba. Pero hay otros que también lo quieren. Ese es mi pensamiento. Y pienso lo puedo lograr. No es un hecho. Pero pienso lo puedo lograr.
– ¿Qué piensa Julio Mendieta, el jefe de entrenadores?
– Yo creo coincide conmigo, yo creo no, estoy seguro de que coincide conmigo, en que lo podemos hacer. En los Juegos Olímpicos teníamos un pronóstico personal, quizás ni fue público, entre él y yo sabíamos que podíamos coger la medallas de oro. Lamentablemente surgieron imprevistos y no se pudo llegar a lo más alto del podio, ni siquiera al podio. Son altas y bajas que ocurren en el deporte. Y el que no pierde es el que no compite.
– Les pasa a todos, pero solo grabamos muy fuerte cuando le pasa a un cubano.
– Hubo muchos detractores que hablaron atrocidades y dijeron muchas cosas, pero ese el precio que uno tiene que pagar por ser deportista, por la fama, y por ser una figura pública. No tengo ningún tipo de resentimiento con ninguna de esas personas. Fueron simplemente fanáticos que a lo mejor algunos quisieron, o creyeron, yo podía dar mucho más, y no saben las interioridades. No podía explicarles a millones de personas lo que me pasó.
– ¿Qué dijeron los detractores?
– Muchos de que… de que… había tenido una mala competencia. Otros que pensaron iba a llegar a la final. Otros que como es posible una pelea tan abierta pudiera perderla. Hablaron de todo, de todo un poco…
Una de sus peleas
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