miércoles, 25 de septiembre de 2024

UE y el petróleo ruso: Embarre madre

De cuando se niega la cordura...

Néstor Pedro Nuñez Dorta en Exclusivo 11/12/2022
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China, la UE y el petróleo ruso
Mientras la UE teje ordenanzas en el aire, Rusia reorienta sus ventas energéticas al Oriente. (Tomada de HispanTV)

Para parafrasear cierta sentencia popular en términos elegantes y nada hirientes a los oídos, digamos que “el plato donde se come no debe usarse para otras necesidades”.

Sin embargo, llega a asombrar como ciertos dirigentes y grupos políticos de pretendidas naciones expertas, sazonadas en el tiempo e institucionalizadas por siglos, y a cuenta de evitar gestos roñosos en el rostro de sus “directores”  externos, hunden sin miramientos ventajosos e históricos enlaces económicos con terceros, se embaucan en mayor dependencia con los grandes pendencieros globales, enrarecen la atmósfera de su propio vecindario con los truenos y el riesgo  de guerra, y llegan a la estupidez de volar en pedazos dogmas claves de su doctrinario económico para caotizar, aún más, a un planeta sepultado hasta el gaznate en tropelías, destrozos, hostilidad, odios y deshumanización.

Hablamos en concreto de la descabellada decisión de la UE (otra vez la Unión Europea cableada desde Washington), de establecer por su santo parecer un tope al precio de venta del petróleo ruso (medida secundada por el titulado G-7 y Australia, e inducida y aplaudida a dos manos desde la Casa Blanca), como si el Viejo Continente tuviese las llaves de la producción energética mundial, fuese dueño de inmensas reservas de carburantes, y no resultase un total y raposo dependiente de las compras de crudo y gas en el exterior.

Con un precio internacional hoy superior a los 85 dólares el barril, el llamado Occidente pretende que el gigante euro-asiático reciba solo 60 billetes verdes, porque es del interés de los que convirtieron a Ucrania en punta de lanza contra Moscú “socavar las entradas de Rusia” como castigo por no admitir que la OTAN se abalance sin freno sobre su frontera oeste.

Sin dudas, explican sobre el tema los entendidos, estamos ante un dislate absoluto, teniendo en cuenta que no es precisamente un urgido cliente quien puede decidir arbitrariamente el monto que tiene que admitir y asumir el suministrador por su mercancía.

Y es que, como señalaba por estos días un comentario radial, “a menos que primen directivas oficiales circunstanciales, o la especulación y el monopolio, en el mundo del mercado los precios equilibrados dependen esencialmente del balance entre la oferta y la demanda. A más mercancía, se supone entonces un menor precio. A menos bienes, la tendencia será alcista. Es un asunto de lógica dentro de los esquemas que hoy rigen de forma preponderante la actividad comercial global”.

De hecho, los promotores de esta pretendida “iniciativa” han pasado por alto incluso una parte clave de su biblia económica capitalista, al pretender que un sujeto ajeno por completo a cierto producto, pretenda imponerle a capricho a quien lo posee y explota en cantidades formidables, cuanto deberá recibir por su colocación en el mercado, con la agravante de que ello implique además ceder en sus posiciones legítimamente defensivas de su integridad y seguridad nacionales.

Batalla perdida por demás frente a Rusia, que, si bien debe instrumentar acomodos ante la avalancha de sanciones y tranques de sus oponentes, no depende ni mucho menos de sus ventas energéticas a la UE para subsistir y salir adelante.

Así, funcionarios del Kremlin como el vicecanciller Serguéi Riabkov, han acotado que al introducir un precio tope para el crudo ruso, Europa del Oeste se perjudica a sí misma, “cortando la rama en la que se sienta.”

El titular precisó que “recurriendo a ese tipo de artimañas y arrastrando a sus propios aliados en Europa bajo sus decisiones, Washington solo está perjudicando a sus pretendidos socios del Viejo Continente”.

Y no se trata de vana retórica. El Kremlin ha decidido que no habrá suministros de crudo local para ninguna nación que asuma el precio tope impuesto por la UE y sus comparsas, y aseguró que Rusia tiene otros mercados y compradores sensatos y responsables con los cuales comercializar sus energéticos.

Y justo con el anuncio de la nueva aventura Occidental, Beijing y Moscú informaron de la instalación de la tubería oriental del proyecto conjunto del gasoducto que llevará ese combustible ruso a China por debajo del río Yangtsé.

El gasoducto transportará anualmente 38 mil millones de metros cúbicos de gas natural al gigante  asiático, y una vez terminado el tendido de tuberías  se extenderá por 8 mil kilómetros.


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Néstor Pedro Nuñez Dorta

Periodista


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