El autodesignado presidente interino venezolano Juan Guaidó pretende imponer condiciones a las autoridades legítimas de Venezuela, a las que dio un ultimátum hasta el próximo día 23 para la convocatoria a elecciones presidenciales, en tanto marcó ese día para la entrada al país de una llamada ayuda humanitaria enviada por EE.UU. y otras naciones, como Chile, en preámbulo de lo que podría derivar en una confrontación militar.
Guaidó ignora, según parece, el poder de convocatoria del chavismo y el apoyo interno, mayoritario, a la Revolución. El líder del Parlamento en desacato intenta desestabilizar al gobierno nacional y promueve movilizaciones minúsculas para captar voluntarios que distribuyan las mercancías no solicitadas oficialmente por el ejecutivo oficial.
Este interino, como se autoproclamó, no reconoce el poderío del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), con más de siete millones de militantes, y brazo político de la Revolución Bolivariana, y la poderosa unión cívico-militar que defiende los principios legados de Chávez.
Ni en sueños el “interino” irá a una boleta electoral al menos hasta que Maduro concluya su actual mandato y haya convocatoria oficial a las presidenciales.
En ese sentido, la respuesta gubernamental fue clara: No habrá otros comicios para elegir al jefe del gobierno, pues se celebraron el pasado año, ganados por el oficialismo. Sí habrá vuelta a las urnas este año, pero para escoger a los miembros de un nuevo Parlamento, legal, con la entrada de diputados que legislen acorde con la Constitución Nacional.
En un mitin efectuado este domingo en Caracas, Guaidó fijó la meta de alcanzar un millón de voluntarios para crear una cadena humanitaria que posibilite la entrada de los abastecimientos llegados a las fronteras de Colombia y Brasil.
Según Guaidó, el país “se prepara para la avalancha humanitaria”, aunque no informó cómo penetrarán los acopios a la parte venezolana, ya bloqueada por soldados de las Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FABN).
Al contrario de los derechistas, que buscan un enfrentamiento en la zona fronteriza, el gobierno bolivariano anunció, como gesto de paz, la celebración de un gigantesco concierto por la paz el viernes y sábado próximos en el puente Simón Bolivar, principal paso terrestre fronterizo con Colombia.
Jorge Rodríguez, ministro de Comunicación e Información, informó que el evento tendrá lugar a solicitud de un grupo de artistas nacionales y extranjeros, quienes realizarán una presentación en el área limítrofe para defender los lemas Para la guerra nada y Hands off Venezuela, precisó el titular.
Rodríguez también indicó que en esas jornadas las autoridades venezolanas llevarán a la empobrecida ciudad colombiana de Cúcuta más de 20 000 cajas de alimentos de los comités locales de Abastecimiento y Producción (CLAP) para ayudar a personas en “extrema dificultad”. Asimismo, desplegarán una jornada de atención médica gratuita para atender de forma solidaria las necesidades del poblado neogranadino.
AVIONES DE LA GUERRA
Este fin de semana tres aviones procedentes de EE.UU. descendieron en Cúcuta a la solicitud de Guaidó de abastecer a la población venezolana. También llegó a Colombia el senador republicano estadounidense Marco Rubio para reunirse con la parte colombiana encargada del acopio en Cúcuta, cuando en realidad, según analistas, viajó para entregar al presidente Duque órdenes precisas sobre como actuar en la frontera en los próximos días.
Guaidó anunció este domingo que el llamado puente humanitario involucra otras naciones, entre ellas aeronaves procedentes de la isla de Curazao y de Chile.
En Venezuela se desarrolla un golpe de Estado denunciado por el gobierno bolivariano, que trata de evitar una agresión militar apadrinada por EE.UU., usando como bases naciones vecinas.
La cacareada ayuda humanitaria plantea un peligroso escenario no solo para Venezuela, sino para América Latina, pues una agresión a ese país supondrá una reacción popular sin precedentes en la región, que se sabrá cómo y cuándo comienza, pero no cómo finalizará.
El protector del gobierno venezolano en el Estado de Táchira, Freddy Bernal, alertó este lunes sobre los posibles escenarios y mecanismos que utilizaría la derecha en su intento por ejercer un gobierno paralelo, en una entrevista con la publicación argentina Página 12.
Para Bernal, Táchira aparece como un punto de la contrarrevolución para manejar, dijo, un posible territorio liberado en el intento del gobierno paralelo de ejercer poder desde un espacio geográfico determinado.“Estados Unidos con las autoridades de Bogotá podrían disfrazar a unos paramilitares con uniforme de Venezuela, y realizar un acto contra la población, contra algunos opositores, y luego tendrían las cámaras para demostrarle al mundo que aquí hay una dictadura que está asesinando al pueblo, y sería la excusa para poder llevarlo al Congreso de los Estados Unidos”, precisó.
En su opinión, otro de los puntos podría ser los Estados Falcón, por su distancia de 20 millas náuticas de la isla de Aruba, o Azoategui, que posee puerto, aeropuerto, y el complejo petroquímico donde se refina el 40 % del petróleo de la Faja Petrolífera del Orinoco.
Mientras, el embajador de Estados Unidos en Colombia, Kevin Whitaker, aseguró en declaraciones a la prensa que el papel de su país es entregar la ayuda a Colombia y, una vez que entre a Venezuela, es responsabilidad de la Asamblea Nacional y de Guaidó.
Con anterioridad, la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD) de Colombia anunció que instalará en Cúcuta un mando unificado para almacenar las mercancías, luego de que Guaidó expresara la necesidad de contar con “asistencia internacional inmediata”.
Estados Unidos, a pesar de la avalancha mediática de sus órganos hegemónicos para resaltar el espectáculo en la frontera colombo-venezolano, apeló a sus socios europeos para apoyar al “interino”. La vicepresidenta de la Comisión Europea, Federica Mogherini, informó la disposición del bloque de abrir una oficina en Caracas —desconociendo a las autoridades soberanas— para distribuir lo que llamó “colaboración internacional” con la derecha de ese país.
Desconociendo a las autoridades gubernamentales, este domingo una delegación del bloque europeo intentó una visita a Caracas, pero fue deportada de inmediato a su llegada al aeropuerto Simón Bolívar de Maiquetía.
El vocero de los parlamentarios del Viejo Continente, Esteban González Pons, intentó armar un escándalo mediante su cuenta en Twitter, en la que avisó la expulsión con el siguiente mensaje: “Urgente: Eurodiputados cuentan su expulsión por parte del Tirano Nicolas. @gonzalezpons habla. @PPopular @ppegrupo" , a pesar de que fueron advertidos oficialmente que no serían admitidos.
Pons, del Grupo del Partido Popular Europeo y portavoz de la delegación española del Partido Popular, viajó acompañado por otros cinco eurodiputados y destacó que fueron invitados especialmente por el ilegítimo Parlamento.
El canciller de Venezuela, Jorge Arreaza, aseguró que el Gobierno notificó por vías diplomáticas y con antelación que no permitiría el acceso de la delegación del Parlamento Europeo, por considerar que la visita tenía “fines conspirativos”.
“Por vías oficiales diplomáticas, las autoridades del Gobierno Bolivariano de Venezuela le notificaron hace varios días al grupo de eurodiputados que no serían admitidos y se les instó a desistir y evitar así otra provocación”, escribió Arreaza en su cuenta oficial en Twitter.
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