A pocos días de que se efectúe el balotaje para elegir un nuevo presidente y su vice en Guatemala, un temor generalizado recorre esa nación de Centroamérica debido a las patrañas de un sistema político corrupto dirigido por Washington, la judicialización de las elecciones, la presencia de organizaciones extranjeras, el peligro de atentados y detenciones, e incluso la posibilidad de un golpe de Estado.
Estos asuntos debían ser resueltos para llegar el próximo día 20 a las urnas con cierto orden institucional, ya que ahora aparece una enredadera de acciones y opiniones para evitar que ese día aparezca en las boletas el nombre de Bernardo Arévalo, postulado por el partido Movimiento Semilla, quien se autoproclama socialdemócrata y otros tildan de progresista o de izquierda.
El pasado 25 de junio, en la primera vuelta electoral, los guatemaltecas fueron convocados para elegir, además del sustituto del actual mandatario Alejandro Giammattei y su vice, a 128 diputados al Congreso de la República, 20 supranacionales al Parlamento Centroamericano y 340 alcaldes municipales para el período 2024-2028.
Este martes, los legisladores electos recibieron sus credenciales. Los bloques legislativos se corresponden con los partidos oficialista Vamos, con 39 diputados, Unión Nacional de la Esperanza (UNE), con 28, Movimiento Semilla con 23 y Cabal, con 18.
Ello significa que Parlamento continuará bajo el control mayoritario de las agrupaciones derechistas dispuestas a respaldar las maquinaciones de distintos actores para mantener el actual estado político y socioeconómico del país.
Como en procesos anteriores, las mujeres son minoría en el nuevo Congreso. En nómina hay 32 diputadas, o sea, el 19,38% de curules del hemiciclo y solo una Sonia Gutiérrez, de la alianza URNG/Maiz-WINAQ representa a los pueblos indígenas.
RECUENTO COMICIAL
A los comicios del pasado mes fueron convocados 9 300 000 guatemaltecos, tanto en el territorio nacional como en el exterior. Ese día participaron en la lid 30 organizaciones políticas, y 22 binomios presidenciales. Bajo diferentes argumentos, tres chapas habían sido eliminadas por el Tribunal Supremo Electoral (TSE) del proceso de inscripción de candidatos.
Sin embargo, mientras excluía a quienes le eran incómodos al sistema, el TSE registró a aspirantes a diputados o a alcaldes denunciados por sus vínculos con el negocio de la droga, familiares de exdictadores –prohibido por la Constitución Nacional-, condenados por lavado de activos en EE.UU. o con procesos penales pendientes en Guatemala. Pero solo algunas de esas candidaturas fueron impugnadas y excluidas.
Escandalosa fue la situación del Movimiento para la Liberación de los Pueblos (MLP), organización política fundada y nucleada a comunidades indígenas y campesinas, con un honorable cuarto lugar en las elecciones generales del 2019. Fue descartado por el TSE porque, argumento, su candidato a la vicepresidencia, Jordán Rodas, ex Procurador de los Derechos Humanos, carecía de finiquito (control administrativo emitido por la Contraloría General de Cuentas). Rodas mostró la existencia de dicho documento. Pero, el sistema judicial ratificó la exclusión.
El TSE demoró, en una evidente preparación de fraude, el resultado de los comicios, siguiendo órdenes de la oligarquía y la derecha, que no admitía el segundo lugar de Arévalo, un político, diplomático y académico socialdemócrata de gran prestigio. El TSE y el aparato judicial daban por sentado que el Movimiento Semilla carecía de oportunidades.
Cuando vieron el cambiazo, nueve partidos políticos exigieron al judiciario que ordenara, y así lo hizo, la revisión de las actas de escrutinio. Las elecciones quedaron judicializadas. El Séptimo Juzgado ordenó la anulación de la personería jurídica de Semilla –que aún está pendiente aunque hubo protestas pues mientras hay un proceso comicial ningún partido puede suprimirse- por supuestas ilegalidades cometidas durante su constitución.
La Fiscalía Especial contra la Impunidad (FECI) allanó en dos oportunidades el Registro de Ciudadanos del TSE en busca, dijo, de información, además de la sede de Semilla en claras maniobras de interferencia contra esa agrupación.
Desde sus inicios, la carrera electoral está plagada de irregularidades y arbitrariedades que el mismo TSE cometió o permitió.
En primer lugar quedó la exprimera dama Sandra Torres, del partido UNE, con 14,9 % y Arévalo, del Semilla, quien resultó la gran sorpresa al ganar el 12,2% de las boletas. Insuficientes cifras, pues ninguno consiguió el 50+1 necesarios para ocupar la primera magistratura en primera ronda, Se impuso el balotaje.
Para observadores de la realidad guatemalteca, los resultados demostraron el reconocido descontento social con los gobiernos neoliberales que desde hace décadas son impuestos en el país. El voto nulo superó al 17%, el abstencionismo anduvo cerca del 40% y boletas en blanco, en torno al 7%.
REVUELO POLÍTICO
Lo que no imaginaron ni la partidocracia ni la oligarquía corrupta de Guatemala, ni el derechista Giammattei, es que Arévalo llegara al balotaje.
Contra el partido Movimiento Semilla y su postulado hay ahora una campaña sucia de desprestigio personal y de su agrupación. Los sectores conservadores fomentan mentiras y crean situaciones imaginarias en torno a esta prestigiosa figura académica, hijo del expresidente Juan José Arévalo, líder de la Revolución Nacional truncada en 1944 por EE.UU..
Hace pocos días, el TSE investigó a la Fundación contra el Terrorismo (FCT), que colocó gigantescas vallas alusivas a Semilla y la eventual similitud entre su programa y el desplegado por el gobierno de Venezuela.
¨Cualquier cosa menos Semilla¨ pudo leerse en carteles plantados en Ciudad de Guatemala, la capital, los principales municipios y las redes sociales donde el FCT comparte sus radicales ideas contra Arévalo.
El presidenciable calificó de “perverso” el plan que pretende confundir y desinformar sobre las propuestas de su agrupación, según dijo en entrevista al Noticiero Guatevisión, con lo que buscan, precisó, infundir miedo con temas como el aborto, el matrimonio igualitario, el Ejército, la distribución de bienes y el aumento de horas de trabajo.
Unos 40 observadores europeos se encuentran en Guatemala para velar por la limpieza del balotaje presidencial. (Foto: EFE)
Ante la tensa situación, Guatemala es hoy un hervidero de observadores internacionales. A Ciudad de Guatemala llegó hasta el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, enviado especial de la Casa Blanca aunque no lo mencione, para reunirse con Gianmattei, los dos presidenciales y el personal de esa institución que, expresó, velará por la limpieza de los comicios. Almagro, sin embargo, carece de autoridad y moral después que se demostrara que su actitud determinó el golpe de Estado contra el ganador legitimo de las elecciones en Bolivia en 2019, el mandatario Evo Morales, cuando decretó fraude, a lo que siguió un golpe de Estado cívico-militar.
También están en Guatemala 40 funcionarios de la Unión Europea (UE), interesada en la limpieza de unos comicios que, opinan analistas, se realizan con la absoluta carencia de ética que caracterizan a la mayoría de los políticos de esa nación centroamericana.
Tanto Torres, que también se autodeclara socialdemócrata como Arévalo –este de manera virtual- sostuvieron conversaciones recientes con funcionarios del gobierno de EE.UU., que no esconden sus intenciones injerencistas en un país bajo su dominio desde 1954 cuando intervino militarmente para derrocar al presidente Jacobo Arbenz, continuador de las ideas de Arévalo padre. Arbenz fomento la reforma agraria que quebraría el monopolio de la United Fruit Company.
Los dos candidatos afirmaron a sus interlocutores que continuarán su acercamiento con EE.UU. su principal socio comercial (el 40% de las exportaciones locales van al país norteño) y donde residen más de 3 000 000 de guatemaltecos que envían un promedio de 19 000 millones de dólares de remesas anuales a sus parientes.
Sin embargo, hubo ciertas diferencias en los encuentros privados con las autoridades estadunidenses. Torres se entrevistó con autoridades del departamento de Estado, con quienes habló, entre otros asuntos, sobre las visas de trabajo temporales que otorgarán a jóvenes chapines (sobrenombre que se da a los guatemaltecos).
“Para nosotros, precisó la visitante, es muy importante fortalecer las relaciones con EEUU.¨, pero sin explicar lo que será su programa de gobierno, que, por lo expresado, se centrará en la lucha contra la corrupción, pero que no roza siquiera los temas socio-económicos del país.
Arévalo, quien permaneció en Guatemala dado los ataques de la derecha a su partido, prometió mediante video-conferencia que sacará la corrupción del escenario, la que ya se convirtió, explicó, en un problema estructural y de ahí el descenso en asuntos básicos como la salud, la educación y la nutrición.
Distintas tendencias hubo en la política respecto a China. Mientras la candidata de UNE brindó su total apoyo a Taiwan, Arévalo precisó que su idea es seguir manteniendo relaciones comerciales con la isla, pero quiere profundizar los vínculos comerciales ya existentes con China.
Si gana Torres la presidencia, a la que aspira por tercera vez, auguran observadores, poco o nada cambiará en Guatemala. Si lo hace Arévalo, el futuro inmediato será una incógnita, pues la Agencia Central de Inteligencia (CIA) con certeza ya tiene listo su plan para intervenir en su agenda e incluso impedir que asuma la presidencia.
Los días por venir son difíciles, pues la pantalla de democracia montada por la OEA, la UE y otros actores políticos son pura fanfarria. A estas alturas, el destino de Arévalo está trazado. Y aunque quizás no elimine las añejas estructuras nacionales, ellas el colonialismo en que sobreviven los pueblos indígenas –de eso no hablan los políticos- si puede volver a sorprender si al menos reduce la pobreza y la desigualdad social de los chapines.
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