La denominación muy campesina de “talanquera” define a la barrera que permite apreciar desde un lugar seguro lo que ocurre en otro sitio cercano. Quizás ha sido la más apropiada para definir la manera en que como mero observador he seguido los acontecimientos de la revolución popular venezolana.
Como a todo cubano llamó la atención la asonada militar a inicios del mes de febrero de 1992, en Caracas, del entonces teniente coronel Hugo Chávez y otros uniformados. No se trataba de una intentona para cambios de nombres en el gobierno neoliberal de un país rico en petróleo y sometido a la pobreza. Aquel “Por ahora…” perfilaba un nuevo camino.
A la par de estos hechos, los hombres y mujeres de la Mayor de las Antillas se debatían prácticamente solos por la supervivencia de un proyecto socialista, con todos y para el bien de todos. Desde 1998, tras una prisión fecunda, Chávez nos acompañó entonces como un hijo al asumir la presidencia de Venezuela y se convirtió en la luz de esperanza para los latinoamericanos.
El líder de la Revolución Bolivariana se convirtió en uno de esos hombres “…que luchan toda la vida, esos son los imprescindibles”, según la célebre reflexión de Bertolt Brecht, poeta y dramaturgo alemán.
CUARENTA Y OCHO HORAS APRECIANDO LA DIGNIDAD BOLIVARIANA
Por esas razones sentimos en nuestras mejillas el golpe dado contra las mejillas de los venezolanos en aquellas 48 horas de la dignidad en abril del 2002. Chávez era entonces un presidente prisionero. ¡Algo inaudito! Pero ocurrió la gran insurrección cívico militar contra la dictadura de la burguesía.
Yo emprendía los primeros pasos en el ejercicio de la profesión a través de Internet. La revista digital Cubahora convocaba a esta novedosa forma de transmitir el mensaje de Cuba y su gente.
Durante catorce años al frente de la República, Hugo Chávez reiteraba su liderazgo en las nuevas batallas por el fortalecimiento de la unidad de las masas populares y la multiplicación del bienestar económico y social del pueblo. Latinoamérica y el Caribe vibran con la presencia del ideario de Simón Bolívar.
Esta ha sido una de las coberturas periodísticas en la red de redes de la que me siento orgulloso. Nos hicimos notar y de manera muy fuerte —por las referencias de los impactos— al descomponer la desinformación de ciertos medios periodísticos que globalizaban la versión distorsionada del secuestro del mandatario constitucional de Venezuela a manos de los representantes de la oligarquía y serviles oficiales de las fuerzas armadas.
La primera voz de aliento se apreció en las comunicaciones telefónicas de la hija de Chávez, quien difundía las primeras noticias del presidente venezolano, silenciadas al mundo por la cúpula golpista y sus seguidores. Pedía que se denunciaran los hechos. Y así se hizo.
No recuerdo cuántas notas pusimos, pero sí recuerdo que los niveles de acceso se dispararon. No todos los medios de prensa cubanos trabajaron con la misma premura, y lo sé porque revisábamos otras páginas nacionales, quizás en fraternal competencia para ver si estábamos en la vía correcta. Fue un interesante combate de ideas en Internet.
En esas horas de intenso bregar periodístico, uno de nuestros colegas afirmaba categóricamente: “…esperen, esperen que todavía no ha bajado la gente de los cerros…; además no puede ser que todos los militares venezolanos hayan cambiado su forma de pensar…”.
Los augurios se convirtieron en realidad. Nuevamente el Palacio de Miraflores era un bastión popular y las unidades militares se sumaban al rechazo al golpe constitucional. La televisión cubana cedía sus espacios a la restablecida Venezolana de Televisión y entonces estuvimos más cerca de los hermanos venezolanos, de sus ministros, oficiales y verdaderos representantes de la revolución bolivariana.
DEFENDER LA SOBERANÍA DE UNA PATRIA MÁS VIVA QUE NUNCA
Las amenazas de golpe Estado contra el gobierno elegido por mayoría en las urnas no han cesado. El presidente Nicolás Maduro, quien desde hace cinco años es sucesor de Chávez, ha reiterado las denuncias contra manipulaciones desde Estados Unidos para derrocarlo. A unas horas para su envestidura constitucional —tras obtener el 68 por ciento de los votos el pasado mes de mayo de 2018— le advirtió al Grupo de Lima (integrado por 14 países americanos) que cesen en sus acciones para desacreditar y desestabilizar al gobierno bolivariano.
Lo que no se da cuenta el imperio yanqui y la cohorte de lacayos es que la obra revolucionaria de Hugo Chávez es irreversible. Cambió para bien el destino político de Venezuela. Son las jornadas para defender la soberanía de una Patria más viva que nunca.
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