viernes, 27 de septiembre de 2024

Hacedor de tormentas

El presidente norteamericano, como era de esperar, reitera su complacencia con el sionismo y las amenazas a Irán...

Néstor Pedro Nuñez Dorta en Exclusivo 15/07/2022
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Joe Biden- visita-Israel
Biden en plena salsa este julio con los aliados favoritos de USA. (Tomado de dw)

Cuentan que hace muchos años, siendo integrante del Congreso, Joe Biden se proclamó públicamente abierto simpatizante de Tel Aviv y “sionista” él mismo.

En consecuencia, nada se podía esperar de nuevo o diferente durante su visita a Israel y otras partes del Oriente Medio este julio, sino la continuidad del apego oficial gringo al primer receptor de la ayuda militar estadounidense en el mundo, y gendarme preferido de los intereses hegemonistas Made in USA en tan estratégico escenario geográfico.

Y, desde luego, en esa cuerda, su familiar y jacarandoso encuentro con el presidente sionista, Isaac Herzog, y el primer ministro en funciones, Yair Lapid, estuvo matizado por una lluvia de elogios y de mímicas de contento mutuo, aprovechada por ambas partes para mostrar claramente su coincidencia de intereses de dominación regional, donde Tel Aviv seguirá teniendo todas las prioridades de su parte con el total soporte oficial norteamericano.

Así, según despachos de prensa, el errático presidente norteamericano proclamó a los cuatro vientos de manera textual (y algo burda en materia de léxico) que  "la conexión entre el pueblo israelí y estadounidense crece y es profunda… tan profunda que llega al hueso".

Por demás Biden, que tanto denostó de la política externa de su antecesor Donald Trump, no dudó en montarse en el carro de los titulados "Acuerdos de Abraham", negociados en 2017 por el republicano, para anunciar su intención de lograr que el Estado sionista sea reconocido por el entorno árabe que le circunda, de manera de garantizar su integridad, su seguridad y su permanencia incólume en una zona donde existen serios peligros para  “las reglas internacionales” como la República Islámica de Irán.

En ese sentido el senil jefe de la Casa Blanca, que persiste en el regateo para retornar al pacto nuclear sobre el uso pacífico por Teherán de la energía atómica, abandonado unilateralmente por Trump en  2018,  insistió en el bulo de que son los persas los responsables de la actual tirantez sobre el tema, y aludió incluso a la posibilidad de acciones militares si “crece la amenaza” de que la nación iraní logre la tecnología para la fabricación de armas nucleares, de las cuales el ente sionista posee cientos en sus arsenales secretos desde hace decenios sin que nadie lo cuestione.

De hecho, en la bienvenida al mandatario gringo, tanto Herzog como Lapid insistieron, según la agencia de prensa EFE, en "la necesidad de renovar una coalición global fuerte que detenga el programa nuclear de Irán", y en poner coto a "los desafíos a la seguridad que emanan de Teherán y sus agentes, que amenazan a Israel y sus vecinos, poniendo en peligro a la región".

Y para cerrar con broche de oro belicista, invitaron a Biden a conocer el “prototipo de un nuevo sistema de defensa antiaérea de energía láser”, el denominado Rayo de Hierro o Escudo de Luz, cuyo objetivo es “derribar misiles y drones antes de que impacten en suelo israelí”, y que debe sustituir al poco efectivo, aunque muy propagandizado en su momento, Cúpula de Hierro.

Vale recordar que el Cúpula “ferroso” recibió este año fondos del Congreso de los Estados Unidos por mil millones de dólares. Entre 2011 y 2021 ese concurso monetario había ascendido a mil 500 millones de billetes verdes.

Por añadidura, y con su presencia en Arabia Saudita como parte de la gira mesoriental,  el  jefe de la Casa Blanca intentará promover en caliente un reconocimiento oficial árabe lo más amplio posible a Israel, e incluso establecer cooperación mixta en la esfera militar ante otros “desafíos externos prioritarios” como son “los provenientes de  China, Rusia e Irán.”

Y mientras, el gran e histórico tema mesoriental, el referido al despojo territorial sionista al pueblo de Palestina y su obligada y sufrida diáspora de largos decenios por la región, ni siquiera ha merecido un segundo en la atención del “distinguido visitante”, y mucho menos de sus “virtuosos” anfitriones. Al fin y  al cabo qué más da una nación entera esquilmada, reprimida, violentada, desplazada y zaherida día a día por los presuntamente  “probos” chicos de Tel Aviv.


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Néstor Pedro Nuñez Dorta

Periodista


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