La ultraderecha hegemonista norteamericana requiere de oponentes. Su retorcida lógica indica que contar con el fetiche de la existencia de posibles “agresores externos” le proporciona los pretextos, entre otras cosas, para multiplicar sus ya elevados gastos militares y la adopción del chantaje y la hostilidad en su ríspida política exterior. Por demás, sembrar el miedo ante permanentes fantasmas foráneos se supone lograr apoyos irracionales de orden interno a los marrulleros propósitos oficiales.
De ahí que contra Irán, una nación que solo en la segunda mitad del pasado siglo debió enfrentar un golpe de estado y la imposición de una monarquía brutal a cuenta de la CIA estadounidense, la retrógrada nueva administración no tenga límites en su desidia.
Para el equipo de Donald Trump resulta inadmisible que Teherán constituya hoy un pilar en extremo influyente en su área geográfica y en el resto del entorno global, con una política contraria al hegemonismo, comprometido con la multipolaridad, empeñado en su fortalecimiento integral, y activamente sumado a la lucha directa contra el terrorismo que sobre Oriente Medio y Asia Central se ha desbocado en los últimos años a cuenta de Washington, sus aliados otanistas, el Israel sionista y los gobiernos reaccionarios de ambas regiones.
En pocas palabras, un “obstáculo” real a los programas injerecistas que la Casa Blanca instrumenta de manera constante e invariable. En consecuencia, contra Irán, en tanto “estado fallido y cuna del mal”, todo está permitido, desde sabotear el trabajoso acuerdo internacional sobre su programa para el uso pacífico de la energía atómica, hasta el diseño de toda una cartera de severas sanciones, “las más dañinas jamás impuestas”, según aseveró el propio Donald Trump en agosto último, instante en que con absoluta prepotencia también advirtió al resto del mundo que "los individuos o entidades que no cancelen sus actividades con Irán corren el riesgo de sufrir graves consecuencias".
Justo en esa fecha, Washington decretó contra Teherán el “cese del comercio de oro, metales preciosos y materiales como el aluminio y el acero, así como la venta de automóviles fabricados en Irán.” Asimismo, dio fin a “las transacciones financieras relacionadas con el sistema de ferrocarriles, impuso sanciones a quienes compren o faciliten la emisión de deuda soberana iraní, y prohibió a Irán el uso dólares estadounidenses.”
Washington también revocó los permisos que permiten la importación de alfombras y alimentos persas. Y justo para inicios de este noviembre, la Casa Blanca apuntará al bloqueo de las ventas petroleras de Irán, una de las principales fuentes de ingreso de la nación persa, con el propósito añadido de no perder su ya raído control sobre el mercado mundial de energéticos y la cuestionada preponderancia del patrón monetario gringo en esas transacciones. Por demás, en el sector de las finanzas se decretará el cierre de tratos con el Banco Central iraní.
En pocas palabras, el peregrino intento de hacer creer que todavía los Estados Unidos decide por los demás y aspira a que ese “control” resulte total. Irán, mientras tanto, ha respondido que no cederá un ápice ante las presiones de Trump, en el entendido de que, ciertamente, el mundo de hoy tiene más de una alternativa para hacer fracasar semejante despelote hegemonista.
La Unión Europea, por ejemplo, un socio tradicional y no pocas veces vergonzante de los Estados Unidos, ha dicho que mantiene su apoyo el pacto internacional con Irán en materia nuclear, y ha promovido medidas para evitar daños económicos a las empresas del Viejo Continente que operan en aquel país. Además, se prevé que en el futuro inmediato sus importaciones de crudo iraní se cancelen en euros y no en el billete verde Made in USA.
Por demás, en medio del insistente pujo imperial, China y la India, entre otros clientes, están potenciando con fuerza sus volúmenes de compras energéticas a Irán, en tanto Teherán y Moscú, aliados militares en Siria contra el terrorismo, acordaron estrechar aún más sus lazos de intercambio y colaboración en materia de petróleo y gas frente a la ofensiva norteamericana por recomponer su monopolio mundial en esos frentes.
Al final, y lo dicen numerosos entendidos, es bastante probable que las medidas agresivas de Washington se conviertan en una suerte de “tiro por la culata”. Primero, porque, ya lo decíamos, en nuestros días existen alternativas sólidas y equilibradas en el planeta que pueden resquebrajarlas y hacerlas inválidas en no pocos aspectos, y segundo, porque en la medida en que ataca a sus propios socios, por “leales” que se muestren, ello no conduce más que a resquemores, reservas y tensiones que un día pueden desbordar unas cuentas copas entre quienes todavía se ven obligados a tragarse el insultante concepto oficial norteamericano de “yo siempre el primero.”
senelio ceballos
3/11/18 10:36
Saludos NESTOR...AQUI SE SUPO QUE..EN NOVIEMBRE.. LOS IRANIES en respuesta a las nuevas sancione y bloqueos gringos...SACARAN a la publicidad...Sus primeros 4 aviones de caza.....MADE IN IRAN.....[ dice la nota...ya han pasado las pruebas y horas de vuelo necesario.........Cuando comenzaron las primeras sanciones hace mas de 10..Iran compraba muchas frutas, manzanas y vegetales en el extranjero...El anno pasado cuando los EU-UE incrementaron las sancionres contra RUSIA.....MUCHAS DE LAS IMPORTACIONES de vegetales frezcos en las tiendas decian en las cajas ue se veian aqui en Volgogrado ......MADE IN IRAN..........Creo que Norcorea e IRAN NOS HAN DEMOSTRADO como trabajar, bajo bloqueos y sanciones ....Pronto nuestro presidente llegara a NORCOREA...NUESTROS guajiros veran los nuevos exitos economicos de esa nacion...Ayer se supo aqui que los SUR-NORcoreanos han solicitudo de los juegos olimpicos seran en las Dos capitales coreanas ......VEREMOS?
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