En medio de la convulsión política mundial, América Latina, el Caribe, y la Unión Europea (UE) acercaron posiciones en búsqueda de un avance significativo en sus relaciones, en especial las económicas, a pesar de las diferencias de diverso tipo entre las dos regiones.
El Sur estuvo representado en esa cita de cancilleres en Bruselas, la capital de Bélgica, los días 16 y 17 de este mes por la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), fundada en 2010, compuesta por 33 naciones, respaldada por más de 600 millones de personas y economías de alto desarrollo como Bolivia y Uruguay, con crecimientos superiores a los de varios Estados europeos.
Para los 28 países integrados en la UE, algunos con tensas situaciones financieras, como España y Grecia, resulta vital alinearse con Latinoamérica y las islas del Caribe en aras de fortalecer su piso comercial. Existe una preocupación conjunta por el futuro del comercio mundial después que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, implantara una serie de medidas proteccionistas anunciadas en su campaña electoral.
Los gobiernos europeos rechazaron, con Alemania al frente, la llamada guerra comercial desatada por EE. UU., que aunque gana primeros planos en su espacio particular contra China, les afecta igualmente. El jefe de la Casa Blanca extendió a la UE aranceles del 25 % a las importaciones de acero y del 10 % a las de aluminio europeo.
El pasado mes, la Comisión Europea respondió con los llamados aranceles de represalia, con un tasa del 25 %, hasta que Washington pague unos 2800 millones de euros en una primera fase, y luego cobrarle por esa vía unos 6 00 millones de euros en los tres próximos años por las pérdidas causadas por sus extremas providencias.
El plan, preparado por la comisaria europea de Comercio Cecilia Malmström, resultó aprobado por unanimidad en el bloque. El listado de productos gravados comprende desde agroalimentarios hasta las motocicletas Harley-Davidson, indicó el periódico El Economista.
Los europeos, además de otros intereses manifestados en Bruselas, ven una oportunidad de mejorar la tensa situación continental que se les avecina si aumentan sus exportaciones al subcontinente sureño, donde se encuentran las mayores reservas naturales del planeta, entre ellas, petróleo, litio, gas, agua, diamantes. Y nadie ha hablado aún de aranceles en esa parte del mundo.
Para América Latina y El Caribe, entretanto, la posibilidad de integrarse más al mercado del Viejo Continente permite independizarse hasta cierto punto de los mecanismos financieros impuestos por la Casa Blanca. Los intentos de establecer un neoliberalismo extremo resultan un fracaso en la región, aunque la derecha derrotara por diversos medios a varios gobiernos progresistas surgidos a partir de 1999.
Ante la catástrofe económica argentina, el consejo de Trump a su amigo personal, el presidente y empresario argentino Mauricio Macri, según el diario The Washington Post, fue que pidiera “dinero prestado al Fondo Monetario Internacional” (FMI), con lo que endeudó al país por 50 mil millones de dólares, mientras continúa con sus reformas neoliberales y espera por las inversiones extranjeras que no llegan al país del tango desde hace más de dos años.
La cita de Bruselas fue, en general, satisfactoria para las partes, pues hay posibilidades reales de colaboración “luego de la identificación de puntos de convergencia, como la proliferación de medidas proteccionistas”, aseguró el vicecanciller cubano Abelardo Moreno,
“Trabajemos (…) incluso, la negociación de un Pacto Mundial para una migración segura, regular y ordenada”, precisó en su intervención el funcionario caribeño.
Moreno también habló sobre la defensa del multilateralismo, por una Organización de Naciones Unidas (ONU) más democrática y efectiva, con una Asamblea General revitalizada y fortalecida, y por un Consejo de Seguridad democratizado.
En esta segunda reunión ministerial conjunta, las dos organizaciones defendieron —como parte de la voluntad común de impulsar los vínculos y desde sus posiciones e intereses comunes— la consolidación del multilateralismo, el refuerzo a la cooperación en los foros mundiales, asumir de conjunto retos similares y asegurar medios de aplicación de la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible.
La jefa de la diplomacia europea, Federica Mogherini, dijo a sus homólogos latinoamericanos y caribeños que “la UE y Celac están más cerca que nunca, (…) estamos en el mismo lado”.
Mogherini evitó referirse a Venezuela, blanco de sus críticas políticas, sin mencionar las sanciones del bloque al gobierno legítimo del presidente Nicolás Maduro, que sufre una de las arremetidas más violentas de EE. UU. y sus acólitos para tratar de derrocar la Revolución Bolivariana.
La canciller de la UE afirmó que hay coincidencias entre los dos bloques “como el principio de que para enfrentar las disputas internacionales solo caben la diplomacia y la cooperación internacional”, así como la defensa del valor del sistema de la ONU.
También recordó que “nadie debe quedar atrás, no hay desarrollo sostenible sin justicia social, y debemos dejar un mundo mejor que el que tenemos”, lenguaje que contradice la política de la UE hacia Venezuela, que en varias oportunidades ha solicitado la apertura de un diálogo con esa entidad.
En ese sentido, el canciller venezolano, Jorge Arreaza, solicitó a la UE en la cita “dejar de lado la política de intervención en los asuntos de Venezuela y sumarse al diálogo constructivo con América Latina”.
Arreaza señaló que su gobierno “le ha pedido a la UE que tenga una aproximación distinta, no puede erigirse el Consejo de la UE en tribunal porque (…) no tiene competencia para ello. Esas llamadas sanciones (…) no soportarían ningún tipo de análisis preliminar jurídico” y recordó que ahora ese bloque “también arremete contra Nicaragua”.
PROMOVER LA PAZ
El canciller de El Salvador, Carlos Castañeda —cuyo país ocupa la presidencia temporal de la Celac que cederá a Bolivia el próximo año—, precisó que es imprescindible promover la paz, la seguridad y el desarrollo sostenible, la cooperación para el desarrollo, el comercio justo, el empleo de calidad y la defensa de la equidad de género en los dos continentes.
Además de estos temas, comunes en este tipo de foro, hubo otros dos de sumo interés: la consolidación del multilateralismo y el reforzamiento de la cooperación en los foros mundiales como una sola voz, lo cual haría fracasar los intentos norteamericanos de erigirse líder del orden internacional, al tropezar con la barrera de 61 naciones.
La agenda trajo a colación el Acuerdo de París sobre cambio climático, que abandonó EE. UU., pero cuya implantación es vital para América Latina y el Caribe por su posición geográfica, pero de cuyos trastornos no escapa el Viejo Continente.
Algunos diarios, como Excélsior de México, desearon que la Declaración final, titulada “Construyendo puentes y reforzando nuestra asociación para afrontar los desafíos globales” sea una realidad no lejana para el bien de las más de mil millones de personas residentes en las dos formaciones, o sea, el 15 % de la población mundial.
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