Este miércoles 26 de junio comienza el juicio por el atentado a Cristina Fernández de Kirchner en el que serán juzgados el agresor material Fernando Sabag Montiel, Brenda Uliarte y Gabriel Carrizo, dueño del negocio de los copos de azúcar. En diálogo con la 750, el abogado defensor José Manuel Ubeira, dio detalles del proceso.
«El juicio se adelantó bastante más que otros, en razón que hay gente joven que está detenida hace mucho tiempo en condiciones solitarias, no están con el resto de la población carcelaria y nos parecía importante esclarecer esta cuestión», sostuvo el letrado.
«Por otro lado, lamentamos que la mitad de este proceso haya quedado abajo que es la investigación de (Gerardo) Millman y las dos mujeres que lo acompañaban», agregó.
«Claramente tenemos un juicio contra la persona que tuvo la responsabilidad que se vio en televisión, o sea, el atacante, y las personas que lo rodeaban pero todavía tenemos en una nebulosa que es lo que lo motivó y quien lo financió», cerró.
¿CÓMO SERÁ EL PROCESO?
El juicio estará a cargo del Tribunal Oral Federal 6 (TOF6), que integran la jueza Sabrina Namer y los jueces Adrián Grunberg e Ignacio Fornari. Las audiencias serán todos los miércoles a las 9.30 en la Sala AMIA de Comodoro Py.
La primera audiencia será transmitida por Youtube, igual que los alegatos, no obstante, los testigos comenzarán a desfilar la semana próxima.
El delito que se les imputa a Fernando Sabag Montiel, su exnovia Brenda Uliarte y Gabriel Carrizo es el de homicidio doblemente calificado por alevosía y en concurso premeditado de dos o más personas agravado por el uso de arma de fuego. El primero como autor, la joven como coautora y Carrizo como partícipe secundario.
Tal como publicó Página/12, cuando fue indagado después de su detención, Sabag Montiel no quiso hablar de lo sucedido pero quiso dejar dicho: «Brenda no tuvo nada que ver». Con el tiempo, el hombre que entonces tenía 35 años y nacionalidad brasileña, tuvo conversaciones con peritos psiquiatras y dio una entrevista en C5N, donde dijo que estaba arrepentido de su intento de matar a la entonces vicepresidenta. «La quise matar por la situación del país», dijo.
«Tiré el gatillo y no salió (la bala)», agregó. No había accionado la corredera de la Bersa calibre 32, y no había balas en la recámara. Las filmaciones de esa noche muestran que cerca de él estaba Uliarte, con una bolsa blanca en la mano, y que se escabulló de la escena con la cabeza gacha. Durmió en la casa de un exnovio y luego fue al encuentro de los llamados «copitos» (algunos de ellos vendedores de copos de azúcar), que se juntaban en una casa en Barracas.
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Carrizo, el tercer acusado, era el dueño del negocio de venta de copos, que la pareja (Sabag-Uliarte) utilizaba para hacer inteligencia en Recoleta los días previos al atentado. Con el palo de algodones de nieve en la mano se habían hecho conocidos en apariciones en el canal CrónicaTV, donde principalmente la chica se dedicaba a despotricar contra los planes sociales.
Carrizo quedó comprometido por una serie de mensajes que mandó apenas un rato después del ataque a CFK a algunos conocidos: «Recién intentamos matar a Cristina»; «mi empleado le quiso disparar»; «el arma es mía». Por sus textos todo hacía pensar que él les había dado un revólver «22 corto», pero luego se supo que el arma era otra. Después le aclaró que al final no era suya. Hasta ahora el argumento de Carrizo en la causa siempre fue que bromeaba, que así era su sentido del humor.
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