Veo bien y… ¿me veo bien?

Si alguien tiene problemas de visión, ¿cómo prefieres verlo?: con espejuelos o con lentes de contacto.

Seguro abogarás por la segunda opción, pues aunque al principio cueste un poco adaptarse a su uso, no hay dudas de que desde el punto de vista estético, la imagen es mucho mejor.

Sin embargo, más allá del uso obligatorio de una lentilla para poder ver mejor, ahora quien quiera ojos azules o verdes puede tenerlos, y si se trata de miradas más o menos intensas, el tipo de lente puede ajustarse a ello.

Sí, es que existen los lentes de contacto de colores y aunque no padezcamos de astigmatismo, miopía o hipermetropía, aprendemos a usarlos y, de repente, nuestro rostro adquiere otro matiz.

Parece tratarse de una cuestión inofensiva, pero las advertencias de los especialistas en torno a ello ameritan ser tomadas muy en serio.

“Los lentes de contacto, cualesquiera que estos sean, pueden afectar seriamente los ojos cuando no se ponen correctamente, cuando se usan por más tiempo del indicado o cuando no se ajustan adecuadamente a la córnea de tus ojos”, refiere la especialista en Oftalmología, Iramis Miranda Hernández, del Hospital Ramón Pando Ferrer de la capital.

“Se pierde de vista que los ojos son estructuras del organismo muy delicadas —agrega—, por lo que su higiene y cuidado debe ser respetado. “El uso de lentes de contacto puede introducir todo tipo de impurezas y bacterias y ocasionar conjuntivitis, abrasiones o úlceras en la córnea, y, en el peor de los casos, hasta ceguera, cuando no se limpian adecuadamente y no se colocan como debe ser”.

“Cambiar el color de las uñas o del pelo, no es lo mismo que cambiar el color de los ojos a través de métodos artificiales como este” —refiere la galeno—. No es cosa de juego, pues no solo la adaptación al lente requiere paciencia y dedicación, sino que podemos arriesgarnos a las consecuencias de cualquier situación imprevista”.

”Como normas de higiene, que no siempre cumplen quienes se inscriben en esta moda de tener ojos de tigre o blancos o negros, es necesario lavarse las manos antes de tocar las lentillas, limpiarlos con la solución aconsejada y no con agua de la llave, mantener limpio el estuche donde se guardan y tener medidas de seguridad en el caso de las muchachas que se maquillan.

”A la hora de dormir, nadar, correr, o trabajar en un lugar donde haya mucho polvo, es mejor retirarse los lentes; y en algunos casos en los que la irritación del ojo sea inevitable en el instante de colocarlos, es mejor usar colirios para evitar el ardor o el intenso lagrimeo”, acotó Miranda Hernández.

“El estilo de vida también hay que tenerlo en cuenta si queremos andar a la moda y tener unos ojos diferentes a los que la naturaleza nos regaló” —precisa la especialista—. Hay que tener cuidado cuando practicamos deportes, por ejemplo.

El uso de lentes de contactos con propósitos estéticos ha aumentado en EE. UU. en los últimos años, según reportan especialistas, y se registran incidencia de úlceras oculares asociadas con el empleo de lentes decorativos, por lo que las autoridades exigen la consulta de un profesional.

En nuestro país, donde toda moda se importa sin importar a veces el precio que pueda tener, numerosas jóvenes, sobre todo, sorprenden a sus contemporáneos con nuevos colores en sus ojos, no siempre con la supervisión requerida. Y cuando sus córneas se lastimen o su visión se afecte, ¿pensarán que fue en vano querer lucir bien y distinta, o culparán a las lentillas?

“Antes de poner en riesgo nuestra salud y para impedir complicaciones perfectamente evitables es mejor aceptarnos tal cual somos y no incurrir en aquello que nos haga lucir bien un tiempo y luego nos provoque todo lo contrario”, afirma la doctora. “Los ojos son el espejo del alma y si mostramos unos falsos, ¿acaso nuestro interior también lo será?”, reflexionó.