Si se te quema el bosque y has conservado los suelos que lo sustentaban, es posible que puedas recuperar el bosque. Quizás no en la vida de una persona, pero en un par de generaciones sería posible, aunque grande tendrá que ser el esfuerzo.
Pero, si tratando de salvar el bosque, propicias la destrucción de los suelos que lo sustentan, habrá entonces que gastar muchas generaciones para recuperar primero al suelo y tratar luego de recuperar al bosque. Y esto no siempre es posible.
No es un cuento de hadas que me estoy inventando: he sido testigo de la destrucción de muchas hectáreas de suelos al intentar, desordenadamente, controlar un incendio forestal.
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¿Qué cómo lo hacían o cómo lo hacen?
Muy sencillo: en cuanto aparece un incendio se sueltan tres o cuatro buldóceres, y si hay más, más, en el área que “cogió candela” y a tres o cuatro hombres delante de ellos, haciéndoles señas a los operadores de por dónde pueden desbrozar sin caerse en un hueco o en alguna cárcava y allá van las trochas, que a veces logran, no siempre, contener el incendio.
Pero, lo que nunca se ha logrado contener después, es la erosión en los sitios por los que pasaron los buldóceres y a veces, en la primera temporada lluviosa después de haber pasado el incendio, lo que era un área de bosque, pasó a ser un área desastrada.
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No digo que no se usen los buldóceres en determinados momentos, pero si digo que se pudiera saber, de antemano, por dónde coger con los buldóceres si ello fuera necesario en algún momento, para cortar con sus trochas la propagación de algún incendio: tiempo y gente con conocimientos para trazar en los mapas forestales los sitios más apropiados por los que hacer las trochas tenemos. También pudiera fomentarse, con un trazado apropiado y bien pensado, franjas con especies “siempre verdes”, como el hicaco, por ejemplo, que fraccionen los macizos forestales y puedan contener o ralentizar la propagación de los incendios en ellos.
Las especies forestales nos lo agradecerían mucho y también los suelos que dejarían de ser desastrados por la erosión y, ni qué decir de las presas y los arrecifes coralinos a los que no llegarían tantos sedimentos. En fin: cuidar el patrimonio forestal, pero cuidando todo lo demás que a él se vincula como es debido y a tiempo, es la mejor opción.
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