Desagradables e incoherentes resultararon las palabras pronunciadas por el presidente Jair Bolsonaro este martes ante la Asamblea General de la ONU. Así lo manifestó Greenpeace, organización ecologista internacional.
“El pronunciamiento del presidente sobre medioambiente fue una farsa", afirmó el coordinador de Políticas Públicas de la organización en Brasil, Marcio Astrini, citado en un comunicado divulgado por el grupo ecologista.
“Es una falacia decir que el Amazonas es parte del patrimonio mundial y es un error decir, como afirman los científicos, que nuestra selva tropical es el pulmón del mundo”, sostuvo el mandatario brasileño ante la asamblea general.
Infografía: El Comercio
Recientemente, esta área boscosa del planeta ha sufrido daños incalculables debido a incendios forestales que llamaron la atención de gobiernos y organizaciones internacionales al respecto, así como críticas al gobierno de Bolsonaro por no hacer lo suficiente para detener los incendios deliberados para expandir las zonas de pastura.
Al respecto, el presidente sudamericano refirió que no es correcto afirmar que la Amazonia es parte del patrimonio mundial y que cualquier ayuda extranjera para ayudar a proteger la selva debe respetar plenamente la soberanía brasileña. Aseveró además que la selva no está siendo devastada por las llamas “como dice la prensa mentirosa”.
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Destacó que los “ataques sensacionalistas” que su gobierno ha sufrido de la prensa internacional sobre los incendios de la Amazonía aumentaron el patriotismo brasileño e insistió en que Brasil es uno de los países que más protege su medio ambiente y utiliza solo el 8% de su territorio para la agricultura para producir los alimentos que el mundo necesita.
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De acuerdo con Astrini, el líder ultraderechista intentó convencer a todo el mundo que su Gobierno protege la Amazonia pese a que hace totalmente lo contrario. Bolsonaro asumió el cargo en enero con un plan para desarrollar el Amazonas mediante la construcción de carreteras y la extensión de la agricultura y la minería a las reservas indígenas.
Durante su gestión, agregó Astrini, "los incendios, la deforestación y la violencia aumentaron de forma escandalosa. Para la selva y su pueblo, Bolsonaro es un problema y no la solución".
También, para la organización ecologista WWF el discurso presentado en la ONU contrarió el propio espíritu de la entidad por "acentuar el divisionismo y la polarización", al señalar enemigos imaginarios y dejar de reconocer los problemas urgentes de Brasil.
De acuerdo con esta organización ecologista los propios datos oficiales han mostrado una tendencia de aumento real y "preocupante" de la deforestación de la Amazonia y de los incendios forestales.
Agregaron además que, en su discurso, el presidente no demostró ninguna preocupación con los cambios climáticos ni mencionó el Acuerdo de París, pero sí dejó claro que no cree en la ciencia y que no se compromete en dedicar esfuerzos para reducir la deforestación y las emisiones contaminantes.
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"Al quebrar el histórico liderazgo del país en el área ambiental ante otras naciones, su postura acentúa la preocupación internacional y de los mercados sobre la capacidad de Brasil para proteger la Amazonia y contribuir con la reducción de los efectos de los cambios climáticos", concluyó WWF.
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