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lunes, 25 de noviembre de 2024

Con el mangle al codo

A sus más de 70 años Leda Menéndez Carrera, maestra y ecóloga, aún desanda los manglares de Cuba, que tanto ha estudiado...

Yanel Blanco Miranda en Cuba nos une 17/03/2014
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Mangles
Evaluar el estado de conservación de los manglares es prioridad número uno para Leda.

El 25 de febrero de 1987 el vuelo TU-134B de Cubana de Aviación partía hacia Quito, capital de Ecuador. A bordo iba, junto a 16 compañeros, Leda Menéndez, bióloga del Instituto de Ecología y Sistemática. Un largo viaje por el Amazonas la mantendría lejos de casa por un año. Cumplía así uno de sus sueños de niña, cuando visitaba con su imaginación los remotos parajes descritos en los libros que leía.

“En canoa del Amazonas al Caribe”, expedición organizada y dirigida por el doctor Antonio Núñez Jiménez, por aquel entonces presidente de la Comisión Cubana por el Encuentro de las dos Culturas, contó con la participación de científicos, pintores, poetas y fotógrafos de Ecuador, Perú, Colombia, Brasil, Venezuela, Puerto Rico, República Dominicana y Cuba; así se conmemoraban los 500 años de la llegada de los españoles a América.

Un total de 17.422 kilómetros de recorrido, por 20 países, permitió que las pocas mujeres de la expedición, entre ellas Leda, mostraran su valía y arrojo ante las vicisitudes de la travesía: enfermedades, terremotos, crecidas, palizadas, ciclones y trombas marinas.

“Núñez no pensaba llevar mujeres en el viaje, pues le preocupaba que no resistiéramos. Entonces, en una conversación con Vilma Espín, esta le pidió incorporar algunas. Después, en charlas que tuvimos con él, nos dijo que eso lo había puesto, como decimos en buen cubano, en tres y dos. Por lo que fue gracias a la intervención de Vilma que pudimos ir”, cuenta Leda.

Veintiséis años han transcurrido desde que comenzó la travesía a orillas del Río Napo, en el pueblo de Misahuallí, Ecuador; Leda lo recuerda bien, aunque cree que quizás ahora no iría.  

“Para mí el Amazonas era una quimera, por eso cuando me dieron la oportunidad de ir acepté. Aprendí sobre las costumbres de las comunidades aborígenes, y no hubo un lugar en la selva donde no me adentrara a realizar colectas”, apunta.

“Remé y nadé en todas las aguas, y debo decir que las pirañas no son tan malas ni las anacondas tan violentas. Fue una experiencia singular, pero sobreviví bien”.

Entre las principales tareas de la investigadora estaban la colecta florística y la identificación de especies en los  herbarios de diferentes regiones de la Amazonía, trabajo cuyos resultados fueron expuestos en diversos espacios como el simposio celebrado en la ciudad de Iquitos, Perú, en 1987.

El 28 de junio de 1988 la canoa Hatuey, una de las usadas en el recorrido, hacía su entrada por la Bahía de La Habana; finalizaba así este difícil viaje.

QUIÉN DIJO QUE TODO ESTÁ PERDIDO

A sus 73 años Leda es todavía una mujer intrépida y recorre, aunque con pies doloridos, los manglares que defiende.

“Estos ecosistemas marinos-costeros distribuidos por todo el cinturón tropical y subtropical del planeta, constituyen la primera barrera protectora de las costas”, explica la especialista. “Además de ser bosques con un alto valor ecológico y económico.

“En las lagunas y canales de los manglares existe una gran diversidad biológica y es aquí donde se desarrollan muchas de las especies de importancia comercial para Cuba, como la langosta, los camarones y peces en general, que después migran hacia la plataforma marina”. Asimismo la madera es utilizada en diferentes actividades (principios activos para hacer medicina, en la fabricación de carbón vegetal, obtener miel…).  

La franja de mangle también mantiene el equilibrio en la costa, evita la erosión, la entrada de la cuña salina hacia las llanuras agrícolas y protege al país de los embates de fenómenos naturales y acciones enemigas.

Aunque en el archipiélago cubano los manglares están bien representados y ocupan el 5,1 por ciento del territorio, “a esas especies nunca se les ha prestado la atención requerida, a pesar de las alertas realizadas por los especialistas para que este ecosistema sea protegido”, señala Leda.

En la actualidad, debido al cambio climático y a la necesidad de mitigar y adaptarse a sus efectos, en Cuba se diseñó el macroproyecto Escenarios de Peligro, Vulnerabilidad y Riesgo dirigido a evaluar, entre otros aspectos, los impactos previsibles de ese fenómeno para los años 2050 y 2100. Uno de los primeros estudios realizados fue el relacionado con la salud del manglar.

“Para poder valorar el estado en que se encontraban, dividimos ese ecosistema por tramos y observamos qué tensores (acciones que actúan sobre el manglar) los estaban impactando. Una de las principales causas detectadas fue la hipersalinidad. Estos bosques necesitan la unión y el movimiento constante de agua dulce y salada para desarrollarse”.

Según la especialista, “en la Isla tenemos pocos ríos caudalosos y todos están represados, lo que ha propiciado que la fisonomía del manglar cambie, pues al aumentar la salinidad estas plantas precisan más energía para adaptarse a esas condiciones”.

De igual forma, manifiesta que los daños que hoy observamos son consecuencia, en gran medida, del inadecuado manejo que se ha hecho del manglar; así como de los cambios en los flujos de agua por los represamientos, las canalizaciones y la construcción de diques y viales paralelos a la línea de costa.

EL MAGISTERIO Y YO

Leda lleva en la sangre la rebeldía de los hombres y mujeres que le antecedieron en su natal Camagüey. Oriunda de Zola, un “pueblito de campo” en lo que hoy es el municipio Sierra de Cubitas, siempre amó la lectura, la naturaleza y luchó por lo que creía justo.

Un rápido análisis sobre lo más conveniente para su desarrollo profesional y la aspiración de cursar una carrera universitaria, la llevó a presentarse a los exámenes de ingreso a la Escuela Normal para Maestros, y aunque los aprobó, triquiñuelas políticas y económicas propias de la época, le arrebataron la oportunidad.

El triunfo revolucionario de 1959 trajo nuevas oportunidades para la joven de 19 años. La petición de Fidel Castro de llevar la educación a los lugares más intrincados del país, hizo que dejara, aun sin el consentimiento de la madre, sus estudios de bachillerato en la ciudad de Ciego de Ávila y se incorporara al segundo grupo de maestros voluntarios en Minas del Frío.

“Fue una buena etapa y yo estaba llena de ilusiones. Conocí la Sierra Maestra y el sentir de los campesinos de las comunidades allí asentadas”, manifiesta Leda.

Escogida entre los 300 mejores expedientes con la misión de prepararse e impartir clases en la escuela Ana Betancourt, llega a la capital, donde por varios años ejerció la profesión.

Sin embargo, decidida a alcanzar sus sueños de llegar a la universidad, ingresa a la Facultad Obrera Julio Antonio Mella, para concluir los niveles que le faltaban.

“Combinar estudio y trabajo fue difícil, pero yo tenía un propósito y fui perseverante. Eso posibilitó que obtuviese la licenciatura en Ciencias Biológicas, de la cual me gradué en 1973”.

Para poder culminar la carrera escogida, Leda tuvo que abandonar el magisterio durante los cinco años que esta duró. No obstante, amante de la enseñanza y de compartir sus conocimientos, hoy imparte clases en cursos relacionados con su perfil profesional.

PISANDO FUERTE

Una vez titulada, comenzó a laborar en el Jardín Botánico de la Universidad de La Habana, pero el cuidado de su pequeño hijo y la lejanía del trabajo de su casa, hizo que migrara hacia el Instituto de Botánica.

“Allí recibí el encargo de hacer un proyecto para investigar sobre los bosques tropicales y fundar una estación ecológica. Cuando llegamos a la Sierra del Rosario, en Pinar del Río, nos dimos cuenta de que ese era el lugar indicado”, señala Leda, quien se siente parte indisoluble de la región en la que trabajó por más de diez años.

No obstante, su amor por las costas la llevó de vuelta hacia el estudio de los manglares. Es en ese tema donde ha desarrollado gran parte de su carrera profesional, y hoy figura entre las científicas más prestigiosas a nivel nacional y de la región del Caribe.

Investigadora Titular del Centro Nacional de Biodiversidad, adscrito al Instituto de Ecología y Sistemática, del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (CITMA), Leda participa activamente en obras que potencien la preservación del medio ambiente.

En la actualidad se encuentra involucrada en dos grandes proyectos, uno de ellos es el que se realiza en el ecosistema Sabana-Camagüey.

Situado al norte central de Cuba, abarca el archipiélago del mismo nombre, más de 2.500 cayos, su plataforma marina, la Zona Económica Exclusiva oceánica y las cuencas hidrográficas asociadas.

Asimismo, posee un heterogéneo mosaico de hábitat marinos y terrestres y una gran diversidad biológica. De ahí que su conservación sea de vital importancia para el país.

En ese sentido, el proyecto ha contribuido a fortalecer la legislación, el planeamiento ambiental para el cuidado de la biodiversidad del ecosistema y las capacidades locales para el manejo integrado.

“Actualmente trabajamos en la tercera etapa que consiste en proteger los valores de la flora y fauna en sectores productivos como la pesca, el turismo y el agropecuario y forestal”, revela Leda.

La protección de los recursos naturales es un deber de todos, manifiesta. “Una buena gestión de la diversidad biológica no es solo privativo de las instituciones sino de las personas que habitan en las comunidades rurales cercanas a áreas de alta significación. Hay que enseñar a la gente a convivir con el medio que les rodea y permitirles utilizar los elementos a su alcance, como los árboles. De esa forma se verían precisados a cuidarlos y plantar otros en su lugar para alcanzar una adecuada gestión y sostenibilidad”.


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Yanel Blanco Miranda

Se han publicado 1 comentarios


Ismael Glez
 2/4/14 11:29

Esta es una de las mejores cientificas cubanas contemporaneas, es una lastima q su obra no sea mas conocida y divulgada para el conocimiento, disfrute y utilizacion de la sabiduria alcanzada por esta prestigiosa especialista, por las nuevas generaciones de jovenes cubanos. Ojala algun dia se haga justicia y se le haga un documental o se le publique una biografia pues su vida como cientifica debe de ser verdaderamente interesante y apasionante conocerla.

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