Olivia nació en Granma y sus padres la trajeron, apenas con dos años, para la Habana. Ha vivido en Centro Habana, La Lisa y hoy vive en Playa con su esposo, dos hijos y un nieto pequeño. Ha trabajado durante treinta y cuatro, de sus sesenta años de vida, en el Hospital Frank País.
“Me gradué en 1973, de Química Analista. Y desde 1980 estoy en el Frank País. Primero trabajé en un centro de investigaciones y, al cabo de los quince años, me hice Técnico de Laboratorio Clínico. Claro, mi perfil era afín con el trabajo del laboratorio, debe ser así para trabajar en salud.”
Olivia se levanta todos los días a las cinco de la mañana y toma la larguísima ruta del P5 para una jornada de hospital que comienza a las siete. Sus pacientes, entre ellos muchísimos niños, le esperan en ayunas. “Mi jornada empieza muy temprano. Este es un trabajo que requiere mucha paciencia. La gente reacciona bien conmigo, les gusta que yo les atienda, muchos me buscan a mí, dicen que tengo buena mano y buen trato.”
Imagino que, a lo largo de treinta años, anécdotas habrá muchas. ¿Alguna en especial? “Sí, hay muchas. Por ejemplo, recuerdo a Rodolfito, un niño que padecía de una tuberculosis ósea. Era yo quien siempre le sacaba la sangre y tenía mucha afinidad conmigo. Pasaron los años y un buen día llega al laboratorio. Yo no lo reconocí, porque ya era un hombre. Me dijo, ¿tú no te acuerdas de mí con tanta sangre que tú me sacaste? ¡Imagínate qué sorpresa!”
“Esto me pasa mucho, sobre todo con los niños. Cada vez que llego a la sala, algún niño que atendí uno o dos años atrás me pregunta: seño, ¿tú te acuerdas de mí? Si yo volviera a nacer, sí, volvería a trabajar en el área de salud. Aunque sería médico, que era lo que yo quería ser en verdad. Pero bueno, estudié Laboratorio Clínico y ya ves, me gusta mucho lo que hago.”
¿Qué le aconsejarías a la gente que comienza a hacer este tipo de trabajo? “Que pongan interés en lo que hacen y sobre todo que tomen mucha responsabilidad. Es un trabajo muy bonito, pero sacrificado, de mucha paciencia. No deben olvidar nunca que trabajan con seres humanos, personas que están enfermas y hace falta mucha calidad humana para tratar con ellos.”
El hospital Frak País, además de cubanos, también atiende pacientes extranjeros. ¿Cómo perciben estos últimos la atención médica que reciben? “Les gusta la manera en que los tratan, y lo expresan de manera espontánea, siempre dicen que los cubanos tenemos mucha paciencia, que es algo que falta en otros países. La medicina en otros países es un negocio, aquí en Cuba es una cosa de conciencia, más humana.”
Si yo te pidiera, tomando en cuenta el sacrificio que tu trabajo implica, una palabra para expresar lo que sientes con respecto a él, ¿qué palabra sería? “Satisfacción. Es la palabra, sí, me siento satisfecha por todo lo que he hecho y lo que hago todavía hoy. Mira, yo trabajaré ayudando a los demás mientras que mis manos me respondan.”
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